Tras varios meses de retraso, finalmente, representantes del Gobierno afgano y los talibanes se reunieron en Doha, la capital de Catar, para celebrar unas históricas conversaciones de paz destinadas a poner fin a dos décadas de guerra que ha dejado decenas de miles de muertos.
El líder del Consejo de Paz de Afganistán, Abdulá Abdulá, pidió el fin de la violencia y un alto el fuego humanitario. Dijo que incluso si las dos partes no pueden estar de acuerdo en todos los puntos, deben transigir.
Por su parte, el número dos de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, reconoció que la negociación tendrá momentos difíciles por lo que habrá que avanzar “con mucha paciencia”. Subrayó que Estados Unidos debe mantener su compromiso del acuerdo firmado en febrero, el cual prevé la retirada gradual de sus tropas a cambio de una serie de condiciones, entre ellas que los talibanes dejen de apoyar a Al-Qaeda.
Las negociaciones se han retrasado unos seis meses debido a profundas divergencias sobre un polémico canje de prisioneros entre los talibanes y el gobierno, previsto en el acuerdo entre Talibán y EE.UU.
El canje de 5000 talibanes por 1000 miembros de las fuerzas afganas fue una condición previa del grupo armado para iniciar las conversaciones. Ahora queda por ver si estas conversaciones de paz son una oportunidad histórica o un camino difícil e incierto para el país azotado por la guerra.