¿Habéis visto la campaña del “humanismo digital de Bankia*”? Se me retuercen las tripas cada vez que veo el anuncio.
Las palabras y el lenguaje son los ladrillos del pensamiento. Permiten a nuestra mente comunicar con otros y salir de su soledad para crecer. Por eso, pervertir el lenguaje de esta manera es también un tipo de violencia.
Lo dice mucho mejor que yo Tucídides: «Cuando las palabras pierden su significado habitual. Cuando se distorsionan para obligarlas a decir lo que interesa a cada uno de los contendientes en el espacio público, desaparece ya el fundamento sobre el que construir un mundo común conocido y sustentar la convivencia.”
Humanismo es un término que puede abarcar muchos matices. Pero en su raíz conceptual es, sobre todo, una visón o mirada antropocéntrica. Una doctrina o sistema referencial, donde el hombre es la medida de todo. Busca que los individuos y las sociedades puedan orientarse ellos mismos, en su caminar. Es una mirada emancipadora.
Que Bankia quiera apropiarse o arrogarse algo que pueda llamarse humanismo es para vomitar sangre. Es como un destornillador, clavado en nuestro oído, en cuyo mango diga “cuanto más te entre mejor”. Pura violencia. Siento tener que decirlo así. Goebbels no lo habría hecho mejor que el publicista que esté tras esto. Pero hay que despertar.
La banca es cualquier cosa, menos humanista. Por definición no pone al ser humano como centro de su actividad. No busca el desarrollo y el bienestar humano como bien supremo.
Tampoco es abiertamente lo contrario. Simplemente lo humano no está en sus coordenadas a proteger. Obedece a otros valores, que pone por encima del ser humano.
Al ser humano, la banca y Bankia, lo objetiva como cliente, empleado, deudor, moroso, operación, “activo”, cartera, etc… Es decir, una cosa que usar y mantener en suspensión animada, si es útil.
La banca cree en el Mercado como realidad supra-humana y automática, con poder y legitimidad para asignar los recursos al más «apto» (¿voraz?). Persigue el beneficio, entendido como rédito máximo para sus accionistas.
No olvidemos, tampoco, que sus herramientas digitales, anunciadas falsamente como “humanistas”, no buscan facilitarnos la vida, o liberarnos, sino saber más de nosotros para manipularnos mejor.
Bankia y cualquier otra entidad bancaria, son empresas que están mucho más cerca de lo antihumano que del humanismo. Que no nos engañe su propaganda. Bankia no es humanista, aunque lo griten a los cuatro vientos, ya sean digitales o analógicos.
El pedigree de BANKIA:
Por volver a las palabras y a su perversión, Bankia surgió en 2010 de la fusión de otras siete cajas de ahorro regionales. Algunas en apuros, otras sobre-endeudadas, otras demasiado ligadas a proyectos faraónicos de los respectivos gobiernos autonómicos en su territorio.
Fusionarse fue una solución impuesta por el Gobierno y desde la EU, para evitar una quiebra sistémica en España.
A la larga la solución no ha resultado. La entidad está en pleno proceso de adquisición por CaixaBank. Cuando se complete la fusión Bankia, desaparecerá como marca.
En cuanto a su historia en los 10 últimos años, recordemos el escándalo de las «preferentes». Aún colea el caso. Humanista hubiera sido reconocer la estafa y arreglar doblemente el daño. Primero, cambiando sus prácticas para siempre. Segundo, restituyendo el daño y sufrimiento causado. Poco hay de eso.
En cuanto a su salida a bolsa. Fue de circo y acabó con un veredicto de los tribunales cuestionando la operación e incluso el funcionamiento de nuestro sistema financiero.
Posteriormente vino su rescate financiero. Operación que le costó 22.424 millones de euros al Estado español. Un monto equivalente a un millón de sueldos medios españoles, anuales ¡enteritos! En todo esto, con la compra en 2020 por parte de CaixBank, no se les ve a los Srs. de la casi disuelta Bankia mucho ímpetu por devolver el rescate. Entre tanto si han dado beneficios a sus accionistas.
En la página corporativa Bankia se presentan con una serie de palabras clave, que matizo entre paréntesis con píldoras de hemeroteca:
- Somos íntegros [íntegramente escandaloso fue lo de las “tarjetas black”. Acabó en un macro juicio, condenando por delito continuado de apropiación indebida, a los 65 consejeros y directivos. También fue escandaloso y juzgado el asunto de las acciones preferentes. Implicó la ruina de pequeños ahorradores, muchos ancianos y engañados];
- Somos cercanos [Desde que se fusionaron en Bankia, la entidad no ha parado de cerrar sucursales, de despedir empleados y restringir horarios. Especialmente en ciudades y pueblos…];
- Somos profesionales [Hay una abultada hemeroteca respecto al juicio por la salida a bolsa de Bankia, o de la nacionalización de BFA (la matriz de Bankia) por parte del Estado español. Sin olvidar la condena en la Audiencia Nacional de sus máximos directivos por administración fraudulenta. Un banco llevado por profesionales no hubiera tenido tan corto y penoso recorrido];
- Somos apasionados [Mucho. Sobre todo su cúpula directiva, que pidió ser remunerada a nivel de la banca de EE.UU. Por poner ejemplos de esta pasión dorada: Hubo directivos con derecho a cobrar 13,8 millones de euros en concepto de pensión. El ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato, cobró 2,4 millones de euros en 2011 y el ex vicepresidente (y presidente de Bancaja), José Luis Olivas, 1,7 millones de euros];
- Somos valientes [Desde luego que lo son. En 2011 la entidad presenta su balance sin informe de auditoría. Hecho inaudito y muy “valiente”, además. Porque pretendían tener unos beneficios de más de 300 millones de euros. Pero, cuando se les aprieta y audita, afloran unas pérdidas de casi 3.000 millones…];
- Lo hacemos posible […En Bankia hubo verdaderos mercenarios sin escrúpulos, que hicieron posible que al final el cliente, los empleados, o el contribuyente seamos los paganos del desastre].
*Bankia es un banco español