Antonio Montoro, coordinador de la Fundación Mundubat, organización de Euskadi que ha realizado el documental Ocupación S.A., entrevistado en el programa Cuatro Elementos de la frecuencia Pichincha Universal de Ecuador. Emitido el 17 de diciembre de 2020.
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El Sáhara Occidental nunca ha sido un Estado soberano. A su población autóctona se le sigue negando el derecho a tener un país propio. El Sáhara Occidental lleva décadas troceado y dividido por un muro militarizado levantado por Marruecos. Solo una parte es controlada por la República Árabe Saharaui Democrática que reclama la soberanía sobre todo el Sáhara Occidental. Para Marruecos y para España éste es un espacio geográfico lleno de recursos para expoliar. Ahora, un documental denuncia la situación.
Antonio Montoro es el coordinador general de la Fundación Mundubat, organización de Euskadi que forma parte del equipo que ha realizado el documental Ocupación S.A. donde se denuncia a grandes empresas españolas por las enormes ganancias económicas que obtienen de la pesca, de las arenas, del petróleo y de la venta de armas para la ocupación marroquí sin importarles las violaciones a los DDHH.
Antonio, el documental denuncia a grandes empresas españolas por las ganancias económicas que obtienen de la pesca, de las arenas, del petróleo y de la venta de armas para la ocupación marroquí sin importarles las violaciones a los derechos humanos. Comencemos por saber qué denuncian ustedes en el documental.
En el documental, lo que se viene a denunciar es la situación de expoliación del Sáhara Occidental, un territorio no autónomo pendiente de su descolonización. Por tanto, cualquier inversión extranjera debería contar con el beneplácito y con el acuerdo de la población autóctona que no es otra que el pueblo saharaui, no de la potencia ocupante, que es Marruecos, ni de la población colona que el reino marroquí ha desplazado al territorio del Sáhara Occidental para intentar revertir la realidad demográfica y la realidad nacional del territorio.
Este territorio, desgraciadamente y por eso el apetito de Marruecos y de las grandes potencias, cuenta con recursos naturales que no han quedado a salvo de la voracidad de las empresas capitalistas de la Unión Europea, estadounidenses, australianas. En el caso concreto del Estado español, hay una vinculación muy fuerte entre los grandes capitales. De hecho, [en] el IBEX 35 -que es el índice de referencia de la bolsa española que lo conforman las 35 grandes empresas españolas- 18 de ellas [de las 35] tienen intereses en el Sáhara Occidental y Marruecos.
Lo que se viene a denunciar no solamente es el expolio [sino también] el mensaje que hay de fondo, y que ahora está más en vigor que nunca a raíz del reinicio del conflicto armado el pasado 13 de noviembre, de que la participación de las empresas del Estado español, el capital español en el Sáhara Occidental, hace viable la ocupación, es decir, sin la participación de las empresas españolas, sin la participación del capital de las grandes familias del Estado español no sería viable la ocupación y, por tanto, Marruecos estaría en grandes problemas para sostener un régimen inhumano que se basa en la violación de los derechos humanos, primer artículo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobado en el año 1966.
El primer artículo -que condiciona el cumplimiento de resto de derechos- es el cumplimiento del Derecho de Autodeterminación del pueblo saharaui que es la cuenta pendiente de la comunidad internacional en el proceso de descolonización en África, el último territorio colonizado pendiente de ejercer el derecho de autodeterminación y de finiquitar un proceso que inició en el año 1888 con la ocupación española del territorio de Sáhara Occidental; que se agravó en 1975 con la firma de los Acuerdos de Madrid, entre España, Marruecos y Mauritania y que, a día de hoy, sigue sin solucionarse pese al mandato de las Naciones Unidas de 1991 para la celebración de un referéndum de autodeterminación; mandato que hasta hoy sigue inconcluso por la comunidad internacional, por la implicación de Francia con su alianza con Marruecos, y siendo miembro Permanente del Consejo de Seguridad de ONU, por lo tanto con derecho a veto, y el Estado español en cuanto que sigue siendo la potencia administrativa y que nunca ha producido una transferencia de territorio ni de soberanía a sus legítimos dueños. Mientras tanto, el capital y las empresas continúan haciendo aquello que es consustancial a su naturaleza: la búsqueda del lucro incesante a costa de lo que sea necesario para conseguirlo.
Antonio, ¿cuáles son estas empresas, que ganancias obtienen y cómo se lleva a cabo el expolio?
