Por Jorge Núñez Arzuaga*
El movimiento feminista en la Argentina tiene una vasta experiencia: sabe de luchas, frustraciones, avances, fracasos y reinvenciones. Articulando identidades heterogéneas en Encuentros Nacionales que recorrieron el país año tras año, desde 1986 construyen los peldaños de una obra que es de todas, y que también tiende puentes hacia el mundo.
Irma Susanich da testimonio de esa militancia como integrante de la Multisectorial de la Mujer de Mar del Plata, coordinando talleres de capacitación, organizando foros, poniendo el cuerpo en marchas que reclaman justicia para las víctimas de la violencia, y promoviendo ámbitos de comunicación directa que ayudan a imaginar otro estilo de vida.
–¿Cuál es tu balance de las luchas de las mujeres en Argentina, desde el primer Encuentro Nacional hasta ahora?
–Considero que da como resultado algo muy positivo, un lugar que parte de la necesidad de hablar, analizar, debatir, proyectar desde y para las mujeres, ese lugar desde el cual nos íbamos transformando, nos construíamos y que devino en una lucha incansable para lograr una situación con mayor equidad e igualdad de oportunidades.
–¿Cuáles son los principales logros?
–Pienso que entre ellos están las leyes que nacen en el seno de estos Encuentros, como la de Ley de Divorcio Vincular; Patria Potestad Compartida, que luego se mejora aún más con la última reforma del 2015 donde ambos padres son responsables por igual; ley de cupo femenino en las listas de candidatos de los partidos políticos; la ley de Identidad de Género; el Matrimonio Igualitario; ley sobre la prevención, sanción y erradicación de la Violencia contra las Mujeres, promulgada en 2009, etc. Pero los encuentros en sí son una práctica social que se realiza consecutivamente en Argentina durante 34 años, que ha llevado a la consolidación del movimiento de mujeres que trabaja arduamente para cambiar este sistema patriarcal que se coló en todos los ámbitos de nuestras vidas, que nos oprime y ubica en un lugar de subordinación que nos define el destino, y este es el motor que nos llevó a transitar este proceso de liberación, de lucha y rebeldía que nos permitió ir recuperando y conquistando muchos Derechos.
–¿Se cumplieron tus expectativas?
–Sí, muchas. Lógicamente siempre hay cosas que falta alcanzar, muchas veces he pensado que bueno… tantos años yendo a los Encuentros quizás es ahora de pasar a otra instancia, pero en cada uno aparecen diferentes, nuevas voces que cuentan situaciones que creen son personales, pero que son cuestiones sociales. A todas algo parecido nos pasa y se siente esa cosa común que te hermana con las otras. Los Encuentros te cargan las pilas para seguir.
–¿El Estado, las políticas públicas, responden a las necesidades o atrasan…?
–Pienso que esta problemática ha tomado un fuerte protagonismo en los últimos años y el Estado como garante de derechos tuvo que gestionar políticas públicas para hacer frente a las mismas. Hoy la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad ha sido un gran avance para trabajar las violencias y desigualdades de las Mujeres y Diversidades, pero no debemos dejar de reclamar y exigir que el Estado cumpla cuando con su obligación no lo hace. Necesitamos que las Mujeres y diversidades tengan mayor participación en puestos de decisión y mejores trayectorias laborales, ya que las brechas de género persisten en el ámbito laboral; el efectivo goce de los derechos sexuales y reproductivos; que las tareas domésticas y de cuidados se distribuyan de manera más justa; mejorar los dispositivos y recursos para la intervención y prevención de la violencia.
–¿Se incorporó la perspectiva de género en la educación formal?
–Educar con perspectiva de género implica formar bajo la base de la equidad de género y por lo tanto deberían existir programas educativos para remediar estas desigualdades y discriminación, por lo tanto justamente es en la educación formal donde se debería revertir porque tiene una incidencia muy importante en la formación de los valores, subjetividades, expectativas y elecciones vitales de niñas, niños y niñes que luego las, los, les llevarán a asumir determinadas posiciones en sus vidas. Creo que aquí falta bastante, tenemos que garantizar el derecho a que todos los colegios y en sus tres niveles den la ESI (Educación Sexual Integral) y ver muy bien cómo se implementa, trata los temas del cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, la información y la sexualidad.
Este es un aspecto que podría tocar algunos temas que hacen a la perspectiva de género, pero es uno. Hay mucho por trabajar para romper con la naturalización, para poder incorporar mecanismos y métodos que permitan identificar y cuestionar las situaciones que llevan a la discriminación, la violencia, la desigualdad y la exclusión.
–¿Qué rol juegan hoy los medios de comunicación?
–Sabemos que los medios de difusión son importantes en la manera que vemos “la realidad”, cómo nos cuentan las noticias, cómo opinan y lo que preguntan en los reportajes, por eso se apela muchas veces a la forma en que los medios reflejan y construyen el relato sobre las relaciones entre los géneros, sobre el papel social de las mujeres o sobre sus derechos y ni hablar sobre los femicidios o situaciones de violencia. Es un reflejo de los valores y creencias de la sociedad, pero los medios también han sido nuestros aliados cuando hemos salido a denunciar, por eso la perspectiva de género también tiene que llegar a los medios de comunicación y lograr respeto por la integridad y dignidad de las personas.
–El feminismo también se expresa desde el Movimiento Humanista, ¿cómo es tu mirada desde ese espacio?
–Bueno, se ha ido consolidando este espacio de Feministas Humanistas. Ahora nos encontramos armando un Encuentro Latinoamericano, para luego ir hacia el Encuentro Internacional. Estamos llevando nuestra postura y puntos de vistas en las diferentes temáticas que abordamos.
Como decimos en nuestro Manifiesto “nos levantamos para ser la voz de la resistencia justa noviolenta, frente a las diferentes formas de violencia”.
Nos otorgamos el derecho de repensarnos como mujeres en proceso, para releer nuestras vidas, cuestionándolas desde una óptica posibilitaría que nos abra el futuro hacia la felicidad y la libertad.
* Poeta y periodista. Miembro del Centro de Estudios Humanistas Moebius, Mar del Plata (Argentina).