Por Claudia Mónica García
Era el momento de develar identidades. Había búsquedas que así lo imponían. Ella había partido, ya no le harían preguntas ni necesitaba recordar pasiones ni entornos. Su padre había echado a su amor, aun sin saber el gran secreto que en ella anidaba.
Joven, callada, sumisa … Vio crecer lentamente su panza, la cual comenzó, cual momia, a enroscar con trapos … Esos que conseguía en el taller de costura.
Su contexto y medio no le había explicado nada, pero su intuitiva gestión de supervivencia ante lo hostil del ambiente, hizo que guardara un secreto, que tenía fecha de develamiento.
Le dolía, le dolía la panza.
Ella sudada y enrojecida de pudor-temor, escucha al Doctor que la asiste, quien al salir, dice: “señora, su hija no tiene Apéndice, ha nacido una niña, ¿trajo ropa?”
El presente relato es parte de una historia clínica, de un hecho acontecido hace casi un siglo. Mi paciente, quien relata la historia de su linaje, es la hija de la “niña-apéndice”.
Lo que no sabe aún que relata, es el atravesamiento epocal de la configuración de la sexualidad, en un contexto carente de vínculos pasibles de reconocer el cuerpo del otro, sus señales y de un fomento de las buenas apariencias ante la mirada del otro.
Lo que subyace en esta historia de primeros abandonos, es la huella en el linaje femenino y un miramiento hacia lo masculino, como lo desacreditado. Ella aun no la sabe, pero el impacto de esta huella la ha dejado desposeída de todo sostén y arraigo.
¿Cómo podemos abrazar a esa madre y a su niña? ¿Cómo podemos prevenir contextos y ambientes que no ayudan a la salud psíquica? ¿Cuál fue el derrotero de ese padre ausente?
Insistimos en pensar al cuerpo como categoría política y celebramos que hoy estos temas están en debate. Recordamos que tenemos el derecho a empoderarnos de saberes para evitar o al menos mitigar, dolores y penas que impactan en forma sostenida en las generaciones por-venir.
¡No somos Apéndices, no lo permitamos en ningún contexto y celebremos la Educación Sexual teñida de cuidados y amor en el encuentro respetuoso con el otro! Que así sea.