Por: Zenaida Espinosa Cabrera

La campaña electoral hacia las presidenciales en mayo de 2022 han tomado la delantera, pese a que las legislativas se efectuarán dos meses antes

Ante los desaciertos del gobierno de Iván Duque y la falta de lectura de una crítica crisis humanitaria y de Derechos Humanos en el país, se han hecho públicas y virales noticias que para muchos eran desconocidas: los casos de corrupción, senadores en estrados judiciales e imputados, la falta de credibilidad en la Fiscalía, el último informe de la JEP sobre las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas “falsos positivos”, la efímera detención domiciliaria del ex presidente Álvaro Uribe y la falta de implementación integral de los acuerdos de paz y una posición cada vez más decidida por el Gobierno de debilitarlos, a pesar de que muestra supuestos resultados positivos ante entidades y gobiernos en el exterior.

En este sentido, algunos sectores políticos contrarios al Gobierno, le apuestan a obtener una victoria en el 2022 y, desde ya, se cocinan todo tipo de alianzas entre diferentes partidos, líderes y movimientos que buscan un cambio de rumbo, tras la creciente crisis social y humanitaria reflejada en la tasa de desempleo, el colapso del sistema de salud profundizado por la pandemia, la educación virtual que, mostró las grandes desigualdades en temas de conectividad; la creciente ola de asesinatos de líderes sociales e indígenas, ex combatientes de las FARC, el desplazamiento forzado de varias comunidades desde regiones donde el Estado no ha llegado de manera efectiva después de la firma de los Acuerdos de Paz. Por último y, tal vez una de las más preocupantes, el rompimiento del equilibrio de poderes, por su intervención en decisiones de la Justicia y, por si fura poco, el nombramiento de fichas del gobierno en la Fiscalía, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo. 

Por un lado, el Centro Democrático que representa la derecha más radical y que actualmente ostenta el poder, busca no perderlo y hacen apuestas con nombres como las senadoras Paloma Valencia, Paola Holguín y María del Rosario Guerra; el ex viceministro del interior Rafael Nieto e, incluso, ya pusieron a sonar el nombre del Tomás Uribe, hijo mayor del ex presidente Álvaro Uribe. También la actual vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien pese a pertenecer al Partido Conservador, en los últimos años siempre ha hecho alianzas con la derecha en el poder y de quien se dice en los últimos días ya tendría su renuncia lista para arrancar su camino hacia las presidenciales. Otro bloque que ha buscado acercamientos con el ex presidente Uribe lo conforman el ex alcalde de Medellín Federico Gutiérrez, el ex alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa y la ex Gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro.

En contrapeso, quienes quieren derrotar al actual Gobierno se ha divido en los siguientes bloques:

La Coalición de la Esperanza

Buscan un candidato único que represente las voces de la Centro Izquierda y donde convergen actualmente precandidatos como el ex negociador de Paz Humberto de la Calle (Partido Liberal), Juan Manuel Galán (antes Partido Liberal), Sergio Fajardo (Movimiento Compromiso Ciudadano) y quien obtuvo el tercer lugar como candidato en las pasadas elecciones presidenciales 2018. Igualmente está Jorge Enrique Robledo (Movimiento Dignidad), el ex Ministro Juan Fernando Cristo (Movimiento en Marcha), la Representante a la Cámara Ángela María Robledo (ex precandidata vicepresidencia de Gustavo Petro), además de los precandidatos por el Partido Alianza Verde: Antonio Sanguino, Iván Marulanda, Sandra Ramírez, Camilo Romero, Jorge Eduardo Londoño y Carlos Amaya, este último quien recientemente se sumó a la baraja de candidatos por los verdes quienes desde sus directivas está liderando esta coalición. 

El ingreso del ex gobernador del departamento de Boyacá, Carlos Amaya, hizo cambiar las reglas del juego que previamente se habían anunciado, pues el Partido Alianza Verde había manifestado que el primero de junio tendría definido a su candidatura, para competir con el resto de aspirantes por el cupo a la primera vuelta, decisión que reversaron, con la excusa de permitir la participación de Amaya, quien se encuentra estudiando en el exterior. De esta forma, el Partido Verde iría a una consulta interpartidista con 6 candidatos, situación que sembró dudas en varios de los sectores políticos que conforman la coalición, al notar la indecisión de diversos sectores del verde. Por su parte, candidatos como el ex gobernador de Nariño Camilo Romero y bases del Partido, mostraron su molestia, pues han venido trabajando para impulsar su candidatura a la que han buscado sumar fuerzas, ante la imperante necesidad de consolidar una verdadera unión ganadora. Esta coalición busca presentar su propuesta el próximo 7 de abril.

