Reproducción de la charla que dio Lieven de Cauter [9] en la apertura del acto “una conferencia nocturna sobre el activismo”.
Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como olas u oleadas.
Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como olas u oleadas. Quienes afirman que la nueva generación ya no está en la calle tienen poca memoria. Olvidan una de las constelaciones más importantes para una reflexión sobre el activismo hoy: el año 2011, fue el año del manifestante según la revista Times. Piense en los indignados y Occupy Wall Street, … alimentados, curiosamente, por la Primavera Árabe, la Plaza Tahrir en Egipto. Recuerdo bien, “‘Everywhere Tahrir Square!”[1] , ese año fue mi eslogan. De hecho, esa fue una segunda ola de protestas anticapitalistas que comenzaron en Seattle en 1997 y culminaron en un amplio movimiento antiglobalización distinto a los pasados y famosos enfrentamientos en Génova y otros lugares, pero también en el Foro Social Mundial, con su apogeo en Porto Alegre, Brasil. (El FSM todavía existe hoy, pero ha perdido mucha importancia) [N.d.T.: Lieven no nombra los movimientos en España que acabaron en la marcha sobre Madrid, y en general “el 15M” y la “Spanish Revolution”] … Lo que a su vez fue una consecuencia de las protestas del mayo del 68 … Entonces, de hecho, hay protestas. Aquí también, en los Países bajos. Las protestas contra TTTP y CETA, los acuerdos comerciales con Estados Unidos y Canadá respectivamente, también deben verse como sucesores de las diferentes protestas antiglobalización. Como demuestran Negri y Hardt, las diferentes protestas antiglobalización vienen en oleadas. Es parte de la imagen del mundo que nos dan los principales medios de comunicación que nos hace pensar que la protesta es mucho más algo del pasado.
Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como oleadas. Y esto da perspectiva, nos enseña que hay continuidad bajo las aparentes derrotas o fracasos. Por otro lado: también debemos aprender a ver nuestras victorias. Pero también hay malas noticias: también hay olas populistas de derecha (en la década de 1930 y así sucesivamente), y lo que ahora estamos experimentando es una marea primaveral de populismo de derechas: Trump, Le Pen, Wilders, Orban, Bolsonaro [N.d.T.:Agregado por T.] etc.
¿Qué hacer?. Surge la pregunta: ¿Cómo podemos resistir?
Trataré entonces de enumerar una serie de líneas, formas y métodos del activismo actual:
1.─ El redescubrimiento de los bienes comunes
El redescubrimiento de los bienes comunes es uno de los eventos más prometedores de nuestro tiempo. Es hora no tanto de resistencia como de transición, “prácticas del procomún” (RAE)”, (o prácticas comunitarias) con las cuales podemos abordar, tal vez no resolver, pero sí abordar los increíbles desafíos que enfrentamos: cambio climático, súper diversidad, migración. Debemos aprender a ver el mundo desde el punto de vista de los bienes comunes: tanto lo local como lo global, ambos privado, un jardín de la ciudad o una red eléctrica local o los paneles solares, y lo universal, como los océanos, el cielo pero también lenguaje, ‘naturaleza’ así como ‘los bienes comunes digitales’. El redescubrimiento de los bienes comunes es la utopía que necesitamos. Autoorganización y preocupación por el bien común contra la privatización de todo y contra la retirada (o desmantelamiento) del estado. Código abierto, Peer2Peer, “Repair” cafés, jardinería y huertos en la ciudad, etc. El regreso de los bienes comunes también va en oleadas, según el historiador Tine De Moor (hubo una ola a principios del siglo XVI, asociada con el nombre Morus o Moro (Les suena?), y también una ola en el siglo XIX: el mutualismo del movimiento obrero). Importante ver eso. El redescubrimiento de los bienes comunes es siempre una respuesta a una ola de restricciones, a principios del siglo XVI era la cerca de los pastos para las ovejas, ahora lo son la privatización de todo, del conocimiento, de las semillas, de los servicios públicos, de todo lo público y de todo bien común. La defensa del procomún, tanto de la biosfera como el bien común cultural y la creación de bienes comunes (código abierto, etc.) es uno de los temas más importantes de nuestro tiempo (lo hemos dicho y escrito muchas veces, pero tenemos que seguir repitiéndolo).
