El objetivo de normalizar relaciones con los israelíes es empobrecer al pueblo sudanés y posibilitar los intereses económicos y de seguridad de Israel, según un activista.
“El Gobierno (de transición) sudanés entabló una relación con el régimen sionista sin obtener permiso de su pueblo y sin comprometer un programa y proyecto nacional sudanés”, ha denunciado este martes Hesham al-Shawani, portavoz del Comité de Coordinación Anti-Reconciliación de Sudán, en protesta contra la decisión del Gobierno de transición de normalizar las relaciones con el régimen de Israel.
Al-Shawani considera que la decisión de las autoridades sudanesas es un “robo de la decisión del pueblo” y advierte que “el proyecto de normalización tiene como objetivo empobrecer a los sudaneses y hacer realidad los intereses económicos y de seguridad de Israel”.
Insiste, asimismo, en que los participantes en la normalización de lazos con Israel son, en realidad, mercenarios del eje estadounidense y dicen mentiras y falsas razones para defender su crimen, pero “la verdadera voz del pueblo sudanés se levantará contra el proyecto sionista e imperialista”.
El pasado 23 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la firma de un acuerdo entre el régimen de Israel y Sudán para normalizar sus relaciones y, en contrapartida, firmó una orden ejecutiva para sacar a Jartum de la lista de países patrocinadores del terrorismo, una medida que durante los últimos meses muchos analistas destacaron era condición para la normalización con Israel.
Un día después, el 24 de octubre, los partidos sudaneses, en protesta contra tal decisión, señalaron que el Gobierno de transición de Sudán carece de autoridad legal para llegar a un acuerdo de compromiso con el régimen de Tel Aviv.
Estos acuerdos proisraelíes han recibido amplias condenas a nivel regional e internacional. En Sudán y en otros países del mundo se han realizado movilizaciones contra la medida que, de hecho, se ha convertido en un punto de discordia en el país africano.
El pasado 15 de septiembre, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) firmaron en la Casa Blanca los llamados acuerdos de Abraham, que contemplan el establecimiento de las relaciones con Israel, uniéndose así a Egipto y Jordania, que establecieron nexos con el régimen usurpador en 1979 y 1994.
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