El Pacto Histórico

Convergen precandidatos como Gustavo Petro, del Movimiento Colombia Humana y quien obtuvo la segunda votación en la pasada contienda presidencial; Alexander López del Partido Polo Democrático Alternativo y otras fuerzas políticas como La Unión Patriótica, el Partido Comunista Colombiano, Movimiento Amplio y Social Indígena (MAIS), Partido del Trabajo de Colombia (PTC), Unidad Democrática (UD) y Todos Somos Colombia. También se han sumado activistas sociales y ambientales como la líderesa afrocolombiana Francia Márquez.  Este bloque, liderado por el senador Petro, manifiesta que un pacto social en Colombia es posible porque esa es la idea básica de la construcción de sociedad, donde el eje central sería la paz, la justicia social y ambiental, que implican una serie de reformas políticas y económicas.

Los no alineados

Otras precandidaturas que aún no se suman a ninguna de las dos coaliciones y que tienen un grado de reconocimiento nacional, también han hecho visibles sus aspiraciones, como es el caso del empresario y ex alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, a quien no le llama la atención ninguna de las dos coaliciones, debido a que no se debate un programa conjunto, sino que lo único importante es elegir un candidato.

Ver: Rodolfo Hernández irá solo a las presidenciales del 2022

#UnidadSinVetos

Una apuesta desde las bases ciudadanas de diferentes partidos y movimientos políticos, liderado principalmente por los jóvenes y los defensores de los Acuerdos de Paz, se ha manifestado a través de redes sociales y de comunicados a sus partidos políticos pidiendo la unidad que permita derrotar al partido de Gobierno en la primera vuelta, dado que el abstencionismo históricamente en el país se ha mantenido por encima del 50% y hace pensar que divididos sería imposible una victoria y que de este modo ocurrirá lo mismo que el 2018.

Este movimiento ciudadano se ha venido organizando y lo que busca es que no se impongan cálculos políticos, sino la recuperación de la democracia, el aparato productivo, el empleo nacional,  el respeto por la vida, la paz y la lucha frontal contra la pobreza, la marginalidad, la desigualdad y la corrupción. Es así como se han venido organizando y el pasado 3 de marzo se reunieron para crear distintas relatorías, conformadas por participantes de diferentes partidos y movimientos, con los que buscan dar a conocer a los precandidatos presidenciales, las necesidades del país y las propuestas donde deben centrarse y converger en unidad para lograr sacar el país adelante.

Este trabajo, a través de temas que serán analizados y puestos a consideración de los precandidatos para su discusión y forjar la unidad, se hará por mesas temáticas y en la que participan integrantes de diferentes partidos, movimientos y colectividades políticas, como el Partido Alianza Verde, el Liberal, la U, el Polo Democrático, Cambio Radical, Colombia Humana, el Partido Comunes, Colectivos  “los de a pie” y “Nuestra causa”. Los temas centrales de discusión de la agenda son: la Implementación de los Acuerdos de Paz, el tema Ambiental,  el territorio, el trabajo digno, las mujeres, las juventudes y las comunidades.

En el tema de la paz se trabajará principalmente por la defensa de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la implementación de los Acuerdos, que se plantee la posibilidad de ampliar los diálogos con otros grupos armados, reivindicación del derecho a la vida y la participación democrática de los líderes y lideresas sociales y que la paz se desarrolle con un enfoque territorial, toda vez que las nuevas violencias son diferentes a la dinámica que se viven en las ciudades. Concluyen principalmente los jóvenes en la búsqueda de LA PAZ GRANDE y lo proponen a través de un pacto histórico por la paz y la esperanza.

La Unidad Sin Vetos viene tomando fuerza y hace recordar la época de 1990 en que se dio el movimiento por “la séptima papeleta”, una propuesta surgida en un Movimiento Estudiantil ante las elecciones a las diferentes corporaciones en las que estaba previsto escoger Senadores, Representantes a la Cámara, diputados de Asambleas locales, Concejales Municipales, Alcaldes y al candidato presidencial, seis papeletas para seis elecciones, pero a raíz de la movida estudiantil que pedía cambios, se adicionó una papeleta que se repartió en las calles o impresa en periódicos para que la gente la recortara y la introdujera en las cajas de votación el día de las elecciones. En esa papeleta se anunciaba: “Plebiscito por Colombia, voto por una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y determine cambios políticos, sociales y económicos en beneficio del pueblo”.  Esto, vinculado a un gran movimiento social que venía pidiendo cambios necesarios para el país, provocó la reforma a la Constitución Política en Colombia y que reemplazaría a la vigente desde 1886.