La Singularidad[i] podría representar una oportunidad para producir un salto de nivel de conciencia en el momento presente. Esto ya ocurrió a comienzos de la pandemia del Covid19, entonces muchos dijeron: esto es una oportunidad para que el mundo cambie. Lamentablemente no cambió sustancialmente; el sistema macroeconómico creció de manera vertiginosa haciendo más ricos a los ricos. [ii] Con la pobreza más aguda y generalizada, se perdió libertad. Todos los problemas de carácter humano empeoraron con la pandemia, aumentando la incertidumbre sobre el futuro.
Desde hace tiempo, mucha gente de países empobrecidos, postergados, devastados, está sintiendo que no vale la pena vivir la vida que le ha tocado y que es preferible exponerse a morir subiendo a una patera.
Frente a ello, todavía no se habla de una nueva legislación internacional para equilibrar el mundo y proveer de recursos a aquellos a los que se continúa arrebatando las materias primas.
En los estudios y tratados de universidades sobre la Singularidad se contempla la amplitud de una crisis sistémica caracterizada por: el crecimiento exponencial de parámetros como la población, la producción de energía, el consumo de recursos no renovables, el agotamiento de los ecosistemas, el desarrollo de la tecnología e inteligencia artificial, el colapso del sistema macroeconómico, etc.
Ante los avances de la inteligencia artificial y el desarrollo ultra-tecnológico diversas voces se están planteando que la ética es la cuestión fundamental. El mundo del futuro dependerá de cómo se esté programando –con qué criterio ético– postula el científico José Ignacio Latorre. Y muchas otras voces se están levantando en diversos campos. Todos coinciden en que una civilización altamente desarrollada deberá ser humanista, pero como bien sabemos el poder mundial está en las antípodas del humanismo.
Se dibujan tres escenarios de Singularidad.
Uno descendente, que significa que los problemas de este planeta –todos juntos o uno de ellos súbitamente– sobrepasen la capacidad de resolución y se dé una situación de colapso del sistema global planetario.
Otro escenario sería una tendencia horizontal, que se manifestaría en un estancamiento evolutivo sin precedentes, en un mundo donde lo virtual va remplazando al mundo tangible. Se va perdiendo paulatinamente la interacción con el mundo perceptual. Lo que verdaderamente importa está en la nube.
El tercer escenario es ascendente y es al que Akop Nazaretián se refirió como la irrupción de la flecha cosmológica del tiempo, cuya manifestación ya se ha producido en otros momentos cruciales en la historia (como la Era Axial). [iii] Esta posibilidad tiene resonancia con la irrupción del plano trascendental o la supraconciencia en el siloismo.
¿Cómo aproximarnos a los significados de algo de apariencia no representable, inmersos como estamos en la copresencia de la vida cotidiana y los hechos pasados? ¿Podemos anticiparnos a un nuevo periodo? ¿Cuál sería el interés de hacer ese intento? ¿Cómo construir una nueva mirada consciente?
Nos asaltan muchas preguntas, cada vez más interesantes…
Llegamos en nuestro tiempo a una extraña situación en la que debemos desarrollar a fondo la investigación en todas las áreas y aún falta por resolver lo más básico de la etapa anterior.
El límite de la Singularidad está referido al mundo cortoplacista del rédito inmediato que tiende a su extinción, mientras que algo nuevo emerge. Entonces, de cada uno depende ponerse en la frecuencia correcta. De ello se desprende el surgimiento de una nueva espiritualidad. Se trata de un acto lanzado con muchos interrogantes, cuyo fin no es apresar una idea, sino un acto de conciencia abierto que resuene internamente con el Universo.
«En la comprensión de la dirección de la historia que comenzó en nuestros antepasados homínidas radica nuestra fe en el futuro. Esta especie que ha trabajado y luchado durante millones de años para vencer el dolor y el sufrimiento no sucumbirá en el absurdo. Por ello es necesario comprender procesos más amplios que simples coyunturas y apoyar todo lo que marche en dirección evolutiva aún cuando no se vean sus resultados inmediatos. El descorazonamiento de los seres humanos valerosos y solidarios retrasa el paso de la historia. Pero es difícil comprender ese sentido si la vida personal no se organiza y orienta también en dirección positiva. Aquí no están en juego factores mecánicos o determinismos históricos, está en juego la intención humana que tiende a abrirse paso ante todas las dificultades».[iv]
En las charlas de Escenarios Futuros en el contexto del Foro Humanista Latinoamericano deseamos reflexionar sobre la proyección de futuro del humanismo frente a la Singularidad.
Ilustración del Augsburger Wunderzeichenbuch del siglo XVI. – Wikimedia Commons
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[i] La singularidad de la megahistoria
[ii] The 50 Richest Americans Are Worth as Much as the Poorest 165 Million
[iii] Resumen de “Futuro no lineal”
[iv] Silo. Cartas a mis amigos. Segunda carta.
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Domingo 29 de noviembre
13h. B.Aires (10 h. CDMX – 17 h. UE)