Por Carlos Santos.-
Una hipótesis
Existe un propósito en el universo. Nada, ni nadie escapa a ese plan.
La materia y la energía son manifestaciones del plan en sus diversas formas.
La materia inanimada sirve como entorno para que algunos de esos elementos materiales se vayan complejizando para dar lugar a agrupaciones moleculares que permiten el fenómeno de la vida.
Ese propósito inmanente se va expresando en el aumento de esa complejidad.
Así la materia inanimada se convierte en distintas formas de vida, cuyos seres individuales y en su conjunto forman el sustrato orgánico que posibilita nuevos escalones de desarrollo.
Las formas vegetales y animales permiten su reproducción llevando ese propósito y mostrándolo en su perpetuidad de especie. Aún las especies extinguidas sirven también para alimentar el sustrato o ámbito donde se erigen formas de vida más desarrolladas.
Nace el ser humano y con él, en sus diversas ramas, se va dando paulatinamente un alejamiento de la determinación de lo natural sin abandonarla en absoluto.
El propósito sigue latiendo y con más intensidad se comienza a expresar en ese alejamiento o extrañamiento de lo natural.
El mundo espiritual se abre como posibilidad para liberar a la mente de la esclavitud de la materia, del yo y los sentidos y evolucionar en formas inmateriales.
Formas más evolucionadas ya alejadas por completo de su sillar físico no pueden explicarse en los términos que venimos haciéndolo hasta acá y tampoco permiten una demostración evidente, por lo tanto, sería un contrasentido intentar describirlas.
Existe la posibilidad evolutiva del ser humano, de un modo no azaroso. Existen ciertas experiencias que habilitan para comenzar a transitar ese camino. Es posible la creación del espíritu humano y en esa construcción no es indiferente el tipo de vida que se lleva adelante.
En síntesis, si bien el propósito es inherente al ser humano no implica espontáneamente su continuidad más allá de la muerte fáctica.
Tampoco podemos suponer que ese propósito, ese impulso vital que mencionamos al comienzo, puede ser patrimonio sólo de “esta humanidad”. Del mismo modo la materia pudo haber evolucionado en otras galaxias conformando otras formas de vida. El principio antrópico, explica que todas las variables físicas permiten la posibilidad de supervivencia de un tipo de ser humano y no de otro, esto no aparece como una contradicción al desarrollo de culturas exógenas a la tierra, ya que otras variables físicas permitirían que otras formas biológicas se adapten y desarrollen en esos diversos hábitats.
En las últimas décadas se ha abierto nuestra mirada al cosmos como nunca antes se había logrado y existe algo que ha causado gran revuelo en el modelo que se tenía del universo. La materia oscura y la energía oscura son dos elementos conceptuales que se han podido medir en sus efectos pero sobre los cuales no se puede hacer una observación directa.
Esta materia y energía serían “las responsables” del 95 % de lo existente y nosotros y todo lo observable participaríamos solamente del 5% restante.
Ante este panorama tanto desde lo espiritual como desde la observación de lo natural cobra más fuerza que nunca aquella famosa idea de “solo sé que no se nada” atribuida a Sócrates.
Todas las tribulaciones del género humano parecen estar asociadas a la idea que se tiene de la muerte y sobre eso no hay nada seguro… al menos en el ideario social contemporáneo más allá de la obviedad de la disolución corporal.
Ante esta vastedad ignota, y luego del desgaste de la época racionalista quizás estemos en condiciones de afirmar que empieza el avance del conocimiento humilde y profundo concerniente a las grandes incógnitas del ser humano.
¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el sentido de todo lo existente y cuál es mi propósito individual ante la majestuosidad de ese propósito universal que nos guía?
Implicancias de la hipótesis
De acuerdo a la hipótesis descripta se desprende lo siguiente.
- No somos una especie única o dicho de otro modo, existe la posibilidad de civilizaciones extraterrestres.
- No es necesario hablar de Dios para explicar estas ideas, tampoco es necesario negarlo.
- La vida es inmortal.
- La vida individual puede requerir de determinadas condiciones para ser inmortal.
- Esas condiciones permiten una cosmovisión que puede brindar pautas para la vida individual y social.
- El hecho de no tener en cuenta al umbral de la muerte como posibilidad de trascendencia y la vinculación que eso tiene con lo vivido nos impide tener una visión más amplia que impacte positivamente en cada uno de nuestros actos y proyectos.
- El sentido de mi existencia no está desvinculado del propósito universal, del impulso primigenio que nos guía, pero es atendiendo al develamiento de mi propósito, del sentido de mi vida cuando puedo conectarme o acercarme a ese destino mayor.
Otros Mundos
Podría haber muchos, infinitos mundos.
Distintas civilizaciones con diversas constituciones fisiológicas instaladas hacen miles de años en lejanas galaxias.
Las explicaciones de la ciencia en sus últimos avances nos muestran un universo más dinámico de aquel donde la manzana caía sobre la cabeza de Newton. El espacio y el tiempo se pueden mostrar como un conjunto espacio-tiempo y esto tiene implicancias muy importantes.
Podría haber unas estructuras espacio-temporales coexistentes sin poder interactuar entre ellas, al menos por el momento…
Todo esto hablando del mundo físico pero el mundo espiritual abre nuevas e infinitas variaciones, ¿será que están ocurriendo muchas cosas en ese inconmensurable “lugar” de la materia y energía oscura?
Volviendo a casa
¿Para que puede servirnos todo este andamiaje de posibilidades en nuestra vida cotidiana?
¿Acaso no tiene ya muchas complicaciones este mundo para agobiarnos con cosas que no podemos comprobar?
En realidad, estos paisajes no existen para comprobar su certeza o “realidad”, sino para inspirarnos y darle más vuelo a nuestra vida.
¿O acaso es más interesante imaginarte varios metros bajo tierra?
Alguien sensato podría decir: pero eso está comprobado y lo otro no….!!! Pero acá hay un pequeño detalle… : está comprobado que nuestro cuerpo natural ha quedado en la tierra, quizás nuestro espíritu haya podido ser lo suficientemente liviano para emprender vuelo…
La creación del espíritu
Todas las religiones han dado su particular paisaje más allá del umbral de la muerte.
Y han poblado el imaginario de todo tipo de paisajes de ensueño y también aterradores.
Además han creado un ejército de guardianes o centinelas que habilitan el paso a esas regiones, de estos guardianes hay muchos en la tierra y muchos en los cielos, los de acá cobran peaje.
Con el éxito del racionalismo vino la muerte de Dios y desacralización de la sociedad y la vida.
Y ahora que también el racionalismo empieza a ser destronado comienza a surgir con fuerza el clamor que busca nuevas respuestas en la profundidad del ser humano.
La creación del espíritu es posible con una actitud especial frente a la vida donde las búsquedas se van profundizando en el interior de cada uno, sin reglas, sin prejuicios epocales, sin líderes o al menos conociendo los límites en los que estamos inmersos para poder asomar la cabeza a otros mundos como el famoso dibujo de Giordano Bruno.
Testimonios
Silo ha dado testimonio de su fe en la trascendencia y ha dicho también: “que no es valiente dejar de proclamar la propia certeza pero es indigno de la verdadera solidaridad tratar de imponerla”
Yo he podido encontrar un camino de sensibilidad, ideas y experiencias gracias a la enseñanza de Silo y todos estos pensamientos en voz alta que comparto con ustedes son guiados por esa enseñanza y forman parte de esa búsqueda de experiencias trascendentes.