Por Clara E. Mengual*
La negritud ha sido históricamente invisibilizada en muchos aspectos. Pocos son los noticiarios que cuentan con representación de personas no-blancas. Tampoco hay duda de que no se cuenta con personas racializadas en nuestros partidos políticos, ni moderando eventos, ni como protagonistas de series o películas y, cuando lo hacen, lo hacen simplemente como “personas negras”, sirviendo únicamente para ensalzar la figura del o la protagonista blanca y para que los directores y productores puedan ponerse la medalla de la diversidad.
Es bien sabido que la negritud casi siempre se ha relacionado con el imaginario de lo “negativo” o lo “turbio” y esto no es casualidad, como tampoco es casualidad que el color blanco representa la “pureza”, la “limpieza” o la “virginidad” (conceptos históricamente asociados a lo positivo).
Sin embargo, en contadas ocasiones sí que se realiza un esfuerzo por llevar la negritud a la pantalla. No obstante, desgraciadamente este gesto, lejos de representar a una sociedad que presume de avanzada y diversa, casi siempre esconde intenciones muy concretas.
Hay muchas formas en las que la negritud ha sido utilizada en beneficio del capitalismo y como alimento de la explotación racista y esclavista que sigue reduciendo a las personas negras a meros objetos.
Este es, por ejemplo, el caso de la hipersexualización que se realiza de los hombres y mujeres negras, siendo estos/as incluso categorizados/as dentro de la industria del porno para las masas o formando parte de conversaciones entre amigas que presumen de “sexualmente liberadas” en las que intercambian frases del tipo “Tía, una mujer no es completa hasta que un negro no se la meta”.
De esta manera, figuras como Beyoncé son idolatradas por su gran atractivo, el cual está inevitablemente ligado a su exotismo, claro está, a la vez que otros muchos ciudadanos y ciudadanas resultan ser completamente invisibles por el simple hecho de no ser blancos/as (véase el caso de las personas víctimas del incendio en la nave de El Gorg, en Badalona).
Mientras tanto, empresas, partidos políticos y organizaciones presumen de “diversidad” incluyendo a personas negras o no-blancas en sus campañas, para después implementar políticas y acciones que atentan directamente contra la dignidad de las mismas y que solamente alimentan las desigualdades basadas en el color de la piel.
De la canción del Colacao a marcas como Filipinos, Negrita o Conguitos hemos evolucionado hacia la representación de las personas racializadas a través de la elaboración de juegos de palabras y reproducciones metafóricas y absurdas. Por ejemplo, la reciente campaña del Black Friday mostró cómo habitualmente se recurre a la negritud para captar la atención del espectador, siempre en clave de humor e incluso cayendo en la ridiculización.
Y así, las personas racializadas no dejan de ser utilizadas, siempre, con un fin concreto: Tokenismo, hipersexualización o, incluso, mofa.
El avance real como sociedad y la utópica superación del racismo, desgraciadamente, no consiste ni se basa únicamente en incluir a personas negras al lado (siempre al lado) de personas blancas a lo anuncio de Benetton, no.
El avance real y el inicio de la deconstrucción de los cimientos racistas y esclavistas en las pantallas consiste en que la inclusión de personas con otro color de piel que no sea el blanco no tenga que basarse necesariamente en un objetivo concreto, aunque dicho objetivo sea el de presumir de diversidad.
La intencionalidad real detrás de estas acciones debe ser la de simplemente visibilizar y normalizar la existencia de personas no-blancas, algo que, inevitable y consecuentemente, traerá aparejado un cambio de mentalidad en el que “negro” dejará de ser sinónimo de “negativo”, “oscuro”, “sucio”, “turbio”, “sensual” o “erótico”, y pasará a ser “lo normal”, “lo habitual” y, por supuesto, “lo positivo”. Un relato responsable de la realidad, vamos.
*Periodista especializada en Estudios Migratorios y Género. Lucho por un periodismo antirracista, interseccional y feminista. Instagram: @ claraemengual / Blog https://claraemengual.com/