Unos 207 millones de personas se agregarían a la población que vive bajo la línea de pobreza extrema en el mundo, como consecuencia de la crisis económica desatada por la pandemia covid-19, indicó un estudio divulgado este jueves 3 por agencias de las Naciones Unidas.
De esa manera, esos pobres sumarían 1000 millones para el año 2030, justamente cuando según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU se debería extinguir la pobreza extrema, padecida por unos 783 millones de personas en 2015, cuando se adoptó ese ambicioso programa.
La mitad de esos pobres podría quedar en los 47 países económicamente más atrasados del mundo, añadió el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Solo en este año 2020 en que se desató la pandemia aumentará en 32 millones el número de personas que sobreviven con menos de 1,90 dólares al día, el parámetro empleado por el Banco Mundial y otros organismos para medir la pobreza extrema según niveles de ingreso.
En octubre, un informe del Banco Mundial temía que la pandemia y la recesión económica, de al menos -4,4 por ciento este año, condujesen a la pobreza extrema a más de 88 millones de personas.
Las proyecciones de PNUD-Unctad apuntan a que las consecuencias de la covid persistirán durante unos 10 años debido a la pérdida de productividad, con impacto sobre 80 por ciento de la actividad económica previa a la pandemia.
El impacto será mayor en los 47 países menos desarrollados, que son el hogar de 1060 millones de personas, 13,5 por ciento de los 7800 millones de habitantes del globo, pero representan menos de 1,3 por ciento del producto interno bruto (PIB).
En 2019, el PIB per cápita promedio en esas naciones fue de apenas 1088 dólares, en comparación con una media mundial de 11.371 dólares.
Según el informe, en 2020 esos países tendrán su peor desempeño económico en tres décadas, con una baja estrepitosa en sus ingresos, pérdida generalizada de empleos y déficits fiscales cada vez mayores, lo que revertirá años de progreso en la nutrición, la educación y la reducción de la pobreza.
A pesar de este impacto, el estudio considera que el panorama es reversible, si se hiciera una serie de inversiones abocadas al cumplimiento de los ODS.
No solo podría evitarse el peor escenario previsible, sino que 146 millones de personas podrían salir de la pobreza extrema, de las cuales unos 74 millones serían mujeres.
La Unctad y el PNUD proponen combinar nuevas políticas, mejorando la eficacia y la eficiencia de la gobernanza, con cambios en los patrones de producción y consumo de alimentos, de agua y de energía.
Igualmente se requiere la colaboración mundial para hacer frente al cambio climático, inversiones adicionales para la recuperación tras la pandemia, y un mejor acceso a la banda ancha de internet y a la innovación tecnológica.
Una clave está en la transformación estructural que permita que los recursos de un país, como la tierra, los recursos naturales, la mano de obra y los conocimientos técnicos, pasen de ser actividades económicas poco productivas a actividades de alta productividad, indicó el informe.
Igualmente hace falta que la revolución digital –que cuesta tiempo y dinero- llegue a los países menos desarrollados, donde las tecnologías avanzadas son todavía muy incipientes y no hay la infraestructura ni la capacitación humana necesaria para operarlas.
De cualquier modo, la covid “es un punto de inflexión y las decisiones que tomen los líderes ahora podrían llevar al mundo en direcciones muy diferentes. Tenemos la oportunidad de invertir en una década que ayude a las personas a recuperarse y al desarrollo de la gente y del planeta”, dijo Achim Steiner, administrador del PNUD.
A-E/HM Por Corresponsal de IPS