El Sahara occidental es un territorio desértico poblado por tribus nómadas que no han sido organizadas jamás como un Estado nación. Un territorio de 266.00 Km² al noroeste del África, vecino de Marruecos al norte, de Argelia al este y de Mauritania al este y al sur, y al sudoeste abriéndose hacia el mar Atlántico. Este territorio estaba bajo la administración española hasta 1975, después fue invadido y anexado por Marruecos y Mauritania.

Por Rabah Arkam

La retirada de las tropas españolas del territorio del Sahara data de hace 46 años. Desde entonces, las Naciones Unidas buscan una solución al conflicto del Sahara occidental. El territorio esta reivindicado a la vez por la monarquía marroquí que se valió de un derecho histórico de control de sus provincias meridionales y por la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), fundada por el Polisario en febrero de 1976, sobre la base del derecho internacional y del principio del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Así, una de las bases de la política de la Organización para la Unidad Africana, intervino en 1979 con el objetivo de buscar una solución pacífica al conflicto.

Según las Naciones Unidas, el territorio del Sahara no es autónomo y todavía no posee un estatuto jurídico, se encuentra pendiente desde el alto al fuego de 1991. Los adversarios están bloqueados en sus posiciones, separados por un “muro de protección”, controlado en un 80 % por Marruecos en la costa del Atlántico, quedando así el resto en manos del Polisario, con una zona tampón vigilada por la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO). Se trata de una misión de conservación de la paz que debe celebrar un referéndum de autodeterminación desde 1992, está misión no se ha cumplido nunca.

El bloqueo de esta situación y la conservación del statu quo han tenido sin embargo consecuencias negativas a nivel regional e internacional. En términos de estabilidad, la situación saharaui incomoda las relaciones entre Argelia, principal apoyo del Polisario y Marruecos que reivindica el territorio ocupado desde 1975, lo que conduce a una costosa carrera de armamentos.

Desde el mes de agosto de 1994, la frontera terrestre entre los dos países está cerrada, acarreando graves consecuencias para la economía de las regiones fronterizas, como la ciudad marroquí de Oujda que dependía del comercio y del turismo con Argelia.

Hasta ahora no se ha llegado a ningún acuerdo entre las dos partes. La propuesta marroquí que ofrece un estatus de «autonomía» a los saharianos es apoyada por Francia. El reconocimiento, por parte de la administración Trump, de la soberanía de Marruecos sobre todo el territorio del Sahara occidental, relacionada con la normalización diplomática con Israel, ha sorprendido no solamente al Polisario, sino también al régimen Argelino, quien han hecho del nacionalismo un argumento político interno.

Después de treinta años de paz entre Marruecos y el Polisario, las fuerzas armadas marroquíes intervienen desde el 13 de noviembre 2020 en una zona desmilitarizada del Sahara occidental para despejar el pasaje de Guerguerat, eje de carreteras esencial para los intercambios económicos entre Marruecos y muchos Estados Subsaharianos. Su cierre por los militantes saharauis disminuyó el tráfico, en particular, el de las frutas y verduras que tenía como objetivo de poner el tema del Sahara Occidental entre las prioridades de la “Comunidad internacional”.

Los puntos de vista de las dos partes parecen ser inconciliables. Por un lado, Marruecos justifica su intervención en la zona fronteriza de Guerguerat para “asegurar el tráfico vial” y asegurar el comercio hacia África del oeste, pues la ruta fue bloqueada por un grupo de militantes separatistas saharauis. Por otra parte, el Polisario justifica la legalidad de este eje, que es calificado como “brecha ilegal”, y se declara en “estado de guerra defensivo”.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos aseguran que Marruecos sigue violando los derechos humanos y políticos de los saharauis desde 1975. Human Rights Watch y Amnesty International han afirmado que se ha producido un incremento notable de la represión en los territorios saharauis ocupados.

Actualmente, el Polisario exige la organización de un referéndum sobre la autodeterminación, que debe ser organizado por Naciones Unidas. Mientras que la monarquía marroquí ha transformado la situación del Sahara en un elemento de unidad nacional, una manera de controlar las fuerzas armadas y los partidos políticos. Otra solución distinta sería el fermento de la desestabilización de la monarquía, que prefiere hablar de una gran autonomía bajo su soberanía. Hasta ahora, se trata de un conflicto no resuelto, que perdura.

 

Traducido del francés por  Mayra Any Aramayo C.