Por Marcelo Z Carota*
Devastada por una tragedia que la ubicó como escenario del mayor accidente de una represa con víctimas fatales en Brasil –y entre los ocho mayores desastres ambientales del mundo, según un informe de la Agencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente–, Brumadinho impone dos desafíos a los seis candidatos a la alcaldía en las elecciones del 15 de noviembre.
El actual alcalde y candidato a la reelección, Nenen da Asa (PV), Antônio Brandão (MDB), Bruno Johnny (DC), Cláudio Teixeira (PRTB), el profesor Márcio Guru (PTB) y Reinaldo Fernandes (PT), primero tendrán que convencer a la mayoría de la población de que cambie de opinión sobre la ineficiencia de los políticos en sus vidas y luego, de que vayan a votar. Después el elegido deberá convencer al responsable de la tragedia, la empresa Vale –la segunda compañía minera más grande del mundo–, de que cambie su relación con las familias de las víctimas y la ciudad.
«Situaciones como la tragedia de Brumadinho plantean grandes desafíos al Estado y la sociedad, porque evidencian la precariedad de las instituciones ante el avance desenfrenado de las empresas sobre los bienes naturales y de uso común».
El análisis es de Andréa Zhouri, profesora titular del Departamento de Antropología y Arqueología de la UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais), que coordina proyectos de investigación y extensión de políticas de reparación referidos a la ruptura de la presa de Fundão en Mariana. La misma fue causada en 2015 por Samarco, una empresa de Vale en sociedad con una gigante multinacional de la minería y el petróleo, la anglo-australiana BHP Billiton.
Los problemas relacionados con la tragedia, que se han prolongado durante casi dos años, muestran la dimensión y complejidad de esos desafíos.
Pérdidas y daños
El 25 de enero de 2019, la presa de la Mina Córrego do Feijão se fracturó, causando un deslizamiento –a una velocidad de 80km/h– de casi 12 millones de metros cúbicos de deshechos minerales, matando a 272 personas, 259 de ellas empleados de Vale. Del total, 11 víctimas no han sido encontradas hasta hoy.
Es el caso de Lecilda de Oliveira, 49 años en aquel momento, 30 de ellos trabajando para Vale, madre de dos hijos. «Estamos cerca de su segundo aniversario bajo el barro. ¿Es justo hacer esto con una de las empleadas más antiguas, que se dedicó a esa empresa hasta su muerte?» pregunta Natália de Oliveria, 48 años, la hermana de la víctima. «Pocos meses después Vale, que tiene un ejército de los mejores abogados del país, forzó un acuerdo y las familias, todavía debilitadas en todos los sentidos, aceptaron.»
Con el acuerdo, padres, cónyuges e hijos de las víctimas recibieron cada uno R$700.000 (U$130.500) por daños morales. Los hermanos recibieron R$ 150.000 (U$28.000) cada uno. Sin embargo, según Natália, se omitió una póliza de seguro de vida que Vale hace para cada empleado por un monto de 2,6 millones de dólares (un poco más de 14 millones de reales, al valor actual); no se pagaron más de 2,6 millones de reales. A las acciones judiciales por estas faltas, Vale reacciona interponiendo recursos que se prolongan en la Justicia.
También es controvertida, la negativa de Vale a pagar derechos laborales, como el 40% del FGTS (Fondo de garantía). «Termina pareciendo que la persona no murió en el trabajo por culpa de la empresa sino que abandonó su puesto, como si hubiera renunciado «, dice Josiane Melo, de 39 años, presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas y Afectados por la Rotura de la Presa Mina Córrego Feijão Brumadinho (Avabrum), que sufrió en el desastre la muerte de una hermana, la ingeniera civil Eliane Melo, de 39 años, que estaba embarazada de cinco meses, lo que aumentó aún más la tensión de la familia con la relación a Vale.
Eliane fue encontrada 69 días después de la ruptura, y la compañía afirma que no fue posible probar el embarazo. «Con esto, Vale cuenta menos víctimas y paga menos indemnizaciones. Es irónico que esto venga de una empresa cuyo lema y política de gestión es ‘La vida en primer lugar'», dice Josiane, también empleada de la empresa minera, y separada de su puesto por el INSS¹ a partir el desastre.
