PERFORMANCE
El mundo en que vivimos, demanda y agradece por partes iguales que la reivindicación del papel de la mujer esté presente en todos los aspectos que atañen a la educación, al pensamiento o la cultura y, en este sentido, el CAAC -Centro Andaluz de Arte Contemporáneo-, cumple con creces este precepto en cada programación anual.
“Asociaciones inevitables” es el título – tomado de una de las piezas que componen la muestra- de la exposición retrospectiva que el Centro le dedica a Suzanne Lacy (Wasco, Estados Unidos, 1945), una artista que está involucrada con el arte feminista dese los años 60 del pasado siglo.
Con una amplísima trayectoria que va desde protagonizar estudios y publicaciones especializadas de relevancia internacional a exposiciones en instituciones como la Tate Modern de Londres o el MOMA PS1 de Nueva York, Lacy es, en la actualidad, uno de los referentes de la performance, el arte colaborativo y el feminismo a nivel global.
La exposición cuenta con diecisiete proyectos expositivos de Suzanne Lacy que datan de los años 70 hasta la actualidad. Con ellos, la artista ha abordado – de forma colaborativa en muchas ocasiones-, cuestiones que atañen a la justicia social, bien, desde una perspectiva de género, aplicando un feminismo transformador que promueve la memoria de la mujer a través del paso de los años en su propio ciclo vital, como de cargo contra la violencia machista, o de crítica con el sistema del arte o su entorno más cercano.
De este modo, resulta complicado seleccionar qué trabajos destacar en esta muestra pues, el impacto conceptual unido a la gran carga visual de los que consta, asegura una experiencia enriquecedora y reflexiva de la que disfrutar desde el comienzo.
Pongo énfasis, a pesar de esto, en el proyecto Asociaciones inevitables (1976), una performance que además de dar título a la exposición, marca el arranque de una línea de trabajo para Lacy: la visualización de la vejez en la mujer. En este caso, lo hace con una exquisitez formal y emocional que resulta conmovedora pues, la acción, en síntesis, consistió en envejecer su cuerpo mediante maquillaje de caracterización, para, finalmente, ser rodeada por diez ancianas que, sentadas en sillas rojas y vestidas de negro, comienzan lentamente a vestir delicadamente a la artista. La acción se alarga y repite varios días.
Todo esto ocurrió en el vestíbulo del hotel Baltimore, en Los Ángeles, coincidiendo con una campaña de promoción que relacionaba la cirugía estética con el paso del tiempo en el cuerpo femenino.
Resulta también de gran interés uno de los proyectos más recientes – además de inédito- de la artista, Lecciones de papá (2019), en el que reconstruye simbólicamente la habitación de su padre para conmemorar la memoria, la clase trabajadora y el envejecimiento, recreando un archivo viviente con el que homenajea a su padre.
Por su parte, el proyecto Construcción en red (1973), recrea una performance de la que se muestra documentación y una instalación que “nos atrapa” al recibirnos en la entrada de la exposición. Con ella, se pone de relieve como la artista comenzó dando gran importancia a lo participativo en su trabajo, ya que, en origen, esta red conectaba su cuerpo desnudo con los espectadores a los que manipulaba con hilos que unían a ambos, pasando, además, por unos riñones de ternera cosidos, acción mediante la que potenciaba la idea de estar retenidos como seres biológicos a nuestra propia carne.
Emblemática y representativa es también su acción Viaje con Mona (1978), un trabajo que le llevó a viajar por toda Europa y Latino América haciendo copias de la Monalisa en enclaves reconocibles para reivindicar la performance frente a la pintura en una época en la que este arte se consideraba nuevo y poco reputado.
En otros, se ve la destacadísima impronta de la que fuese su maestra y, de alguna forma mentora en las artes, Judy Chicago, con quien contactó al finalizar sus estudios de psicología y zoología, y, a la que homenajea en un par de veces a lo largo de su trayectoria.
Así, no solo vemos el influjo de la clásica Dinner Party de Chicago, -actualmente expuesto en el Museo de Brooklyn- en el proyecto Cena internacional (1979), un happening que estrenó en la víspera a que se inaugurase la de su maestra, y en la que realiza una acción de contacto con grupos feministas de todo el mundo a través de telegramas para poner de manifiesto la conexión y el alcance del movimiento: sororidad pre-internet.
También se ve la estela de Chicago en el proyecto Cena en casa de Jane (1993), para el que convoca a 100 mujeres activistas para cenar en Hull House, sede del movimiento Seetlement, que desde 1889 trabaja para disminuir la brecha salarial; no sin antes incrustar en una roca, los nombres de estas mujeres grabados sobre placas. El resultado, a modo de monumentos efímeros y reivindicación se distribuyeron por el Loop de Chicago donde no había monumentos públicos realizados por mujeres.
Finalmente, resalto lo impactante de la puesta en escena de De su puño y letra (2015), uno de los proyectos con los que denuncia la violencia de género, de la que observamos una estremecedora instalación que revive la performance, en la que varios hombres recrean su valentía frente a las cifras de violencia machista en Quito, Ecuador, donde seis de cada diez mujeres son víctimas de sus parejas.
En ella, cinco proyecciones de video sobre paramentos verticales, dispuestos de forma circular, muestran a hombres que se acercan a leer involucrándose directamente en el diálogo sobre la violencia. La acción tuvo lugar en la Plaza Belmonte, el coso taurino de la ciudad de Quito, de ahí la distribución de las pantallas.
La realidad es que, con la recopilación y muestra de todos estos trabajos – seleccionados por el comisario de la exposición, Juan Antonio Álvarez Reyes-, llega a Sevilla una oportunidad única de ver una síntesis casi completa de la trayectoria de esta emblemática artista, cuya última presencia en nuestro país se remota a 2010, cuando llevó a cabo la performance El esqueleto tatuado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
CAAC – Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
Calle Américo Vespucio, 2. Sevilla
La exposición se podrá visitar hasta el 4 de marzo de 2021
Horario: de 11:30 a 14:30 y de 17.30 a 20.30 horas