Nosotros, la Fundación Mundubat, en ningún momento en el documental establece una acusación sobre las violaciones de derechos humanos que las empresas pudiesen estar cometiendo. Lo que sí hace el documental, y las conclusiones son muy fáciles de extraer, es señalar que el contexto de ocupación, el contexto de violación de derechos humanos -que la ocupación genera y necesita- y las violaciones que produce por el hecho de ser un territorio ocupado es algo que las empresas y el capital español necesitan para desarrollar su negocio y para obtener el lucro en cuya búsqueda se encuentran. Lo que se ha hecho es un análisis de periodismo de investigación, no hay testimonios anónimos ni búsqueda de información; está todo en las páginas web de las empresas, en los registros mercantiles, en la prensa; la información es toda pública. Lo único que se ha hecho es ponerlo encima de la mesa y establecer las relaciones, ese es el análisis potente entre unos hechos y otros. Por ejemplo, hay empresas muy destacadas como Siemens Gamesa que es una multinacional cuyo origen es capital vasco que tiene firmado un acuerdo de 2.800 millones de euros con el reino de Marruecos para la construcción de cinco parques eólicos, dos de los cuales se encuentran en territorios ocupados del Sáhara Occidental. Estos parques eólicos generan el 99% de la energía que usa la Mina de Fosbrukab, mina de donde se extraen fosfatos, una materia prima para todo lo que tiene que ver con fertilizantes. Tenemos las grandes petroleras del Estado español, CEPSA -que es de origen público- y REPSOL, ambas están abriendo estaciones de servicio, están colaborando con empresas vinculadas a la élite política y económica marroquí y al partido socialista marroquí, y ambas tienen un papel, no porque extraigan hidrocarburos del territorio, sino que los proporcionan, es decir viabilizan la presencia de Marruecos en el Sáhara Occidental porque sin hidrocarburos ésta no sería posible.
Además tenemos la industria militar, donde hay una participación específica del Estado español a través de una empresa con una participación de casi el 20% de la Sociedad Estatal de Inversiones en Industria, que es la empresa INDA, que tiene un acuerdo de ampliación de la red de vigilancia satelital en el Sáhara Occidental para Marruecos.
Otro asunto es la pesca ¿verdad?
Sí, pesca. Marruecos es el primer exportador a España. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea tumbó el anterior acuerdo comercial que incluía la pesca entre Marruecos y la Unión Europea porque, precisamente, incluía el territorio y las aguas del Sáhara Occidental. El Tribunal de Justicia europeo lo echó para atrás porque no hay reconocimiento de la soberanía por Marruecos. Sin embargo dos años después se ha firmado un nuevo acuerdo que incluye explícitamente el territorio de Sáhara Occidental.
Tenemos una empresa muy destacada, se llama Unión Martín que es el proveedor de productos marinos de una de las cadenas de supermercados más importantes del Estado español –Mercadona-. Unión Martin está controlada por un fondo de inversión que se llama Alantra, de origen en Euskadi, es decir, el entramado político, militar, las conexiones entre las élites políticas y económicas… por ejemplo en la industria militar, hay una empresa Rodman que ha vendido vehículos que se usan en la represión contra el pueblo saharaui y que tiene relación directa el consejo de administración con Elena Espinosa, quien forma parte del consejo de administración de esta empresa y que fue ministra del gobierno de Zapatero, el que decían que ha sido el gobierno más de izquierdas de la historia de la democracia española hasta la actual. Lo que es cierto es que ningún gobierno del Estado español ha actuado para acabar con esta situación ni para corregirla ni para tocar intereses de grupos tan poderosos.
Además, llega un montón de productos a España que se cree que es de Marruecos y que en realidad proceden de aguas saharauis.
Sí, se produce un proceso de blanqueamiento o marroquización. En el documental se dice que lo que se pesca en el banco sahariano se envasa, se empaqueta y se le pone el sello en Agadir, la ciudad más al sur de Marruecos justo antes del Sáhara Occidental; el pulpo tan famoso que comemos en el Estado español y en Europa, es marroquí y está facturado en Agadir, pero realmente es del banco [marino] sahariano. Marruecos lo hace porque sabe y es consciente que esquilmar el banco sahariano por parte de una potencia ocupante es a todas luces ilegal; generaría un problema para Marruecos en el escenario internacional si en algún momento la ética y el derecho internacional prevaleciesen.
Antonio, justamente llevamos mes y medio en un escenario internacional donde se están dando una serie de coyunturas donde el Sáhara Occidental se convierte en moneda de cambio, por un lado leemos los partes de guerra del ejército saharaui; por otro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avala la ocupación de Marruecos a cambio del reconocimiento de Israel, y tercero, Marruecos ha votado en Naciones Unidas a favor de aprobar el uso medicinal de la planta de Cannabis sabiendo que Israel está a la vanguardia de la genética cannabica, es decir Estados Unidos, Marruecos, Israel van haciendo la composición en este ajedrez y la moneda de cambio es el Sáhara Occidental. ¿Qué análisis hacen ustedes de estas tres coyunturas y de cómo afectan estas decisiones a la autonomía del pueblo saharaui?