2.─ Las protestas y los movimientos civiles autoorganizados en todo el mundo son una novedad
Las protestas y los movimientos civiles de autoorganización en todo el mundo son una novedad. Forman parte de la globalización digital. No es necesario creer en el poder revolucionario de la multitud, la multitud de Negri y Hardt, para ver que Internet, o más ampliamente la sociedad en red, ha llevado a la aparición de nuevas formas de organización de movimientos sociales. Creo que la autoorganización en redes horizontales es una novedad en la historia del activismo, aunque pensar en oleadas también podría ser el mensaje. Los sindicatos, las sufragistas, por supuesto, también intentaron hacer redes, pero eran principalmente “círculos” (basados en la proximidad, la fábrica o el círculo de conocidos de mujeres), y en su mayoría jerárquicos.
Cuán grande es esa diferencia, requeriría un tratamiento por separado. Requeriría bastante teoría de los medios, historiografía o sociología de los movimientos sociales … ¿Es un salto cualitativo? Tal vez sí. Puede comunicarse en todo el mundo, hay activismo global por primera vez. La manifestación más grande de todos los tiempos, la manifestación contra la invasión ilegal de Irak, el 15 de febrero de 2003 (debería ser conmemorado como día festivo), reunió a 30 millones de personas en todo el mundo, que solo podían organizarse a través de Internet y las nuevas redes sociales (entonces principalmente correo electrónico, creo). La velocidad con la que, por ejemplo, las marchas de las mujeres contra Trump (y por los derechos de las mujeres) se organizan en todo el mundo, era completamente impensable antes de Internet y las redes sociales. En 3 meses, por iniciativa de una abuela de Hawai en Facebook, si es que puedo aún creer en los periódicos y si no me equivoco. Acciones virales. Las redes y la acción viral son el futuro.
3.─ Los nuevos movimientos ciudadanos son democracia en acción.
Los nuevos movimientos ciudadanos son democracia en acción. Los movimientos ciudadanos son una forma de amplia “democracia radical”, “a la Mouffe[2].” Rancière dice que la democracia es la forma de gobierno de aquellos que no deben gobernar (aquellos que no tienen derecho a gobernar). Por lo tanto, esta democracia también es siempre incompleta, la inclusión nunca es total… Después de las mujeres las minorías ahora también deben involucrarse en la democracia, y la democracia siempre debe ser defendida y aplicada nuevamente. Los movimientos sociales y los activistas juegan un papel importante en esto. Tomemos, por ejemplo, en Bélgica, el caso «Oosterweel» (Staten Generaal y Ademloos), dos grupos de acción derrotaron al gobierno y sus planes para el gigantesco puente Lange Wapper, en Amberes. Con un amplio consenso desafiaron, con éxito, al Consejo de Estado para que el conflicto acerca de la ruta Oosterweel ─un punto muerto (para el tráfico)─ condujese al diálogo y a una mejor solución, al cerrarse el anillo de comunicaciones por un punto más alejado de la ciudad. Hasta el momento de que se dicta esta charla, los activistas han participado activamente en el proceso de planificación…
4.- La importancia de las ciudades
Todo lo dicho anteriormente nos lleva a visualizar la importancia de las ciudades: el activismo urbano en todas sus formas es uno de los fenómenos más emocionantes de nuestro tiempo: desde las sentadas en protestas hasta urdir guerrillas, ocupación temporal y protestas de todo tipo, intervenciones festivas y lúdicas en lugares específicos… Las ciudades son nuevos puntos de anclaje para la identidad colectiva (social y política) y la ciudadanía y, por lo tanto, tienen un nuevo significado para los activistas. Los movimientos urbanos son locales, pero también hay redes de ciudades, el caso de alcaldes contra el cambio climático … Nos llevaría demasiado lejos para profundizar en esto, pero me gustaría referirme al trabajo de Eric Corbijn y Benjamin Barber, pero también se puede pensar en el trabajo de Henk Oosterling y su Rotterdam Vakmanstad, en el que la educación y la educación ecológica deben hacer que los niños y los jóvenes, además de ser profesionales, también sean ciudadanos del mundo.