Los criterios de Vale para contabilizar las víctimas también representan un drama para el ama de casa Arlete Silva (57 años) y su marido, el jubilado Alberico Silva (62 años), padres de Vagner Nascimento, que murió a los 39 años en el desastre, dejando a su esposa y a su hija de 16 años. Tras seis meses de búsqueda, sólo su pierna derecha fue identificada por el ADN y entregada a la familia, que se niega a dar por cerrado el caso.
«Para Vale, mi Vaguinho es uno menos de quien preocuparse, porque ya me entregaron su pierna, pero para mí, no; él sigue desaparecido. Lo puse entero en el mundo, se fue entero a trabajar, y tengo el derecho de enterrarlo entero. Sólo quiero darle una sepultura decente a nuestro hijo», dice la madre.
Desde entonces, todos los días a las 6 de la tarde, el padre sale del letargo impuesto por la depresión crónica y cumple un ritual: va a la puerta de la casa esperando que aparezca el Instituto Médico Legal, para entregarle lo que falta del cuerpo de su hijo. Era en ese horario que, durante los 15 años que trabajó como operador de motoniveladoras en la represa, Vagner llegaba a su casa, contigua a la de sus padres.
La espera de Alberico llevará tiempo: todavía hay un área de 5 millones de metros cúbicos de restos por revisar. Con la pandemia de Covid-19, las búsquedas se interrumpieron en marzo pasado y sólo se reanudan ahora.
En este tema de las reparaciones adeudadas por Vale, con la excepción de Bruno Johnny (que no respondió a los pedidos de entrevista), los candidatos tienen una propuesta convergente: con el apoyo de la Justicia, de la fiscalía y de los contratos firmados entre el ayuntamiento y la empresa, y en asociación con el gobierno del Estado, exigir una indemnización integral (material, laboral, moral y de salud) a las familias de las víctimas y a los afectados por el desastre, así como una reparación completa (financiera y ambiental) al municipio.
Descrédito en la justicia y la política
Lo que más indigna a Arlete y Josiane es la certeza de que la tragedia podría haberse evitado. Según Arlete, seis meses antes del desastre su hijo había comentado la extraña presencia de los ingenieros de la compañía minera analizando una posible fisura en la presa. La sospecha de Vagner encuentra eco en una declaración de Josiane:
«En julio de 2018, ya había una grieta en la presa. No fue porque sí que en octubre, de la nada, Vale llevó a cabo un simulacro de evacuación, algo que nunca antes se había hecho. En ese momento, para los que trabajábamos allí pareció simplemente un procedimiento de seguridad, pero cuando la represa se rompió, lo entendimos. Todo está señalado en las investigaciones que ya se hicieron. Tendrían que haber sacado a todo el mundo de ahí, pero ni hicieron eso ni advirtieron del riesgo. Vale eligió matar por lucro», dice.
La indignación se extiende a la justicia y la política, de las que esperaban acciones más incisivas para responsabilizar a la empresa por la tragedia y sus consecuencias. «En este país la justicia no respeta las leyes, respeta el dinero», acusa Arlete, que no saldrá de su casa para votar. «He perdido la esperanza en el ser humano», confiesa.
La incredulidad en la política fue confirmada por cuatro candidatos a alcalde, así como por miembros de la coordinación nacional del Movimiento de Afectados por Represas (MAB), de acción constante con buena parte de los 57 mil habitantes de Brumadinho.
Estiman que aproximadamente el 60% de la población cree que es Vale quien manda en la alcaldía, por tanto no esperan cambios con las elecciones, independientemente de quién resulte electo.
El candidato del PT, profesor Márcio Guru, cita un caso que explica la percepción popular del poder de la empresa en la ciudad: al comenzar la pandemia, el alcalde decretó el cese temporal de las actividades de empresas subcontratadas de Vale. Dos días después, el decreto fue revocado por los tribunales del estado de Minas Gerais.
Sonia Maranho, del MAB, recuerda que en el momento del desastre, el entonces Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Sustancias Tóxicas, Baskut Tuncak, hizo un informe recomendando que el caso no fuera investigado como accidente sino como crimen, pero no hubo ninguna movilización política en ese sentido. «Con todo eso, la población siente que las autoridades públicas poco hacen en su defensa. Y es triste, porque la solución es política», se lamenta otro coordinador del MAB, Joceli Andrioli.
El sentimiento de abandono político se refuerza con la actuación del gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, cuya mayor preocupación –dice Andrioli–, ha sido la compensación de Vale hacia el estado.
