Por Angel MRPH
Creo que es importante empezar este artículo aclarando a qué me refiero cuando hablo de revolución, ya que es una palabra que puede hacer referencia o emplearse para dar nombre a muchos términos o conceptos, algunos de los cuales menciono simplemente a título informativo. Por ejemplo, en astronomía se refiere a la orbita completa de un astro alrededor de otro; o en mecánica, un giro o vuelta completa que da una pieza sobre su eje. Claro que esto no ayuda mucho, pues cada año la tierra hace una revolución al hacer una orbita completa alrededor del sol y una revolución diaria dando un giro completo sobre su propio eje y esto no hace que mejoren las condiciones de vida de la gente. Salvo que sea la revolución que da paso al fin de semana (y no trabajemos), pero dos revoluciones después llega el lunes y hay que esperar cinco revoluciones más hasta el próximo fin de semana. Así que estas definiciones no nos sirven, o bueno sí, para molestar un poquito a quienes nos digan que no es posible hacer una revolución no violenta. Que se queden pensando, por no ver que la tierra hace trescientas sesenta y seis revoluciones “no violentas” al año, si no es bisiesto.
Tonterías aparte, cuando hablamos de revolución, sin ponerle apellido, a veces pensamos en algunas de las revoluciones violentas que se han producido a lo largo de la historia, aunque estas sí tenían apellido: Francesa, Rusa. Son las primeras que me vienen a la cabeza. Pero también podemos pensar en otros apellidos como Tecnológica, Científica. Que aunque se refieren a ámbitos y temáticas muy concretos, normalmente los progresos que generan acaban llegando a toda la sociedad. A estas sí que podríamos considerarlas revoluciones no violentas, que aunque importantes, no son el tipo de revolución no violenta del que quiero hablar en esta serie de artículos. Para no alargar el misterio voy a ponerle ya otro apellido, Social. La chiquilla se va a llamar Revolución Social No Violenta, o más familiarmente, Revolución No Violenta, a secas.
Estoy cayendo en cuenta de que todavía no he explicado, de modo más o menos claro, a qué me refiero cuando hablo de revolución. Que si las orbitas de los astros, que si los giros sobre un eje, los apellidos de las revoluciones y más cosas que, de habérseme ocurrido, también me habrían servido para distraerme un rato. Pero vamos a por lo divertido, qué quiero decir cuando hablo de revolución (a secas), pues, más o menos, que de una transformación radical del ámbito al que aplico esa palabra, o sea, el apellido. Como en esta serie de artículos pretendo hablar de una Revolución Social No Violenta, quizás sea bueno que aclare que en más de una ocasión me referiré a ella sin usar sus apellidos, ni No Violenta, ni Social.
Resumiendo, una revolución es una cambio radical en un determinado ámbito o concepto, ¿estamos de acuerdo? En el caso de este artículo y los que le seguirán, al tratarse de una Revolución No Violenta se entiende que estamos hablando de una trasformación total del sistema social, político y económico en el que vivimos ¿no?
Otra característica que se le podría atribuir a las revoluciones, para poder llamarlas así, es que se realicen en un periodo no demasiado largo de tiempo, no sabría deciros exactamente cuánto, así que lo dejaremos en un simple, no mucho. Por tirarme a la piscina, voy a decir que cinco o diez años, o si le añadimos otro apellido, como por ejemplo “Tranquila”, pues puede durar más tiempo. Pero esto es totalmente subjetivo, no me hagáis mucho caso que a lo mejor me estoy “columpiando” un poquito más de la cuenta.
Aunque creo que si no tienen esta característica de realizarse en un periodo “no muy largo de tiempo” podríamos decir que más que de revolución, estamos hablando de evolución, es decir, algo que, sí o sí, de un modo u otro va a acabar pasando porque una de las muchas virtudes que tenemos las personas, es que somos inquietas y creativas, no paramos de inventar, innovar y mejorar las cosas. No imagino a la sociedad del siglo que viene o del siguiente, actuando o haciendo algunas cosas de la misma forma que en que las hacemos actualmente.
Es bueno saber que los logros y mejoras conseguidos mediante una revolución no se acaban cuando termina la revolución, ya que esta se produce precisamente para obtener esos resultados. Quiero pensar que esto ya lo sabéis y que tranquilamente podía haberme ahorrado este párrafo, pero bueno por si acaso.
Me gustaría hacer una reflexión sobre ese concepto de la evolución que mencioné antes, porque sabemos o podemos imaginar que más allá de que se produzca o no esta Revolución Social y No Violenta, la humanidad va a seguir progresando, habrá avances en la ciencia, la tecnología y en casi todos los campos del quehacer humano. No puedo dejar de preguntarme si todo este progreso va a ser para todas y todos, o va a haber, como sucede actualmente, una minoría privilegiada que pueda tener fácilmente acceso a todo, mientras la mayoría tendremos que conformarnos con lo que nos toque, o en el mejor de los casos, con lo que podamos pagarnos. Ya resolveremos esto en los próximos artículos.
Antes de finalizar me gustaría dedicar unos párrafos para hablar de la violencia. No esperéis un desarrollo demasiado preciso porque quien escribe esto da para lo que da, que no es mucho.
Pero volviendo al tema y por decirlo a lo bestia, podemos decir que la violencia es una forma de intentar imponer determinadas condiciones, ideas o creencias a una o a varias personas, incluso a colectivos sociales y países enteros.
Sabemos que hay varios tipos de violencia. La física: que va desde la simple bofetada hasta las guerras, la tortura o cualquier tipo de agresión física. La económica: con la explotación laboral y los salarios de mierda, el robo, la usura, la especulación financiera. La sicológica: con amenazas, insultos, chantaje, humillación. Todas con su etc.
También conocemos otros tipos de violencia como la religiosa, racial, sexual, etc. Aunque también creo que más que de tipos de violencia podríamos estar hablando de excusas o malos motivos para ejercer la violencia mencionada en el párrafo anterior (física, económica y sicológica). Pero bueno, esto es solo una opinión.
En el próximo artículo hablaré de las verdades absolutas en la revolución.