5.─ La mayoría de los nuevos movimientos civiles son noviolentos
La mayoría de los nuevos movimientos civiles son noviolentos pero…: la desobediencia civil es el camino y vale la pena. La desobediencia civil es de hecho una forma de resistencia (y no solo de compromiso), que todavía es más válida hoy. Rinde frutos, porque crea un hecho que vale más que cien artículos de opinión. Doy el ejemplo de la llamada “Guerra de la Patata” como un caso emblemático. Barbara Van Dyck fue despedida de la Universidad de Lovaina (KU Leuven) a principios de junio de 2011 por defender la destrucción simbólica de un campo de prueba de OGM (organismos modificados genéticamente) con patatas genéticamente modificadas en Wetteren (el 28 de mayo de 2011). Junto con once de sus partidarios del Movimiento de Liberación del Campo, también Bárbara sufrió un juicio por nada menos que “bendevorming” (N.d.T.: “formación de pandillas” – o crimen organizado en el código penal). Si bien, ella ha sido reinstalada (por un nuevo rector) en la Universidad de Lovaina. Los 11 activistas fueron condenados por violencia y destrucción de propiedad, pero al menos no por crimen organizado. Resultados: por toda la eternidad y por un día, muchas cosas están en el mapa simultáneamente: el conflicto de intereses entre universidades y multinacionales y la privatización del conocimiento, la neoliberalización de la universidad (que resultó finalmente en el Manifiesto por la Slow-Science), y por último, pero no menos importante, la conciencia pública de los peligros de los OGM. La lección es clara para mí: ¡la noviolencia y desobediencia civil valen la pena!
6.─ El boicot como forma válida de acción política no violenta
El boicot es una forma válida de acción política no violenta, o más bien: un medio no violento de presión. Un ejemplo es el movimiento BDS (Boicot, Inversión y Sanciones) contra la política de ocupación, las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y los crímenes de guerra de Israel.
Me centro en BACBI[3]: el boicot académico y cultural belga a Israel. La primera campaña tuvo lugar en mayo de 2015 cuando el centro de arte de Gante, CAMPO, quería participar en el Festival de Israel en Jerusalén con una pieza de la creadora teatral Miet Warlop. Después de una carta abierta y las respuestas de varias personalidades, Warlop y el centro cultural CAMPO, finalmente decidieron retirarse del Festival de Israel.
La segunda campaña fue en mayo de 2016: en una carta abierta al rector de la Universidad de Gante, cincuenta profesores protestaban contra la cooperación de la UGent con Technion – Instituto de Tecnología de Israel y con Industrias Aeroespaciales de Israel (IAI). Technion: el Instituto de Tecnología de Israel es más que cualquier otra universidad entrelazada con el complejo militar-industrial de Israel. Está a la vanguardia de la innovadora tecnología militar de avanzada. Israel Aerospace Industries (IAI), propiedad del gobierno y una de las grandes compañías de armas de Israel, tiene una estrecha asociación con Technion. Produce armas a medida para el ejército. Esto incluye la producción de drones militares.
Una tercera campaña de BACBI se opone al proyecto de investigación ‘Law Train’, una cooperación del Servicio Federal de Justicia y el KU Leuven con la policía israelí y la universidad israelí Bar Ilan. El proyecto de investigación se refiere a técnicas de interrogación de personas arrestadas, tiene un valor total de más de 5 millones de euros y está financiado a través del fondo Horizonte 2020 de la Unión Europea. Además de Bélgica, España y Portugal también están involucrados. Este último país se ha retirado desde entonces. En septiembre de 2016, unos treinta académicos de la Universidad de Lovaina(KU Leuven) escribieron una carta abierta a su rector Rik Torfs. BACBI apoyó esta acción, pero no fue quien tomó la iniciativa esta vez (ya que no se basó en el argumento del boicot, sino en los derechos humanos). Después de dos años de acción, con un grupo de profesores y activistas locales de Lovaina (Leuven), el nuevo rector decidió no prolongar la colaboración. Es importante tener en cuenta que BDS es un movimiento global que actúa localmente pero que quiere tener un efecto en el Medio Oriente. Este es un buen ejemplo de una enseñanza importante para los activistas: Piensa global, actúa local.
