La aburrida campaña presidencial de EE.UU. en este 2020 se está desarrollando, faltando sólo unos meses para que termine en noviembre. El principal y tal vez único proyecto real del Partido Demócrata es echar a Donald Trump de la Casa Blanca y evitar que asuma un segundo mandato.
Es cierto que esta elección es importante, pero no por las razones que nos venden. Esta elección es importante porque las cosas tienen que cambiar, y cambiar profunda y rápidamente. Tenemos que dar vuelta la dirección destructiva de nuestra sociedad actual. Necesitamos un fuerte cambio cultural, algo así como una revolución cultural no violenta, y debemos usar este espacio político y la candidatura de Biden para hacer avanzar nuestra sociedad y producir estas transformaciones tan necesarias. El futuro de la humanidad está en juego.
El tema principal que engloba todo lo demás es la violencia y su uso en todas sus formas: física, económica, racial, sexual, religiosa, moral. Esta cultura de la violencia es la que está causando esta crisis, y no se está haciendo nada para detenerla.
Aquí hay algunas de las formas en las que esta violencia se está manifestando:
El medio ambiente: Los Estados Unidos, con poco más del 4% de la población mundial, es responsable de casi un tercio del exceso de dióxido de carbono que calienta el planeta. Los 28 países de la Unión Europea, tomados como conjunto, vienen justo detrás de los Estados Unidos en emisiones históricas. Así que, si combinamos los Estados Unidos y Europa, el Oeste Blanco es responsable de más del 60% del exceso de dióxido de carbono.
La concentración de capital, principalmente por parte de la comunidad blanca, está produciendo una creciente brecha entre ricos y pobres. Los afroamericanos, por ejemplo, perdieron el 40% de sus pequeñas empresas durante el período de COVID. Amazon y otros actores de la tecnología están viendo dispararse sus beneficios durante una de las peores pandemias mundiales. Hoy en día, la familia blanca promedio tiene aproximadamente 10 veces más riqueza que la familia negra promedio, y los graduados universitarios blancos tienen más de siete veces más riqueza que los graduados universitarios negros.
La militarización, las armas nucleares y un presupuesto militar desproporcionado son utilizados por nuestro país para intimidar al resto de la humanidad. La policía nacional utiliza equipo militar para asaltar y matar a la gente de color en las calles de las ciudades de EE.UU. y 36.000 estadounidenses son asesinados mediante el uso de armas de fuego cada año – un promedio de 100 por día.
Nuestra actual democracia formal, que se basa en una forma desconectada de representación con una mínima participación a la que se le llama votación, no ha evolucionado mucho en los últimos doscientos años. Incluso dentro de este sistema anticuado, hay una total indiferencia por el derecho al voto, especialmente entre las comunidades de color. En algunos barrios de la ciudad de Nueva York, menos del 50% de la población es elegible para votar.
La comunidad blanca necesita levantarse y asumir la responsabilidad por el fracaso de los valores dominantes de la competencia y el individualismo extremo, que a su vez han llevado a la concentración del poder y la riqueza, el uso de la violencia como la principal forma de resolver conflictos, y la discriminación desenfrenada contra las culturas minoritarias y la gente de color.
Si sales a la calle por la libertad de no usar una mascarilla, has elegido la lucha equivocada. La mascarillas no tienen que ver contigo; no son un permiso de conducir, están destinadas a impedir que mates a otras personas. La única libertad real que tienes es liberarte de la violencia y la contradicción, y elegir empezar a tratar a los demás como quieres ser tratado. Pero antes de hacer eso, necesitas reconocer que actualmente tienes muy poca libertad en tu propia vida. No elegiste tu idioma primario, no tuviste muchas opciones sobre el trabajo que estás haciendo, no elegiste el Dios en el que crees o la religión a la que perteneces. No tienes poder sobre cómo se gastan tus impuestos (principalmente para matar gente). No elegiste el país en el que naciste. ¿Alguna vez te has cuestionado por un minuto el tipo de pareja sexual (género) con el que te sientes más cómodo? Tienes una forma de matrimonio, un sistema económico, una bandera en tu jardín.
Tal vez ahora ves la necesidad de que tomemos algunas decisiones intencionales. Es nuestro trabajo decirle a nuestro futuro empleado potencial, Joe Biden, qué hacer. Pagamos el salario del Presidente con nuestros impuestos, así que no lo desperdiciemos. Salgamos de nuestro nihilismo, aprendamos de nuestros errores, reconciliémonos con nuestros enemigos, y detengamos la violencia. Pongamos en práctica una renta básica universal. Prohibamos las armas nucleares. Paguemos las reparaciones a los afroamericanos. Reduzcamos el presupuesto militar de los Estados Unidos en un 10% para pagar el desarrollo de la energía verde. Hagamos saber a Biden cuál será su programa político. Hagámoslo porque sin nosotros nada va a cambiar.