Últimamente andan algunos políticos con vómitos por el apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado.
Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page, presidentes de Extremadura y Castilla-León, respectivamente, tuvieron que ir a la farmacia a por un antiemético (para las náuseas). Dijeron que era “en lo personal” su náusea. Pues cómo se pondrán al saber que la Sanidad no se ha reforzado; o que se sigue desahuciando a la gente; o que el dinero de los ERTE y salario mínimo no llegan, etc.
A estos dos ilustres, se han sumado rápido otros presidentes de comunidad del PSOE, como el de Aragón, Javier Lambán. Incluso la ex-presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Todos parecen estar indispuestos ante el hecho que se aprueben el PGE con los votos de Bildu.
La náusea se extendió viralmente a algunos barones territoriales más del PSOE. Luego también a los personajones socialistas de gloria ya pasada, y a otros de gloria incierta actuales. O tal vez sin gloria posible, pero buscando eco mediático. Todos tuvieron su minuto prensa y TV, para confesar que andaban mareadísimos o con vértigos existenciales.
Parece que desde que se formó el gobierno de coalición PSOE-Podemos, tras las últimas legislativas, algunos dirigentes y apparatchik socialistas aun van bizqueando y perdidos. Vemos que no solo la derecha tiene problemas para aceptar la realidad democrática de los pactos, de los acuerdos transaccionales, o las coaliciones, etc.
Debe ser la falta de costumbre. Este es el primer gobierno de coalición de la democracia española, desde la República.
No parece cosa de farmacia el vértigo ante la dificultad de pactar. Es obstinación o no-evolución. A nuestros políticos obviamente les cuesta “lo nuevo” o “el nuevo”, en este caso Podemos. Algunos preferirían perder todos los dientes, antes que renunciar a sus personalismos, sus remilgos ideológicos, o sus “líneas rojas” (resistencias que olvidan rápido, cuando les conviene a ellos o al partido).
En el otro lado, en el PP, prefieren hacer el ridículo mundial. Por ejemplo, invitando a los embajadores de los países de la Unión Europea, para explicarles lo malo que es el gobierno Sánchez y el gobierno socialcomunista de PSOE-Podemos. Casado incluso les explicó que él no se fía de lo que pasará con los fondos de reconstrucción y resiliencia que nos lleguen de la UE.
Lo repitió más veces. Cada dos por tres vemos a Casado vocear ante la UE sus pestes y falacias, que le hacen un flaco favor a “la marca España” (cómo odio esa expresión). En las propias coordenadas del PP, si cualquier otro partido hubiera hecho algo así, ante embajadores o instancias de la UE, estarían hablando de alta traición y ululando histéricos.
Volviendo al tema de priorizar necesidades y llegar a acuerdos entre distintos, eso cuesta en España tanto a izquierdas, como a derechas. Ni la pandemia consiguió poner a nuestros políticos en sintonía.
En política y gobernanza, negociar o pactar es fundamental. Especialmente ante catástrofes como esta pandemia y consiguiente crisis económica. Todos recordamos el guirigay antes y durante el confinamiento, o la desescalada. Más que a la farmacia, mejor mandemos a nuestros políticos y toda la nomenclatura de los partidos (incluidos Bildu, VOX, CUP, etc ) a la guardería a socializar de nuevo y aprender a cooperar.
Respecto a los vómitos, los antieméticos los tendremos que tomar, en realidad, los ciudadanos españoles, por el lamentable espectáculo que están dando nuestros políticos en el Parlamento, especialmente la derechona. El triste “trifachito» de la plaza de Colón, esos tres partidos, tan parecidos a los que, en 1933, se llamaban la CEDA y tampoco querían evolucionar.
Se llamen como se llamen ahora, es la derecha quien ha estado torpedeando la buena marcha de las cosas y de las instituciones, siempre que pasa a la oposición. Es histórico. Está en la hemeroteca. Durante la pandemia, esta gente tan patriota y de banderita, ha estado en la mentira y el “NO A TODO”. Prefieren que se eche todo a perder “que ya lo arreglaremos nosotros” (ellos).
