La población rifeña, del norte de Marruecos, está movilizada desde finales de 2016 tras la muerte de Mohssine Fikri. Un centenar de rifeños y simpatizantes se manifestaron en el 7 de marzo en Madrid para mantener vivas sus reivindicaciones. Hacerlo en Marruecos es cada vez más peligroso. Pese a todo el pasado seis de marzo en Alhucemas ─al norte de Marruecos─ la gente se echó a las calles pacíficamente haciendo sonar sus cacerolas, ollas y sartenes para llenar las calles con su protesta. Esta vez los manifestantes buscaban hacer el máximo ruido posible “contra la militarización, la corrupción y la humillación de un pueblo”, las consignas que se gritaban. Una nueva forma de protestar seguida de una marcha de miles de personas. Para acabar con el discurso de Nasser Zafzafi, líder del Movimiento Popular rifeño que prometía “no dar marcha atrás”..
El 28 de octubre de 2016 en Alhucemas es considerado el arranque de las protestas del Rif. La causa original fue la muerte de Mohcine Fikri, un vendedor de pescado que pereció triturado por un camión de basuras. El hombre, de 31 años, murió al intentar recuperar la mercancía que las autoridades le habían incautado. El incidente conmocionó a la población de Alhucemas primero y luego a todo el Rif poco después. Lo que comenzó siendo un clamor popular que exigía una investigación a fondo sobre las lamentables circunstancias de la muerte de Fikri acabó convirtiéndose en un movimiento social contra la corrupción, el paro, la pobreza y la marginación social y económica que asolan la región.
El Movimiento Popular del Rif cobró fuerza y permanencia principalmente protagonizada por mujeres. Su lucha también recibió el nombre de Al Hinombrerak al Chaabi en tamazigh, el idioma local. Esta protesta ha conseguido que la región de Rif, tradicionalmente conservadora, vea por primera vez a mujeres de todas las edades, clases y condiciones participando en las protestas. No solo en el Rif, donde la población vive ahora resignada bajo la atenta mirada de los militares, sino también en los principales núcleos europeos de inmigración rifeña, como en Madrid durante la manifestación en Sol.
El movimiento sigue vivo, porque también lo hacen las causas que lo originan
El Hirak fue rápidamente descabezado con detenciones masivas y el procesamiento de sus líderes. El poder central utiliza el alejamiento de presos como una forma más de ahogar al movimiento. A las familias de los presos no les queda otra que seguir luchando. La responsabilidad suele recae en las madres, hermanas y esposas de los presos, en una zona en la que la mujer es relegada tradicionalmente a la esfera privada y al hogar.
Lo que ha llevado a la cárcel a activistas del Movimiento Popular Rifeño no es otra cosa que pedir justicia social, un hospital, mejores infraestructuras, una universidad o proyectos que generen empleo en la zona. La respuesta del Estado ha sido machacar, atemorizar y castigar a las familias de quienes se destacasen como líderes o simples detenidos.
Van a hacer cinco años de la muerte de Fikri, el vendor de pescado. La feroz represión desde entonces ha ido congelando las protestas salvo en Alhucemas, donde el pasado 6 de marzo volvieron a tomar la calle pese a las cargas policiales o los “baltajiya”, matones que aparecen en las protestas con retratos de Mohammed VI, banderas de Marruecos, y armados con machetes, para enfrentarse a los manifestantes y reventar las protestas.
No es la primera vez que la protesta social en el Rif tiene una presencia femenina significativa. Ya durante la guerra del Rif contra el Protectorado español (1921-1926) las mujeres desempeñaron un papel importante. También en la revuelta de 1958, las marchas estudiantiles de 1984, las protestas tras el terremoto de 2004 y las manifestaciones del 20 de febrero de 2011 por la primavera árabe.
En todas estas ocasiones las mujeres rifeñas rompieron con algunas de las tradiciones patriarcales
Para algunos estudiosos, la importante implicación de la mujer en la lucha del hirak tiene una explicación en la toma de conciencia de la mujer joven debida el aumento de mujeres con acceso a estudios universitarios u otras formaciones profesionales. Aunque es de destacar que el porcentaje de mujeres analfabetas en el Rif es del 87% de mujeres adultas analfabetas (en 2009) mientras que ese mismo año, el Banco Mundial cifraba en un 56% de analfabetismo entre las mujeres marroquíes en general.
Un factor más relevante que pueda explicar la relevancia de la mujer en el movimiento Hirak es la reivindicación de la identidad amazigh en las protestas del Movimiento Popular rifeño. “La cultura amazigh está marcada históricamente por un importante papel de las mujeres”, dice la diputada catalana El Gharbi. “La sociedad amazigh, en sus orígenes, era una sociedad matrilineal: la mujer tenía más peso que el hombre”, dice por su parte el presidente de la Asamblea Mundial Amazigh. La historia muestra que las mujeres amazigh eran dinámicas en todos los ámbitos, incluso con poder político, guerreras. Su situación empeoró, según Ibnou-Cheikh, con la entrada del islam en Marruecos a finales del siglo VII.
Más recientemente la cultura amazigh y expresamente la mujer se enfrentó discretamente al contexto de la centralización y de la arabización iniciado por Hassan II y su visión de la construcción del Estado.
Una de las herramientas más importantes que ha servido para que las rifeñas reclamen su voz han sido las redes sociales y la diáspora por Europa, de modo que el movimiento está fuera y dentro de las fronteras del Rif.
Aunque vigilado, internet ha tenido un papel fundamental para mantener vivo el movimiento debido a la fuerte vigilancia policial en Alhucemas.
Fuentes:
https://www.revista5w.com/temas/movimientos-sociales/las-voces-femeninas-del-hirak-7763
http://cplatam.net/una-mirada-a-la-situacion-y-realidad-de-la-mujer-amazigh/