Es una opinión compartida por los candidatos Breno Carone y Reinaldo Fernandes, que destacan que hasta entonces la actuación de Zema, sólo ha sido para asegurar que Vale pagara los 54 mil millones de dólares que debe al Estado para reparar el daño moral y social colectivo. Sin embargo el pasado jueves 22/10, en una entrevista con Radio Itatiaia el gobernador de Minas Gerais señaló que aceptaba un acuerdo por un monto menor para realizar obras en todo el Estado. «Es mejor recibir X ahora que 3X de aquí a muchos años», afirmó Zema.
Tragedias y enfermedades
La salud física y mental de la población de Brumadinho es mala desde el desastre.
Siendo una ciudad pequeña, todos tenían algún vínculo (familiar, de amistad, profesional, afectivo) con una o más de las víctimas fatales. Así, todos desarrollaron algún tipo de trauma variando sólo su grado, de lo que resulta que una parte significativa de la población busca algún tratamiento de salud mental. Los casos más comunes son depresión, síndrome de pánico e insomnio. Los más graves, el deseo o el intento efectivo de suicidio (cinco, hasta ahora).
La mayor demanda de tratamiento se produce en el sistema de salud pública a través del Centro de Apoyo Psicosocial (CAPS), pero también se presta atención privada a través de planes de salud financiados por Vale como parte del acuerdo de reparación a las familias de las víctimas.
Además de la terapia, muchos recurren a la medicación. Después del desastre y con la pandemia de Covid-19, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos aumentó en un 70%, y el de Rivotril en un 156%. «Las tragedias causan enfermedades por la pérdida de un proyecto de vida», dice José Geraldo, farmacéutico y miembro del MAB.
La fragilidad emocional se potencia con la amenaza concreta de contaminación por los residuos minerales. «Se comprobó que el río Paraopeba está contaminado. El lodo de la minería es rico en hasta 12 metales pesados, cada uno con un efecto diferente en la salud humana. Los más comunes son el cáncer linfático y el de pulmón. Ese material está en las orillas del río. El barro se seca, se convierte en polvo fino y se inhala. En Mariana, los estudios de evaluación de riesgos para la salud humana se clasificaron como peligro inminente para la salud pública. O sea: o se aleja el barro, o se aleja a las personas. Esto puede repetirse en Brumadinho, por bioacumulación, pero Vale niega este riesgo», advierte José Geraldo.
Promesas de sanación
Con pequeñas variaciones –más retóricas que prácticas–, los candidatos coinciden en las mismas propuestas de salud pública.
Proponen contratar temporalmente o por concurso más profesionales capacitados tanto para el CAPS como para la atención primaria, con mejores salarios, pagos con el recorte de lo que los opositores del actual alcalde definen como un exceso de cargos políticos (350, según el candidato del PRTB, Cláudio Teixeira), que recargan el presupuesto de la ciudad. «El gasto de Brumadinho en personal es de R$6 millones por mes, de los cuales R$3,5 millones son para los contratados y R$2,5 millones para comisionados», dice el Profesor Márcio Guru del PTB.
Nenen da Asa responde a las acusaciones: «El alcalde debe saber cuántos empleados necesita. La salud tiene buena aprobación de la población, una de las mejores del estado. Aún así, voy a contratar más profesionales y a inaugurar el Hospital Regional».
En cuanto a la salud del municipio y su futuro, el diagnóstico es unánime: Brumadinho ya no puede depender tanto de Vale, que hoy representa casi el 60% de los ingresos de la ciudad. En 15, 20 años, la explotación de commodities llegará a su fin, de modo que es necesario invertir desde ya en atraer empresas de otros segmentos como el turismo, el ecoturismo, la agricultura familiar (que ya representa la segunda mayor recaudación de la ciudad) y la tecnología.
Pero volviendo al segundo párrafo de esta nota, se impone el primer desafío: convencer a la población de que cambie de idea y vaya a votar. La mayoría se queja de que cuando más necesitaron a los políticos, ninguno de ellos se acercó y tuvieron que ir a buscarlos. También se queja de que pocos de los seis candidatos a alcalde, acudieron –poquísimas veces– a los actos que todos los días 25, las familias realizan en memoria de sus víctimas.
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* Periodista y escritor.
¹ Instituto de previsión social