7.─ La defensa de la libertad de expresión y el imperio de la ley es y sigue siendo una tarea urgente
La defensa de la libertad de expresión y el imperio de la ley es y sigue siendo una tarea urgente, particularmente frente al estado de excepción llamado la guerra contra el terrorismo. Desde el 11/09, el activismo ha sido sistemáticamente criminalizado. Artículos de opinión, polémicas en la prensa, juegan un papel muy importante en estos casos, a menudo demandas judiciales. Tanto durante la guerra de la patata, hubo docenas de artículos de opinión y polémicas (en las que participó el abajo firmante) y también, muy recientemente, la renuncia de Abou Jajah. Dyab Abou Jahjah, quien después de sus apuros con la editorial “De Bezige Bij” (donde algunos autores del editor no querían que se publicara un libro suyo) fue despedido recientemente como columnista en De Standaard, porque llamó a un ataque contra soldados israelíes con un camión un acto de resistencia. “Por cualquier medio necesario. #FreePalestine”, había tuiteado y luego “la violencia contra los soldados de una ocupación ilegal es resistencia según el derecho internacional”. Su “Por cualquier medio necesario” se consideró un llamado a la violencia, pero en realidad era una cita del derecho internacional. El “ancho de banda” de la libertad de expresión es muy limitado cuando se trata de Israel (véase mi artículo del mismo nombre en el sitio web De-Wereld-Morgen). Está garantizado que la sala se dividirá tal como el Mar Rojo si entramos en esto. Pero da igual si uno está de acuerdo con él o no: su derecho a la libertad de expresión debe ser defendido. Incluso cuando se trata de Israel. En Francia, llamar al boicot ya es punible como antisemitismo. Y esa es la tierra de Voltaire, realmente inimaginable. El derecho a la libertad de expresión es el derecho a una opinión equivocada. Como dije, defender la libertad de expresión es también una tarea eterna, la tarea central del intelectual público, ciertamente en estos tiempos de medidas antiterroristas en las que el estado de derecho se defiende aboliendo el estado de derecho, o al menos restringiéndolo.
8.─ La “profesionalización” del activismo me parece una transformación o desarrollo muy importante en la metodología contemporánea del activismo y los movimientos sociales
La “profesionalización” (o especialización) del activismo me parece una transformación o desarrollo muy importante en la metodología contemporánea del activismo y los movimientos sociales. Se trata de coaliciones o círculos verdaderamente transdisciplinarios entre grupos e individuos muy diferentes, lo que produce muchos procesos de aprendizaje e intercambios de conocimiento en el interior de esos ámbitos de participación (aquí también, la sociedad del internet y las redes está dando sus frutos). Uno puede pensar en la guerra de la patata ─que os mencionaba─, donde profesores, científicos, bioingenieros, agricultores orgánicos, ciudadanos preocupados, ONGs como Greenpeace y políticos (del partido ecológico ¡Groen!), se encuentran, se apoyan y se refuerzan mutuamente. Y aprenden unos de otros. La filosofa de la ciencia belga, Isabelle Stengers, que estuvo involucrada tanto en la guerra de la patata como en el Manifiesto de la Slow-Science, habla en sus escritos de manera que me resultó cautivadora sobre “aprender a pensar y actuar juntos”, y “practicar juntos el arte de prestar atención”. El caso Oosterweel mencionado anteriormente sigue siendo un espléndido ejemplo de tal “profesionalización” y de esas coaliciones transdisciplinarias. Activistas urbanos que paran un gigantesco proyecto de construcción apoyado con una enorme maquinaria del estado, donde la corporación municipal y el gran capital están detrás. El poder de detener licencias y peticiones, pedir referéndums, manifestaciones, rutas alternativas elaboradas, quejas al Consejo de Estado, etc, significa que hay especialistas en marketing, arquitectos, urbanistas, ciudadanos, abogados, trabajando juntos y reforzándose mutuamente y el movimiento Ringland es la coronación del mismo, aunque puede ser que se produzca un estancamiento para que no pase nada.
