29 de septiembre 2020. El Espectador
Si la paz es una quijotada, un sueño o la sublimación de la historia, bien vale la pena mezclar la razón con la ilusión y el dolor con la esperanza, con tal de sacarla adelante. O es que “¿Hay alguna otra alternativa mejor que la construcción de la paz?”, preguntó Pepe Mujica el sábado, en la conferencia internacional organizada por el movimiento Defendamos la Paz, en el 4º año de la firma del Acuerdo, en Cartagena.
El 26 de septiembre del 2016 se abrió la puerta a un nuevo país. Y paradójicamente a muchos les dio miedo soltar el miedo. Pero hoy no voy a preguntarles por enésima vez por qué se han negado a salir de la cáscara de la violencia. Hoy no.
Hoy quiero agradecerles a los valientes; a los filósofos y a los estrategas, a los artesanos y negociadores de la paz. A los firmantes, a las víctimas, a más de trece mil hombres y mujeres que entregaron las armas. Quiero agradecer cada cama vacía en el hospital Militar y cada uno de los tres mil muertos que nos ahorró el Acuerdo en el primer año. Y dar gracias al gobierno de entonces, porque a pesar de todo y de tantos, no se resignó a la guerra.
A la jornada de “El mundo exige paz” llegó la luz remota y conmovedora de los Premios Nobel del Congo y Timor Oriental; parlamentarios y expresidentes, la ONU y la Comunidad Europea. De Colombia, hablaron líderes sociales, los jefes de los equipos negociadores, ese ángel llamado Pacho de Roux, la JEP y el anfitrión, Defendamos la Paz. Y habló el gobierno, largo, profuso en cifras y escaso en realidad y empatía.
“Nosotros ya no tenemos más fuerzas para recoger más muertos”, dijo Leyner Palacios, víctima de Bojayá. Ante ti, mis respetos. Gracias, Leyner, por ser emblema de fortaleza y reconciliación.
“Yo me siento más humano hoy después de las conversaciones. Aprendí sobre el alma y sobre Colombia. Aprendí sobre angustias y esperanzas”, dijo Humberto De La Calle. “Es necesario ir más allá de las cifras. Más allá de las armas. Es necesario que dejemos de lado el ustedes y nosotros, para que solo seamos nosotros. Colombianos simplemente”. Infinitas gracias a usted, Humberto, el estadista de la paz. “Reflexión e impulso debe ser la conclusión de este encuentro”.