Este Bond, que compartía con el personaje de ficción su «predilección por las mujeres», fue puesto «bajo vigilancia» por supuesta recopilación de «información sobre el Ejército polaco».
El Instituto de la Memoria Nacional de Polonia compartió esta semana documentos que revelan la visita al país de un agregado militar británico de nombre James Albert Bond a mediados de la década de 1960.
El diplomático, homónimo del agente encubierto que protagoniza la legendaria saga de acción, habría llegado a Varsovia en 1964 con su esposa y su hijo para ocupar el puesto de secretario y archivero en la embajada de Reino Unido. Durante su estadía se dice que se infiltró en «objetos militares» al menos dos veces.
?Nazywam się #JamesBond …??
Do Polski przybył w 1964 jako urzędnik attachatu wojskowego @ukinpoland
Przybycie agenta zainteresowało funkcjonariuszy Dep. II MSW. Poddano go inwigilacji. Bond był rozmowny, ostrożny i „interesował się niewiastami”.#AIPN ➡https://t.co/tRopFfQxUe pic.twitter.com/9bdbc6aKE8— Instytut Pamięci Narodowej (@ipngovpl) September 22, 2020
Bond, que según asegura el Ministerio del Interior Polaco, compartía con el agente 007 su «predilección por las mujeres», fue puesto «automáticamente bajo vigilancia» del departamento de contrainteligencia del país tras considerar que «recopilaba información sobre el Ejército polaco», detrás de su papel de archivero y hombre de familia. El funcionario abandonó Varsovia en 1965 y nunca más regresó al país.
En medio de las sospechosas similitudes con el Bond creado por el novelista británico Ian Fleming en 1953, los expertos no descartan que el papel de James Albert fuera en realidad un «chiste diseñado para burlarse de los servicios secretos polacos», aprovechando la popularidad mundial del personaje desde la década anterior. Se cree que el supuesto espía habría sido usado como «cortina de humo» para llamar la atención de Inteligencia y dejar sin vigilancia a personas o lugares con información sensible. «No sería la primera vez, y ciertamente no la última, que los espías utilizan la desinformación para engañar a los cazadores de espías», concluye el Instituto de la Memoria Nacional.