El resultado, el efecto final de las protestas civiles, del activismo es siempre incierto y las victorias pueden convertirse en victorias temporales, pero a menudo hay más influencia a largo plazo de lo que parece. A menudo invisible, en el lecho del río de la historia (local) se ha movido una piedra. La conciencia, sí, también el impacto teórico de esas temporalidades, el impacto lento de las acciones a menudo de corta duración, puede ser parte de la “profesionalización” o especialización de los movimientos civiles. También necesitamos aprender (y esa es una tarea para académicos comprometidos o académicos activistas) para ver victorias e influencias indirectas, para ver el impacto indirecto de eventos, como la guerra de la papa, como el nuevo movimiento antiglobalización, como los indignados, que trabajaron en Podemos y Syriza y, en cierto sentido, también en nuestro local Hart boven Hard[4].
9.─ Coaliciones entre las pequeñas acciones locales y los grandes movimientos sociales
Las pequeñas acciones locales y los grandes movimientos sociales deberían idealmente formar coaliciones. También debemos tomar en serio la “resistencia menor”. Aquí pongo a Parckfarm como ejemplo: un parque público de Bruselas en una antigua trinchera ferroviaria, una pieza post-industrial de paisaje urbano romántico, con jardines populares para el vecindario, un gallinero, una colmena, un baño seco, un gran huerto comunitario lleno de hierbas comestibles y el conservatorio, como un lugar de parada para todo tipo de grupos, que trabajan en actividades de barrio (y jóvenes) y comida orgánica y cadenas de producción cortas. Parckfarm: un conjunto de bienes comunes bajo los auspicios del BIM[5], el Instituto de Bruselas para el Medio Ambiente, pero dirigido por residentes y voluntarios locales, donde ocurren todo tipo de cosas hermosas, que son buenas para el vecindario y buenas para el medio ambiente, y uno a través del otro, y viceversa, eso es hermoso … No salvará al mundo, pero sigue siendo un paso muy concreto aquí y ahora, de ahí que lo he bautizado con bastante optimismo como una ‘utopía concreta’ (ese era el título de mi pieza al respecto: ‘Parckfarm como una utopía concreta‘). La lección que aprendí fue esta: una utopía concreta puede unir a las personas y conectar la micro y macro política, la super-diversidad y la ecología, los dos principales desafíos del siglo XXI. Este tipo de micropolítica funciona “globalmente”. Piensa global y actúa local, sigue siendo el mensaje, que también llaman una utopía “glocal”.
Una segunda lección del caso de Parckfarm para mí, personalmente: es la tarea de dar publicidad intelectualmente a estas iniciativas frágiles, apoyando esto discursivamente al reflexionar sobre ello como un compañero de viaje. Creo que esto también es una contribución importante (aunque puede ser una ligera excusa por mi falta de pericia o “dedos verdes” y mi renuencia a todo lo que es práctico). A riesgo de promover la gentrificación con esa publicidad y atención (ver mis reflexiones sobre el activismo urbano en otros lugares). Pero Parckfarm se está sembrando en toda clase de formas en la ciudad … La piscina, reciente, es una especie de continuación: una piscina móvil en el verano para reunir a todas las personas a través de niños de barrios desfavorecidos y dar a los lugares subutilizados algo de aura … Tenemos que ver este tipo de dispersión, este tipo de impacto temporal y sí, de hecho, tenemos que investigarlo (he estado haciendo esto durante años con estudiantes, hoy en día, en el departamento de arquitectura, se están escribiendo doctorados sobre activismo y movimientos sociales urbanos).
