Laureano Nastul es artista plástico, educador popular, mediador pedagógico y, muy importante, vecino del barrio Mena del Hierro, en las laderas del volcán Pichincha, ese que «señorea» a Quito, la capital de Ecuador. Tras muchos años de activismo por los derechos humanos, especialmente por los de la niñez y adolescencia, de trabajo comunitario, volvió a lo suyo: pintar.
En realidad, como el mismo nos contó, durante todos estos años nunca dejó de pintar. De hecho, cuando decidió darle vida al que ahora es el taller «Pintarte», se dio a la tarea de inventariar sus obras y por supuesto, superó las mil.
Es un convencido de que el arte abre caminos, genera aprendizajes, despierta pasiones y emociones y todo ello, sin duda, es un aporte para niños, niñas, adolescentes y jóvenes de la comunidad: un espacio de expresión, de diálogo, reflexión y sueños.
«Pintarte» es ya un espacio abierto a la exploración y la creatividad. En esta época, desde el taller se han lanzado convocatorias y concursos para que las personas envíen sus trabajos vía digital y, como era de esperarse, llegaron obras no solo de la Mena del Hierro sino de otras ciudades del país y de otros países también. Eso ha abierto para Laureano, nuevas posibilidades.
Hay vocaciones, militancias, elecciones de vida. Laureano ha hecho la suya desde hace muchos años y ahora, educación y arte se juntan en este espacio para generar procesos personales y colectivos de transformación.