Creció en infraestructura y en cantidad de empleados. “Si antes de la pandemia me preguntabas si íbamos a lograr esto, te decía que no”, dijo el director Darío Daniel Piccoli. Comenzaron cuatro camas en cuidados intensivos y hoy tienen 28.
por Laura D’Amico
El Hospital Interzonal Jorge Juan Pose, de Zapala, creció de una manera inimaginada con motivo de la pandemia. Multiplicó por siete la cantidad de camas de terapia intensiva con respirador. La planta de trabajadores se amplió de 630 empleados a mil, y desde principios de mes trabaja un grupo itinerante de terapia que llegó desde Buenos Aires para reforzar la atención. Su director, Darío Daniel Piccoli, destacó que «si antes de la pandemia me preguntabas si íbamos a lograr esto, te decía que no». Además, sostuvo que el pico de coronavirus «ya pasó».
Cabecera de la Zona Sanitaria II, el Hospital de Zapala recibe los casos más complejos de todo el norte neuquino. Darío Daniel Piccoli está al frente del nosocomio desde julio del año pasado y contó a que antes de la pandemia en la institución contaban con cuatro camas de terapia intensiva con respirador. Luego, se fueron agregando plazas. Primero llegaron a nueve y ahí se produjo una ocupación total, por lo que debieron derivar pacientes a Neuquén o a San Martín de los Andes.
Posteriormente llegaron a tener 14 camas, luego 16, hasta llegar a 20. Con la llegada de un equipo itinerante de diecisiete profesionales especializados en Covid que llegaron desde Buenos Aires a principios de noviembre, pudieron agregar ocho camas más en el primer piso. Actualmente el nosocomio cuenta con un total de 28 camas UTI que demandaron reforzar el personal de salud.
En marzo pasado, el hospital contaba con 630 empleados. «Ahora somos mil», dijo Piccoli con excitación, y detalló que «se agregaron enfermeros y los médicos generales se tuvieron que entrenar para manejar terapia intensiva. Se hizo una reorganización hospitalaria increíble».
Sin embargo, aclaró que el hospital sigue contando solo con dos médicos terapistas, los mismos que tenía antes de la pandemia. Además hay dos cardiólogos y un médico clínico especializado en terapia, y se agregaron médicos generales que se fueron capacitando en terreno para poder mantener las veinte camas.
«Hubo momentos en los que no dimos abasto tratando de sostener con el equipo nuestro hasta 20 camas de internación», afirmó el director, pero destacó que la llegada del grupo itinerante «vino a ayudarnos a bajar un poco la carga al equipo que ya viene bastante desgastado, soportando desde hace siete u ocho meses todas las internaciones».
«Si antes de la pandemia me preguntabas si íbamos a lograr esto, te decía que no», aseguró el director, porque «lograr esto con el mismo personal, o casi el mismo personal reorganizándolo, es muy difícil. Hay hospitales grandes de Buenos Aires que no cuentan con 20 camas de terapia y nosotros pudimos hacerlo».
Equipo itinerante para paliar el agotamiento
Según informó el gobierno de la provincia de Buenos Aires en un comunicado difundido el 4 de noviembre, «el equipo de salud itinerante especializado en la atención de pacientes con COVID-19 en terapia intensiva, está compuesto por 17 profesionales entre médicas, médicos, kinesiólogas, kinesiólogos, enfermeras y enfermeros que permanecerán en el hospital de Zapala durante 15 días para dar apoyo y transmitir su amplia experiencia en el tratamiento de los casos más graves de coronavirus».
El 3 de noviembre, el equipo desembarcó en Zapala y, según Piccoli, «fue un acuerdo de la gobernación con la provincia de Buenos Aires y fue todo muy rápido».
«A nosotros nos avisan un fin de semana que ellos iban a estar acá y tuvimos que acomodarnos en uno o dos días. Eso fue lo difícil. Lo que nosotros como institución logramos en meses, hoy lo estamos haciendo en días. Eso nos puso a prueba en la pandemia y va saliendo porque el recurso humano es buenísimo, empuja y ayuda a seguir», agregó.