Debemos continuar trabajando en una coalición de los pequeños compromisos e iniciativas a menudo apolíticos y el panorama general, el verdadero activismo político de los grandes movimientos sociales. ‘Klein Verzet’ (como lo llamó Tine Hens, lo que significa al mismo tiempo resistencia pequeña, equipo pequeño y entretenimiento pequeño) en las grietas del capitalismo y movimientos importantes como las Marchas por el clima, pueden cambiar el rumbo … Mouffe[6] llama a este tipo de coalición las “equivalences des luttes”, la equivalencia de las luchas: “Hart boven hard” intenta, por ejemplo, agrupar las protestas de los mundos culturales y sanitarios y el sistema de bibliotecas y de los sindicatos de toda la sociedad, un movimiento maravilloso que no se veía en los países bajos y reúne prácticamente a todos los actores del ‘centro del campo’ (como lo llamamos) contra las políticas de austeridad y ‘políticas duras’ … una única que aún se está ampliando … Ringland, un movimiento que discute la carretera de circunvalación de Amberes, también es una coalición tan amplia de urbanistas, trabajadores sociales, organizaciones activistas como Staten Generaal y Ademloos (sin aliento) y arrastran, sobre todo una gran multitud. Si organizan algo, aparecen unas 20.000 personas.
Todo bien, te escucho pensar, pero ¿qué hacer con Wilders y otros populistas en Europa y más allá? ¿Qué hacer con la ola de protestas antiglobalización del populismo de derecha, que tiene a América y Europa bajo control? Yo no lo sé. Las recientes marchas rosadas de “Pussy hats”[7] señalan el camino: las equivalencias entre los derechos de las mujeres, las vidas negras importan (BLM), todo tipo de problemas se conectaron en un movimiento amplio.
Debemos seguir intentándolo: la manifestación mundial de las mujeres, un día después de la investidura de Trump en 20 de enero de 2017, causó un gran impacto. Quién sabe, con Trump se pueden unir las fuerzas de aquellos que luchan por la justicia, los derechos humanos (y por lo tanto por los derechos de las mujeres y las minorías) y aquellos que están comprometidos a salvar el planeta, etc. Debemos continuar expandiendo coaliciones y buscando puntos en común: como en el concepto de justicia climática: vinculando justicia, ecología y derechos humanos. Ponerle corazón y pasar por encima de lo difícil pero luego mundial. Quién sabe. La marcha feminista del “sombrero del gato rosa” (pussyhat) es un movimiento global ciudadano auto organizado bajo la bandera de los bienes comunes. Quién sabe. [También es interesante la rapidez con que esta ola ha desaparecido, esta conferencia de 2017 ha envejecido … ¿o es que nuestra memoria del movimiento social es corta?]
10.─ El “activismo estructural” o el “consejo/círculo activista”
El “activismo estructural” o el “consejo/círculo activista” pueden ser una necesidad. Si saco las conclusiones de lo anterior (y preparo una guía sobre profesionalización y coaliciones), llego a esa observación casi desconcertante … El activismo es importante, pero, de todos modos, tiene un impacto modesto y, a menudo, lento, ciertamente en los problemas globales. La política, en sentido estricto, sigue siendo extremadamente importante; el reformismo de las estructuras tendrá que producirse a través de la política, los partidos, los Estados y las negociaciones.
¿La transición o la catástrofe? Eso finalmente se resolverá políticamente. La intervención estructural en el capitalismo, por ejemplo, obligándolo a cambiar a una economía de emisiones cero, es urgente. No podemos primero abolir el capitalismo (si hay consenso) y luego salvar el planeta, solo podemos esperar que haya suficiente voluntad política para forzar al capitalismo a través del activismo civil para que ese propio activismo se convierta en “política real”. Las ONGs que participaron en la mesa de la conferencia climática de París lo han entendido correctamente y están haciendo lo que me atrevería a llamar “activismo estructural” o estructurado.
