La crisis de la covid-19 aumentará drásticamente la tasa de pobreza de las mujeres y ampliará la brecha entre hombres y mujeres que viven en esa situación, sostiene un nuevo informe publicado este miércoles 2 por ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Se esperaba que la tasa de pobreza de las mujeres disminuyera 2,7 por ciento entre 2019 y 2021, pero las proyecciones ahora apuntan a un aumento de 9,1 por ciento, debido a la pandemia y sus consecuencias, advirtieron las agencias.
Para la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora de ONU Mujeres, “el aumento de la pobreza extrema de las mujeres es una dura muestra de los profundos defectos en la forma en que hemos construido nuestras sociedades y economías”.
La pandemia afectará la economía y la pobreza global en general, pero las mujeres sufrirán el impacto de manera desproporcionada, especialmente aquellas en edad reproductiva, señaló el informe del PNUD y la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Para 2021, por cada 100 hombres de 25 a 34 años que vivan en pobreza extrema (con 1,90 dólares al día o menos) habrá 118 mujeres, una brecha que podría aumentar a 121 mujeres por cada 100 hombres para 2030.
El informe explica que, en general, la pandemia arrastrará á a 96 millones de personas a la pobreza extrema para 2021, entre ellas 47 millones de mujeres y niñas.
De ese modo, el número total de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema aumentará a 435 millones, y las proyecciones muestran que este número no volverá a los niveles anteriores a la pandemia por lo menos hasta 2030.
Dado que 59 por ciento de las mujeres pobres del mundo viven actualmente en África subsahariana, la región seguirá albergando el mayor número de personas en situación de pobreza extrema del mundo.
Pero las consecuencias de la pandemia cambian los pronósticos de pobreza extrema en todas las regiones: después de lograr avances significativos en la reducción de la pobreza en los últimos años, se prevé que el sur de Asia experimente un resurgimiento de la pobreza extrema.
Para 2030, por cada 100 hombres de entre 25 y 34 años que vivan en la pobreza en Asia meridional, habrá 129 mujeres pobres.
En la región latinoamericana, la tasa de pobreza entre las mujeres aumentará este año 37 por ciento, 22 por ciento más que el año pasado, y así de los 231 millones de pobres (186 millones en 2019) 118 millones serán mujeres, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Las proyecciones de PNUD y ONU Mujeres solo consideraron la revisión a la baja del producto interno bruto, excluyendo otros factores, como que las mujeres abandonen la fuerza laboral debido a responsabilidades de cuidado infantil, “por lo que la realidad podría sr aún más desalentadora”.
Mlambo-Ngcuka recordó que las mujeres asumen la mayor responsabilidad en el cuidado de la familia, ganan menos, ahorran menos y tienen trabajos mucho menos seguros.
“De hecho, el empleo de las mujeres corre un mayor riesgo que el de los hombres, un 19 por ciento más. Las pruebas que tenemos de desigualdades son fundamentales para impulsar una acción política rápida y reconstructiva que sitúe a las mujeres en el centro de la recuperación de la pandemia”, dijo Mlambo-Ngcuka.
El aumento constante de otras desigualdades de género preexistentes engrosará las cifras, según el informe, pues las mujeres trabajan en algunos de los sectores más afectados, como el alojamiento, los servicios de alimentación y el trabajo doméstico, muy expuestas a los despidos y a la pérdida de sus medios de vida.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para junio de 2020 se estima que 72 por ciento de los trabajadores domésticos en todo el mundo habían perdido sus trabajos como resultado de la covid.
Además, las mujeres tienen menos probabilidades de beneficiarse de las medidas de protección social, advirtió el administrador del PNUD, Achim Steiner.
“Más de 100 millones de mujeres y niñas podrían salir de la pobreza si los gobiernos implementaran una estrategia integral dirigida a mejorar el acceso a la educación y la planificación familiar, salarios justos e iguales, y expandir las transferencias sociales”, dijo Steiner.
El informe concluye que el retroceso no es inevitable y formula seis recomendaciones a gobiernos, instituciones y empleadores, comenzando por abordar la segregación ocupacional y mejorar las brechas salariales de género.
Luego propone solucionar el acceso inadecuado a servicios de cuidado infantil, introducir paquetes de apoyo económico para mujeres vulnerables, aumentar las medidas de protección social dirigidas a mujeres y niñas, y ampliar la disponibilidad de investigación y los datos sobre los impactos de género de la pandemia.
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