Kirguistán es un país de Asia Central que formó parte de la ex Unión Soviética, limita al norte con Kazajistán (el enclave diplomático más importante de la región donde se firmó el acuerdo de Astana para resolver el problema sirio) al sur con Tayikistán, al este con China y al oeste con Uzbekistán.
Por Valeria Rodríguez para Radio Gráfica
El nombre Kirguistán proviene de la palabra turca “qarq”, que significa cuarenta, por lo que Kirguistán significa “tierra de los cuarenta”, lo cual se refiere a la estructura de las cuarenta tribus que dieron origen a este país. Esto también se refleja en su bandera. Actualmente, cuenta con una población de casi 7 millones de personas.
Kirguistán está ligado a Turquía por tener una composición cultural similar y, de hecho, forma parte de la Organización de cooperación de países turcoparlantes, así como el Consejo de Estados Turcos.
Económicamente, el país kiriguis cuenta con grandes reservas de oro y estaño, pero a pesar de ello no tiene una economía muy fuerte, lo cual lo llevó a buscar apoyo en países como Rusia y China, a través de los acuerdos de cooperación de la Unión Económica Euroasiática. Unión encabezada por Rusia y la Nueva Ruta de la Seda, que es el corredor económico y geoestratégico dirigido por China.
En lo que respecta al sistema político, Kirguistán cuenta con un sistema semipresidencialista con un presidente, un primer ministro y un congreso con 120 escaños. Antes de las elecciones, del pasado 4 de octubre, hubo un intento de cambio del sistema actual a uno semiparlamentario, pero no se pudo conseguir legitimidad suficiente para hacerlo.
Turquía y Kirguistán
Después de la disolución de la Unión Soviética, que llevó a la independencia de Kirguistán, Turquía se convirtió en el primer país en reconocer su independencia y, en 1992, ambos países abrieron sus respectivas embajadas en Bishkek y Ankara. En 1997, los presidentes de Turquía y Kirguistán firmaron un tratado de amistad y cooperación eterna y, en 2011, las relaciones entre los dos países alcanzaron el nivel de asociación estratégica y se inició el Alto Comité para la Cooperación Mutua.
Existe una fuerte influencia cultural en Kirguistán, y a nivel político algunos partidos políticos de la oposición cuentan con lazos con la organización Feto. Está organización es considerada por Turquía como una organización terrorista fundada por Felullah Gulen, un “filántropo” turco que actúa como agente de la CIA e incluso está autoexiliado en Estados Unidos.
En 2017 los seguidores de Feto encabezaron el intento de golpe de estado a Erdogan y las actividades de está organización están diseminadas en más de 130 países, incluyendo Argentina. Sus actividades conectan lo educativo con lo filosófico y, además, la organización cuenta con acuerdos gubernamentales con los países donde opera. En 1999, abrió 15 escuelas y centros culturales en Kirguistán y, tras el intento de golpe de estado en Turquía, fueron absorbidas por el Estado.
Pero sus actividades continuaron muy cercanas a algunos partidos de la oposición de Kirguistán.
Las elecciones parlamentarias
El pasado 4 de octubre se llevaron adelante las elecciones parlamentarias, con una participación electoral de más del 55 por ciento (2 millones de personas) y, tras el resultado de estas, se desataron una serie de manifestaciones sociales que dejaron 700 heridos y un muerto.
Las manifestaciones incluyeron también tomas de edificios gubernamentales (al estilo de Líbano, después de la explosión del puerto de Beirut).
Por su parte, los manifestantes liberaron al ex presidente opositor, Almazbek Atambayev, que estaba preso por corrupción y al ex primer ministro, Sadyr Japarov, condenado a 11 años de prisión por detener ilegalmente a un gobernador.
Ante los disturbios, el Primer Ministro dimitió y Japarov asumió ese cargo e inició una campaña para desacreditar al presidente Soronbay Zhinbekov, quien finalmente el viernes 16 de octubre dimitió a su cargo después de haber declarado estado de emergencia sin posibilidad de resolver la crisis.
Controversia sobre los resultados de las elecciones
Kirguistán tiene 120 escaños y 16 partidos se postularon en las elecciones parlamentarias. La Comisión Electoral Central de Kirguistán (CEC) informó que el partido Birimidik ganó el 25 por ciento, 46 escaños; el partido Mi patria Kiriguistan (MK) ganó el 24 por ciento, 45 escaños; el Partido Kirguistán (KP) ganó el 9 por ciento, 16 escaños, y el Partido Bhután de Kirguistán (BK) ganó el 8 por ciento, es decir, 13 escaños en el parlamento.
Los demás partidos no llegaron al piso del 7 por ciento para ingresar al parlamento y, como resultado de eso, no solo cuestionaron la elección y la legitimidad de los resultados, sino que impulsaron las manifestaciones.
¿Caos, protesta o intervención?
Algunos analistas políticos tienden a vincular la causa de los disturbios y la crisis política en Kirguistán con la intervención extranjera. Pero, otros creen que la estructura tribal de Kirguistán ha influido en la configuración de la crisis actual y que se ha perdido el equilibrio.
“La comunidad tribal de Kirguistán y los grupos del norte y el sur juegan un papel importante”, dijo Alexander Knyazov, experto en política y seguridad de Asia Central en una entrevista de la agencia Trt. “La eliminación y marginación de los partidos del norte aumentó su motivación para buscar participación”, sumó.
En los últimos meses, algunas agencias de seguridad de Kirguistán han acusado a los partidos pro occidentales de recibir dinero de Estados Unidos y Gran Bretaña.
En cualquier caso, la realidad es que el ritmo del cambio, la ira de la gente y la protesta contra el mecanismo electoral, que se basa en el piso del 7 por ciento, han socavado por completo la seguridad y estabilidad de Kirguistán en el corto plazo.
Por otra parte, Turquía sostiene que las manifestaciones fueron apoyadas por los seguidores de Fethullah Gulen, quienes operan en el país desde el 99.
En una visita oficial a Kazajistán, con motivo de la apertura del año académico, el canciller turco Mevlut Cavusoglu dijo: “El movimiento Gulen opera como una red terrorista y armada y es completamente aterrador, y todos debemos unirnos para desmantelar esta red terrorista en esta región del mundo y en otros países”.
Los comentarios de Cavusoglu indican que Ankara todavía ve la posibilidad de que el grupo Gulen opere en Kirguistán, lo cual afectaría a la gestión de Erdogan, quien recientemente se había reunido con el presidente kirguís dimitido, Soronbay Jinbekov, y había ofrecido un lugar especial en el Consejo de Estados Turcos.
La crisis política de Kirguistán se desata en un momento complejo en el cual Estados Unidos provoca a China, que está a punto de iniciar actividades armadas y, a su vez, se desata la crisis en Bielorusia, que afecta a Rusia, además, el conflicto en Nagorno y Karabaj y las tensiones en el Mediterráneo.
El Papa Francisco cataloga el momento actual como una guerra por etapas. También podría considerarse como una balcanización de conflictos diseminados alrededor del mundo, que a simple vista parecieran no tener relación, pero si se empieza a analizar profundamente, encontramos a los mismos actores directa o indirectamente.