Desde un punto de vista puramente político, quizás solo la línea que va desde Sanders pasando por Corbyn hasta Podemos y Syriza hasta “Hart boven hard”[8] contiene los vagos contornos políticos de una alternativa política real, pero el activismo estructural es por el momento una opción mucho más segura. Sentarse con los bancos para convencerlos de que se retiren de las inversiones en combustibles fósiles, por ejemplo. Eso es lo que necesitamos, de todos modos. Eso es consecuencia de la transdisciplinariedad, la profesionalización del activismo y la formación de coaliciones y la búsqueda de equivalencias, con la esperanza de concretar algo estructuralmente. Las decisiones de la conferencia climática de París son, en ese sentido, pese a todas las dudas e incertidumbres, un punto brillante. Algunos llaman a este activismo estructural “resistencia desde adentro”. Quizás esa sea también y, sobre todo, la resistencia que necesitamos hoy.
¿Conclusión?: El propósito de todo activismo sigue siendo claro hoy: la defensa de los bienes comunes (tanto locales como globales, privados y universales, naturales y digitales) y los derechos de los comuneros (los Derechos Fundamentales, Derechos Humanos, Sociales y Sostenibilidad ambiental). En cada acción activista, en cada “práctica de comunión” hay una chispa utópica. El sistema mundial tal como funciona actualmente (o mejor dicho como “no-funciona”) es insostenible, tanto ecológica como socialmente. Tenemos que hacer algo de todos modos. No hacer nada no es una opción. Mi lema sigue siendo: “pesimismo, en la teoría, optimismo en la práctica”.
Por Lieven de Cauter [9]
Lieven De Cauter es un filósofo belga, historiador del arte, escritor y activista. Enseña filosofía de la cultura en el Departamento de Arquitectura de KU Leuven y RITCS (Royal Institute for Theatre, Cinema & Sound). Traducción: Leonardo Agurto Venegas
Notas:
[1] N.del T: rima en Inglés, pero quiere decir “¡En todas partes plaza Tahrir!”
[2] N.del T.: Hace referencia a la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe (Charleroi, 1943).
[3] BACBI: BELGIAN CAMPAIGN FOR AN ACADEMIC AND CULTURAL BOYCOTT OF ISRAEL.
[4] http://www.hartbovenhard.be/
[5] BIM: Brussels Instituut voor Milieubeheer/NdelT: Instituto de Bruselas para la gestión medioambiental.
[6] Se refiere a Chantal Moufee, Científica y política belga.
[7] https://www.pussyhatproject.com/
[8] http://www.hartbovenhard.be/
[9] Lieven De Cauter es un filósofo belga, historiador del arte, escritor y activista. Enseña filosofía de la cultura en el Departamento de Arquitectura de KU Leuven y RITCS (Royal Institute for Theatre, Cinema & Sound). Ha publicado más de una docena de libros: sobre arte contemporáneo, experiencia y modernidad, sobre Walter Benjamin y más recientemente sobre arquitectura, ciudad y política. Además de esto, publicó poemas, columnas filosóficas, declaraciones, panfletos y artículos de opinión en periódicos y en sitios web de noticias en línea. De Cauter fue el fundador de los “juristas angustiados”, quienes formaron la base del primer juicio contra el Vlaams Blok (el partido de extrema derecha en Bélgica); él es el fundador del Tribunal BRussels, un tribunal popular contra la invasión y ocupación de Iraq (y posteriormente) la red de activistas internacionales); fue miembro fundador de la plataforma para la libertad de expresión, que se enfrentó a los excesos de la guerra contra el terrorismo en Bélgica; fue miembro del comité de acción Barbara van Dyck, Slow Science Movement, Vooruitgroep y ahora el equipo de pensamiento de Hart sobre Hard; Recientemente fundó BACBI (Boicot académico y cultural belga de Israel). Sus últimos libros en inglés son: La civilización capsular. Sobre la ciudad en la era del miedo (2004); Heterotopia y la ciudad. Espacio público en una sociedad postcivil (2008), coeditado con Michiel Dehaene, también están Art and Activism in the Age of Globalization, coeditado con Karel Vanhaesebrouck y Ruben De Roo (2011), y Entropic Empire. Sobre la ciudad del hombre en la era del desastre (2012). Vive y trabaja en Bruselas.