Solo una pequeña reflexión para sumarme a la correntada de amor y poesía que circula éstos días
Por Alicia Ovejero
– ¿Fuiste anoche al velorio de Néstor? – me preguntó a las apuradas cuando terminaba el recreo.
– Fui a la plaza, ¿y vos? – le contesté.
– Sí, fui con mis hijos. Volvimos a la madrugada – me dijo con el pecho levantado y moviendo la cabeza como diciendo Sí.
– Pero vos tampoco eras afín al kirch… (para el historial de mis preguntas inútiles e inoportunas)
– No, pero sentí que tenía que estar ahí. ¿Y sabés qué? ¡Cuando volví me sentía más buena!
Esto fue en una escuela de La Matanza al otro día del sepelio de Néstor y sentí que ese diálogo con una compañera de trabajo expresaba algo que yo había experimentado y no había podido describir tan claramente.
Sonreí levemente, pero escucharla me abrió una inmensidad de preguntas. Me había dormido intentando describir aquello tan intenso. Mi compañera, con esa sabiduría simple que da la experiencia verdadera me lo acababa de describir.
Yo también esa noche en Plaza de Mayo me había sentido más buena.
Había partido alguien muy importante para el pueblo argentino, Néstor Kirchner no era un ex presidente más, miles habíamos llegado a la plaza sin que nadie nos convocara, corría una ventolina de que algo muy grande nos unía y nos hacía sentir mejores como seres humanos.
Muchas veces recordé aquel diálogo y todas la hojas que abollé intentando describir con alguna pretensión poética el significado de “ser mejores”. Me gustaría poder desentrañar esto con otros.
¿Qué será esto de ser mejores? ¿Cómo lo podremos generar sin que sea un accidente, una mera coincidencia? ¿Tendrá relación con dejar las pequeñeces personales, los reclamos de facciones y pararse en el intento verdadero de una vida mejor para todos/as? Y si no es para todos no es bueno para mí, y si es bueno solo para mí es una berretada que no hace ni cosquillas a lo mejor de lo humano.
No es menor que intentemos sentirmos más bondadosos me parece. Se me ocurre difícil que cambie algo verdaderamente si no buceamos en esos lugares que hacen grande a la Humanidad. ¡Mirá si no será trascendente la vida humana!
Todas esas preguntas me las desató Néstor finalmente, cuando aparentemente se había ido… O todos los que esa noche sentían el mismo Amor. No lo sé, pero en todo caso estoy segura que tuvo que ver con las acciones que él puso en marcha. Eso no muere jamás.
Es verdad ese cantito que se canta en la Plaza: “Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo LPMQLP!