Con Jair Bolsonaro en la presidencia de la República, las elecciones municipales de 2020 se convirtieron, para la izquierda brasilera, en esperanza de debilitar el proyecto fascista y autoritario que él representa. Hoy 147,6 millones de brasileras y brasileros acudieron a las urnas para elegir alcaldes y concejales, pero cuando se trata de la maraña política que se ha formado en Brasil, especialmente después del golpe de Estado parlamentario de 2016, ninguna elección es simple. Sin embargo, los primeros números computados muestran que el bolsonarismo perdió fuerzas en todo el país, especialmente en las capitales.
Las condiciones no eran favorables, porque por un lado la máquina bolsonarista de fake news se mantuvo activa durante todo el proceso electoral y los ataques a los candidatos progresistas fueron muchos y violentos. Por otro lado, la izquierda brasilera perdió buenas oportunidades de construir alianzas, de renunciar a los egos y a algunas candidaturas para derrotar al fascismo, pero aun así el Brasil demostró una buena reacción contra Jair Bolsonaro y su máquina del odio.
El candidato a la alcaldía de São Paulo, Guilherme Boulos (PSOL, Partido Socialismo y Libertad), es sin duda el mayor exponente de estas elecciones. En una campaña militante, con financiación colectiva apoyada por artistas como Caetano Veloso, fue el candidato más presente en las redes sociales e hizo un trabajo incansable de lucha constante contra las noticias falsas. Llega a la segunda vuelta con Bruno Covas (PSDB, Social Democracia brasilera), candidato apoyado por el gobernador de ese estado, João Dória (del mismo partido).
Según datos de boca de urna de IBOPE (Instituto Brasilero de Opinión Pública y Estadísticas), Boulos pasa a la segunda vuelta con 25% de intención de voto, mientras Covas tiene el 33%. El candidato del PT (Partido de los trabajadores) Jilmar Tatto –que según el propio Lula no quiso renunciar a su candidatura para apoyar a Boulos–, quedó en el sexto lugar. La ventaja de la situación consiste en que tanto Tatto como Marcio França (PSB, Partido Socialista Brasilero) apoyarían a Boulos en la segunda vuelta.
En Río de Janeiro, el segundo turno quedó entre la derecha y la extrema derecha en un escenario bastante desfavorable a la izquierda. Eduardo Paes (DEM, “Demócratas”) y Marcelo Crivella (“Republicanos”) –este último apoyado por Jair Bolsonaro–, compiten por la alcaldía. La izquierda quedó dividida entre las candidaturas de Marta Rocha (PDT, Partido Democrático Laboralista), Benedita da Silva (PT) y Renata Souza (PSOL).
En otras grandes capitales como Salvador, Bahía, Bruno Reis (DEM) gana en primera vuelta y el candidato del PT, el Mayor Denice, queda en segundo lugar. En Belém, Pará, el candidato Edimilson Rodrigues (PSOL) está a la cabeza con el 33% contra el 23% del candidato de Patriota, el comisario federal Eguchi, que cuenta con el apoyo del Bolsonaro.
El bolsonarismo pierde fuerza en las capitales brasileras.
Jair Bolsonaro es un presidente sin partido, pero lidera su proyecto autoritario junto a siglas como Partido Novo y PSL (Partido Social Liberal). Juntos propusieron 25 candidaturas en las capitales estatales y sólo una de ellas tiene la oportunidad de llegar a la segunda ronda. La insatisfacción del brasilero con el presidente comienza a reflejarse en las urnas.
De las seis candidaturas apoyadas por el Bolsonaro, sólo la del Capitán Wagner (PROS, Partido Republicano del Orden Social), en Fortaleza, Ceará, salió adelante y hasta ahora tiene el 35%, pero competirá en la segunda vuelta con el candidato del PDT, Sarto, que tiene el 34%. Rodrigo Maia (DEM), presidente de la Cámara de Diputados, comentó incluso que Bolsonaro vuelve «a su tamaño más pequeño» con las elecciones 2020.
Es importante señalar que esta nota fue escrita poco después del cierre de la elección y antes de finalizar el conteo de votos, que continúan hasta la noche.