Lo has descrito muy bien porque esta es la realidad. Para las organizaciones y la sociedad militante en favor de la causa saharaui, el análisis político estaba claro, durante muchos años se nos ha tildado a nosotros y al pueblo saharaui, y al Frente Polisario, como representante legítimo, de estar haciendo castillos en el aire, pero es así. Cómo se solucione el conflicto saharaui es una piedra que se va a mover y hay arquitectura geoestratégica que se va a resentir. Lo hemos visto en las últimas semanas cómo la ruptura del alto al fuego, el inicio de la guerra coincidiendo con una situación aparentemente externa como es el cambio de administración en Estados Unidos, ha provocado que haya habido decisiones que se han precipitado, es decir el inicio de la guerra en el Sáhara Occidental ha provocado que Palestina haya perdido el apoyo de Marruecos, pero la realidad es que Marruecos es un régimen sátrapa, una jerarquía autoritaria que tiene mucho más en común con la teocracia israelí y con el neofascismo estadounidense que con cualquier anhelo de liberación y de lucha contra el yugo colonial de los pueblos árabes, que desgraciadamente tanto el pueblo palestino como el saharaui lo están sufriendo.
Este movimiento afecta gravemente a la situación del pueblo saharaui. Legalmente no cambia nada porque el estatus jurídico del Sáhara Occidental sigue siendo el mismo, pero la posición de Estados Unidos es determinante porque mueve más piezas. La alianza entre el pueblo saharaui y el pueblo palestino que quizá no vivía su mejor momento pueda fortalecerse y fortalecer ese ámbito del internacionalismo y del panarabismo, de la lucha al fin y al cabo por la libertad y por la razón, porque estamos hablando de una cuestión de razón, de justicia y de que ambas luchas tanto la saharaui como la palestina tienen que enfrentar un mismo enemigo que es la ocupación, es el fascismo y es la injusticia y el poder de la fuerza en lugar de la fuerza de la razón.
Yo creo que el escenario se va a seguir desarrollando y vamos a ver más complicaciones en el futuro desgraciadamente antes de que se solucione, pero dicen que justo antes de amanecer es cuando la noche está más oscura, entonces esperemos que esto sea así.
Ya para terminar Antonio háblanos de las reacciones al documental por ejemplo en Marruecos, si se está haciendo una distribución especial, y en España, con una coalición de gobierno donde, a priori, Unidas Podemos apoya la independencia del Sáhara Occidental
Se ha traducido a través de subtítulos a inglés, francés, árabe por supuesto, nos ha desbordado la repercusión que está teniendo y además estamos en negociaciones que se emita en alguna televisión pública.
Y ¿las reacciones en España?
Obviamente la sociedad, los partidos, que siempre han apoyado la causa saharaui siguen firmes, si bien es cierto que desgraciadamente la razón de estado está impidiendo que tanto que Podemos como Izquierda Unida -que han sido organizaciones que han tenido una postura muy clara en favor del pueblo saharaui durante toda su historia- si bien a nivel organizativo se han hecho declaraciones en favor y están apoyando las movilizaciones, es cierto que se echa en falta una mayor presión en el poder ejecutivo. Hacía muchos años, durante la etapa democrática tras el año 1975, [que] había sucedido que partidos a la izquierda del PSOE estuviesen en el gobierno; del partido socialista no se espera nada porque su posición es pro marroquí a lo largo de la historia y sus nexos son demasiado fuertes como para que puedan romperse, pero el movimiento de solidaridad con el Sáhara espera mucho más de Podemos e Izquierda Unida que las declaraciones de sus responsables del área internacional, espera mucho más que tweets de sus principales líderes haciendo referencia a resoluciones de Naciones Unidas que todos y todas conocemos. Lo que tienen que hacer es mantener una posición dura y obviamente presionar porque las declaraciones de la Ministra de Exteriores y como están enfocando este problema es nada más que continuidad. Desgraciadamente, la política exterior hacia el pueblo saharaui es de las pocas políticas de estado que existen en este país y, desgraciadamente, no es a favor de los derechos humanos ni del derecho de autodeterminación. El gobierno español tendría que estar actuando de una manera mucho más decidida y cumplir sus obligaciones como potencia administradora, desgraciadamente, no han hecho un planteamiento específico, pero es seguro que terminarán haciéndolo.
Antonio Montoro, director de la fundación Mundubat, desde Euskadi, muchas gracias y mucha suerte en la andadura del documental.
Eskerrik asko, muchas gracias.