Hoy cumplen 7 años del golpe de estado en Ucrania, que después de la megaproducción mediática internacional, llamada “la rebelión de Maidan” o “la revolución de la dignidad”, saco el país de las manos de un corrupto y poco carismático gobierno proruso de Victor Yanukovich y lo entregó a un cartel de grotescos personajes, totalmente controlados por los Estados Unidos, quienes acompañados por consignas nacionalistas y anticomunistas, no demoraron en convertir el país en una herramienta de la política occidental para agredir y provocar a Rusia.
El gobierno de Ucrania, el país mas pobre y más dependiente de Europa, además desgarrado por una guerra civil, sigue superándose en la política de absurdo. Tanto éxito no sería posible sin el total apoyo del nuevo gobierno demócrata en los EEUU. Después de cerrar, hace un par de semanas, los tres principales canales televisivos de la oposición, por decreto presidencial ordenado desde la embajada norteamericana ahora el Consejo de la Seguridad y la Defensa Nacional (SNBO), burlándose de la ley y del sentido común, aplica las “sanciones” contra los propios ciudadanos y empresas del país, acusándoles de “apoyar el terrorismo” y a la vez negando concretar las acusaciones, ya que se trata de “un secreto de estado”. Mientras los demás países cuando están en conflicto declaran de vez en cuando sanciones a los extranjeros, y aplican a sus propios ciudadanos el código penal, Ucrania pasa a confundir los últimos conceptos de la soberanía y una vez más saca los aplausos de la embajada de los EEUU en Kiev, que “apoya los esfuerzos del gobierno por mantener la independencia y la integridad territorial por medio de las sanciones”.
Actual enemigo numero uno del gobierno y el principal objetivo de las sanciones es el político y empresario ucraniano Victor Medvedchuk, accionista mayoritario de los canales prohibidos, líder de “Bloque Opositor Por La Vida”, la única fuerza política del país que se opone a la guerra y crece en el apoyo popular, lo, y por ser cercano a Putin fue quien gestionó la propuesta rusa de entregar a Ucrania la tecnología de producción de la vacuna Sputnik V, tomando en cuenta que por el momento en el país no hay ni vacunas ni planes de vacunación (proyecto que de inmediato fue abortado por el presidente Volodymyr Zelenzky siguiendo otra instrucción de los EEUU).
Entre otros ciudadanos recién castigados con “sanciones” está la esposa de Medvedchuk, una popular presentadora de la televisión, Oksana Marchenko, persona que todo este tiempo estaba al margen de las actividades políticas de su marido, y ahora de inmediato aparece en las primeras planas de las redes sociales – el ultimo reducto de alguna libertad de opinión en Ucrania – con una enfática promesa de entrar en política, prometiendo al pueblo que no se dejaran a amedrentar y prácticamente declarando la guerra a este gobierno títere.
La velocidad con que se empeora la situación económica y social de la gran mayoría de los ucranianos es tal, que es muy difícil creer que los actuales herederos del golpe de Maidán se mantendrán en el poder mas allá de los próximos meses. Y si vemos la situación en Ucrania desde el actual colapso generalizado de ese oxímoron del “capitalismo democrático”, prometido y vendido a su pueblo como premio por ser los más anticomunistas en Europa, se entenderá que los tiempos que se acercan serán mas que turbulentos.