Lo del “no a todo” iba en mayúsculas porque, especialmente desde el PP, C’s y VOX, se miente, chilla e insulta.
Recordemos los insultos de Pablo Casado, desde la tribuna del Congreso de los Diputados en la primera sesión del debate de investidura. Para Casado, Sánchez es: un felón, ilegítimo, chantajeado, deslegitimado, mentiroso compulsivo, ridículo, adalid de la ruptura de España, irresponsable, incapaz, desleal, catástrofe, ególatra, chovinista del poder, rehén, escarnio para España, incompetente, mediocre, okupa… Estupenda actitud ante la vida política de tu país.
Para Casado y su club de la calle Génova, Podemos es Venezuela. Son comunistas e ilegítimos. Los perroflautas. Hasta la semana pasada aún se les llenaba la boca con comentarios sobre cómo acuden algunos(as) vestidos a las cortes. Eso es poca altura conceptual y poca voluntad de ser útil. Nada de eso se arregla en la farmacia tampoco.
Pero yendo al motivo del tanto malestar ¿A qué tanto escándalo con Bildu? ETA quedó derrotada. El Tribunal Constitucional dio en su día vía libre a Bildu, para acudir a las elecciones municipales y forales vascas. El TC revocó, por seis votos a cinco, la anulación de las 254 listas de Bildu por la Sala Especial del Supremo.
Pero mucho antes, desde la aprobación de la Constitución y ante los crímenes de ETA coaccionando ala sociedad, desde la política u otros ámbitos, se señalaba que la violencia no era aceptable. La salida al problema vasco estaba clara: todas las ideas se proponen y discuten en Las Cortes, no con las armas y cráneos descerrajados de un tiro, o con goma2.
Bien, pues en eso estamos. Bildu es legal. Bildu y otros pasaron el filtro. Bildu es legítima en ese sentido. Han ido sumando votos desde que están en los parlamentos. No ocultan que son independentistas y de izquierdas.
Aunque no se esté de acuerdo con ellos, quien lanza mierda al ventilador y cuestiona legitimidades a los que están en las Cortes tras las elecciones, se deslegitiman ellos mismos y a todo el Parlamento porque, en el fondo, el mensaje es que solo ellos son legítimos. Solo sus propuestas o nada. O yo, o el caos.
Eso es la estrategia del PP, desde que Mariano Rajoy perdió por la corrupción del PP. Esa es la estrategia del PP cada vez que pierde unas elecciones. Mienten y emponzoñan la vida política del país. Si no funciona, azuzan a las víctimas del terrorismo. Ellos sí que abren las heridas siempre que les interesa. No los de la Memoria Histórica.
Por definición, una víctima nunca debe formar parte del jurado, ni ser verdugo, ni dictar lo que se legisla. Para eso abolimos la Constitución y ponemos en su lugar el código de Hammurabi. El ojo por ojo. Alguien dolido, como lo están las víctimas, ha de tener todo nuestro apoyo para recuperarse e integrar lo que pasó. No está para azuzarles e ir, con horcas y teas encendidas, a por nadie señalado.
Si alguien tiene pruebas de que los de Bildu son delincuentes, que acuda ante los jueces. Si piensa que son el anticristo, entonces que acuda al párroco o al psicólogo.
En cuanto a los presidentes de comunidad y otros barones del PSOE, propongo que, una vez aprobados los Presupuestos del Estado, se les de a cada una de esas comunidades en proporción a lo que les asignaba los presupuestos de Montoro de 2018. Así no son cómplices de lo que tanto les revuelve. Que se lo expliquen a sus votantes.
Entretanto, la gente que no nos resistimos a los cambios y nos gusta ver pactar a nuestros políticos (especialmente si piensan distinto), también nos gustaría ver que Bildu abjura y muestra su pesar por el pasado del que son consecuencia. Bildu respecto de ETA no es una prolongación o nexo directo. Provienen de una época lamentable como consecuencia de esos tiempos duros. Ellos, más que las víctimas, deberían abrir nuevos tiempos y favorecer nuevas actitudes en los demás.