por Mabel Severich Larrea
Desde hace años que en Bolivia no se tenía una Primera Dama. A partir de este 8 de noviembre se tendrá nuevamente esta figura; para muchas/os es algo controversial, varios argumentan que es algo “arcaico”, “ya no se usa”.
Ante ese escenario, parece al menos interesante debatir sobre el término y sobre todo, el/los roles que se atribuyen a esa figura.
La Primera Dama es la consorte, compañera, esposa de quien asume la titularidad del poder ejecutivo de un país. El término es usado prácticamente en todos los países de la región, cuando no del mundo, con excepción de Venezuela, donde la denominan la Primera Combatiente. Algo interesante porque alude al rol que en ese país le dan.
En México, la esposa de López Obrador, Beatriz Gutierrez Muller, no funge como primera dama porque suprimieron esa figura. En realidad, suprimieron la asignación de los roles/cargo que se atribuían a ésta que, por tradición, se hacía cargo de la dirección del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Cargo que también se sigue atribuyendo a las esposas de los gobernadores de los Estados mexicanos.
En Bolivia, las funciones de Primera Dama están normadas en el Decreto Supremo 25214, del 30 de octubre de 1998, en el que se le asigna la responsabilidad de promover políticas sociales y coordinar planes y programas de apoyo a favor de grupos sociales que no estén comprendidos dentro de la administración del órgano ejecutivo.
Para ello, se le asigna, según versa el decreto, una oficina que consta del despacho de la primera dama como autoridad superior; una dirección ejecutiva, asesoría jurídica, auditoría interna y directores técnicos de administración, programas y proyectos.
Todo lo anterior está normado en la Constitución, sin embargo, no son los únicos roles asignados, ni los que nos debieran interesar primordialmente. Si nos acercamos a la cosmovisión andina, veremos que para ser autoridad de la comunidad necesariamente debe ser en calidad de Chacha Warmi, esto es, el código de conducta basado en el principio de dualidad y de complementariedad.
En este momento, las dos autoridades principales de Bolivia, presidente y vicepresidente cumplen ese requisito, ambos son Chacha-Warmi. Que hablando claro y pronto es ejercer el rol de autoridad en pareja. Dentro de la cosmovisión andina, todo está basado y fundamentado en la dualidad,todo tiene una pareja, todo se complementa para alcanzar el estatus de ser completo. Requerimos del “otro” para poder vivir de forma plena. Arriba, abajo, hombre, mujer, es en la complementariedad de lo dual que se encuentra el equilibrio.
Lourdes Durán y Lidia Gutiérrez son la dualidad y complementariedad de Luis Arce (Presidente) y David Choquehuanca (Vicepresidente) por tanto podríamos decir que, si hay primera y segunda Warmi. Más allá de que Lourdes vaya a ocupar o no el cargo que le otorga la legislación boliviana y que Lidia continúe siendo autoridad en su comunidad o elija apoyar en otros ámbitos al flamante Vicepresidente, lo cierto es que ahora más que antes, se necesita semantizar y resignificar conceptos como el de Primera Dama, nutriéndolo de lo que significa no solo para el imaginario anglosajón, sino de la importancia que merece dentro de la cosmovisión ancestral el tener, después de mucho tiempo, a dos autoridades en equilibrio.
Un Jallalla por Lourdes, Lidia, Luis y David, que a través de ellos Bolivia encuentre el equilibrio, encuentre el camino de reconciliación y retorne al Vivir Bien que tanto hace falta en estos tiempos pandémicos.