En julio del 2020 publiqué un artículo sobre la fotógrafa Gloria Rodríguez. En aquella ocasión la intención era comentar brevemente lo que había descubierto sobre su trabajo en nuestra reciente relación de amistad y dar a conocer a nuestros lectores sus retratos de personalidades ligados al mundo del cine, la música o la literatura.
Pues de acuerdo con lo dicho entonces, hoy les presentaré otra de sus facetas, la de la mujer interesada en las cuestiones sociales y con quien viajaremos en el tiempo y el espacio.
Tanzania, África, 25 de abril del 2008 – el primer Día Mundial contra la Malaria. Este día, como en tantas otras veces, la fotógrafa se encontraba en tierras lejanas para hacer dos cosas con su cámara: mostrar las condiciones de dolor y sufrimiento a las que están sometidas millones de personas del mundo y que además, por cierto, son naturalizadas por los grandes medios informativos que ya ni hablan de ellas; y, por otro lado, capturar la fuerza y la belleza de sus gentes y paisajes, quizás en un esfuerzo flagrante de humanizar nuestras miradas sobre aquello que pareciéramos desear olvidar.
La revista Yo Dona que publicó el reportaje donde aparecen algunas de las fotos de Gloria que veremos aquí, cuenta a través de su colega, la periodista Carmen Gallardo, que en el continente negro se mueren 100 mil personas cada año a causa de la malaria, siendo la mayoría mujeres embarazadas y niños menores de cinco años.
Seguro que al igual de lo que ocurre hoy con la Covid, las condiciones de vida en casi una decena de campos de refugiados que existían en Tanzania entonces solo empeoraban la diseminación de la malaria.
Muchas de las fotos de Gloria Rodríguez están hechas en los Hospitales de los campos de refugiados de Lugufu y Mtabila. En el primero se quedaban los de la etnia Hutu, procedentes del Gongo, y en el segundo estaban asentados los de la etnia tutsi, procedentes de Burundi. Estos dos grupos enemigos fueron los responsables por la guerra más cruenta de Ruanda.
Así que, entre la malaria y grupos de refugiados enemigos, estos reportajes generarían tensión a cualquier persona que se dedicara a ellos, pero seguramente todavía más a las mujeres, tanto las que viajan para hacer esta labor profesional como las cooperantes y, obviamente, mucha más tensión a las mujeres que viven allí. Sin embargo, son ellas las más tenaces combatientes en la única lucha que realmente importa en África, la de mantenerse vivos y unidos.
Es en honor a todas estas mujeres que diariamente realizan estas tareas profesionales y de cuidados con otros que pedimos a Gloria Rodríguez que rescatase algunas fotos de este viaje.
Para la portada de este artículo elegimos la foto de las tres enfermeras tutsis del campo de refugiados de Mtabila pero también nos emocionamos con la foto de la niña enferma entre su madre y su abuela, la foto de la joven hutu y refugiada congoleña que estudia para ser enfermera, la de las médicas de la Cruz Roja española en un dulce momento de descanso, las de la madres que amamantan y protegen a sus hijos o las fotos de los niños que corren en despedida detrás del coche de la fotógrafa cuando esta se desplazaba entre aldeas o volvía para revelarnos todo lo que ha visto…
Por supuesto que se pueden ver otras bellísimas fotos en el perfil de Instagram de Gloria Rodríguez, pero en esta edición del Cuaderno de Cultura dedicada al Día Internacional de la Mujer queríamos compartir un poquito del milagro diario que algunas de estas mujeres realizan en condiciones tales de pobreza y violencia que no se las podemos olvidar.