El mayor problema que actualmente enfrentan en los hospitales, a casi ocho meses de iniciada la pandemia, es el agotamiento del personal de salud.
«La gente está cansada, hay mucho estrés. Muchos de los enfermeros nuevos que tenemos, que algunos son eventuales por la pandemia, es personal que se recibió hace poco. No es fácil conseguir gente con experiencia en todo el país. En el terreno, al mismo tiempo que están trabajando se van formando con la gente de mayor experiencia y eso es un proceso que lleva tiempo y justamente la pandemia no nos permitió», indicó el director.
Agregó que desde que decretaron la emergencia sanitaria, las licencias profilácticas están suspendidas para el personal de salud pero las licencias anuales siguen vigentes, entonces «lo que hicimos fue una limitación para ser más equitativos con los equipos de trabajo. El que realmente está cansado se puede tomar la licencia pero tratamos que no genere inequidad que algunos se puedan tomar más tiempo y otros no. Hoy todos tenemos que colaborar», aseguró.
La permanencia del refuerzo que envió Buenos Aires estaba prevista por quince días pero, según cuenta Piccoli, «le sacamos un mes», hasta diciembre. «Si vemos que la cosa sigue empeorando, se va a buscarla vuelta para que sigan sosteniendo lo que se armó», indicó, y agregó que «si vemos que empiezan a bajar los casos quizás tengamos la posibilidad de seguir sosteniendo esto con el equipo que teníamos nosotros».
Piccoli augura que cuando el grupo que vino de Buenos Aires se retire, en consonancia con la disminución de la demanda, baje también el número de camas UTI disponibles en el hospital y sigan funcionando las ocho camas instaladas.
«La idea es que esto sea transitorio para poder zafar de esta situación y tratar de sostener lo que teníamos antes e incluso menos, para poder darle un descanso al quipo, porque la verdad que está con lo justo», finalizó.
«En la cresta de la ola»
Tomando como fecha de corte el 12 de noviembre, según los partes oficiales de la provincia de Neuquén, en Zapala -zona con circulación comunitaria de coronavirus- había 505 personas contagiadas activas y 37 fallecidas, de un total de 1.648 personas contabilizadas que tuvieron o tienen la enfermedad. Esto es el 5,9 por ciento de las personas contagiadas y el 6,14 de muertes por coronavirus en toda la provincia.
Más allá de la foto, haciendo un análisis diacrónico, Piccoli afirma que «la tendencia que vemos es que estamos en una meseta alta, como si estuviéramos en la cresta de la ola. En octubre tuvimos más de 990 consultas en consultorio respiratorio. En estos primeros 12 días (de noviembre) tuvimos más de 300 consultas pero la tendencia es a estabilizarse», afirmó Piccoli.
«Creemos que en octubre hicimos el pico porque tuvimos en un momento 23 pacientes ventilados. Fue el máximo que tuvimos la semana pasada. Ahora ya bajó a 19 o 20. Tenemos cierto margen», y agregó que la evolución de la pandemia «está coincidiendo con lo que pasó en Neuquén. Todos llegamos a una especie de meseta alta y ahora la tendencia es que empieza a descender».
«En este momento tengo 20 pacientes internados en la terapia intensiva, 21 pacientes internados en clínica médica» dice Piccoli y confiesa que «cuesta sostener» el sistema.
Afirmó que «el problema que tenemos es que en la zona hay ciudades que no tienen circulación comunitaria entonces estamos esperando ver qué pasa con esas ciudades porque si ahí empiezan a aumentar, como Chos Malal por ejemplo, que es zona de derivación nuestra, o alguna otra ciudad como Aluminé, Las Lajas, Loncopué, si pasan a circulación comunitaria van a tener un ascenso de la curva y van a pasar por el mismo proceso que pasaron todas las ciudades que tienen circulación comunitaria».
Agregó que «va a depender mucho del comportamiento de la comunidad, si cumple o no sus medidas de prevención. Si la gente usa el tapabocas, mantiene la distancia, entonces va a bajar la consulta ambulatoria. Pero la internación va a seguir estando alta por los casos del interior, que me van a seguir mandando pacientes hacia el hospital».