Ciclo de 4 Conversatorios con hermanos y hermanas de pueblos originarios latinoamericanos
El 8 de agosto pasado participamos en el 2° encuentro del Ciclo de Conversatorios sobre Interculturalidad, Derechos y Conmemoraciones Indígenas organizado por el Programa de Interculturalidad y Pueblos Originarios de la UADER (Universidad Autónoma de Entre Ríos).
Otra vez se nos abren puertas para que conozcamos historias, vivencias, luchas y experiencias que nos acercan a la vida pasada y presente en territorios tan cercanos geográficamente y al mismo tiempo tan desconocidos en su profundidad.
Uno de nuestros propósitos como activistas de Convergencia de las Culturas en Buenos Aires es colaborar para acercar las porciones de humanidad que habitan el suelo del Abya Ayala. Nos alegra poder ayudar a tejer vínculos, confianza y amistad. Creemos que son pasos necesarios hacia la percepción de Argentina como estado plurinacional.
En esta ocasión el Conversatorio fue enmarcado en las celebraciones del Día de la Onkaiujmar (Madre Tierra) para la Nación Charrúa, que se celebra el 1º de agosto.
El tema central ha sido el Derecho al Territorio y la Propiedad Comunitaria en el Derecho Indígena plasmados en el Derecho Internacional y el Derecho Argentino.
Los y las disertantes:
- Ukaivberá Gladys Do Nascimento. Referente de la Comunidad I´Tu del Pueblo Nación Charrúa, integrante del Concejo Educativo Autónomo de Pueblos Indígenas (CEAPI), docente, yuyera y aprendiz de partera de la tradición.
- Nilda Noemí González. Integrante de la misma comunidad. Docente, Integrante del CEAPI de la Provincia de Entre Ríos.
- Nicolás Vilca. Integrante de la Comunidad Indígena La Pulpera del Pueblo Chicha, departamento de Yavi, Pcia. de Jujuy. Delegado nacional del CEAPI y del Pueblo Chicha. Protagonizó durante 8 años en el programa de devolución de tierras comunitarias del departamento Yavi.
Ukaivberá Gladys Do Nascimento nos habló de la celebración del Día de la Onkaiujmar (Madre Tierra) de la Nación Charrúa.
Lo que quiero traer hoy aquí es que podamos vivir según los ciclos de la Madre Tierra y de la naturaleza, de los cuales hoy nos hemos desconectado totalmente al punto que no sabemos interpretar lo que pasa con los animales, las plantas y con nosotros mismos. Al no poder interpretarlo no podemos traer soluciones a lo que nos sucede. El 1° de agosto es el día en que nuestros pueblos hacen una pausa para agradecer a la Madre Tierra por todo lo que nos ofrece: el agua, el fuego y la capacidad para todos los seres vivos de generar vida. Tenemos la misma composición que la Madre Tierra y cuando morimos volvemos a ser tierra. El día de la Pachamama es para salir de nuestro interior en donde nos habíamos guardado durante el invierno, para limpiarnos, para reflexionar. Un tiempo de oscuridad que para nosotros no tiene nada de malo; es un tiempo para preguntarnos sobre lo que estaba sucediendo. Esta pandemia nos está dando la misma oportunidad y ojalá que todos podamos aprovechar para ver que lo que está sucediendo adentro del propio ser. ¿Qué me está pidiendo mi cuerpo? ¿Necesito descanso? ¿Qué debo atender para salir nuevamente? Estamos retomando la costumbre de hacernos una purga en nuestro cuerpo para limpiar nuestros órganos y aumentar el sistema inmunológico y las defensas. Por eso tomamos la caña con ruda, una planta protectora, con un espíritu muy fuerte. Las abuelas curaban el mal de ojo y el dolor de cabeza.
¿Y qué indica el término territorio? Geográficamente, es el lugar donde uno vive con sus límites y fronteras. Pero para nosotros es nuestro cuerpo también, nadie hace a la Madre Tierra lo que no haría a su cuerpo, porque es lo mismo. No está la naturaleza separada de nuestro cuerpo. Los abuelos nos dicen que tenemos 20 años para cambiar nuestro modo de vivir y de tratar a la Madre tierra y de tratarnos entre nosotros. Entonces podemos hacernos la pregunta ¿Qué voy a sembrar? ¿Cuál es la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotras, como hijas y guardianas de la tierra? Las mujeres tenemos una enorme responsabilidad como colaboradoras más directas. Nos ha dado el don de traer hijos a la tierra, ha confiado en nosotras, no podemos defraudarla, nos necesita ahora.
Nilda Noemí Gonzales, coautora del proyecto comunitario de restitución de territorio, nos contó la experiencia de conformación de la Comunidad Itá para el rescate de las costumbres de su cultura Charrúa, empezada en el 2002.
Ella misma nos cuenta que: “los encuentros para el rescate de nuestra cultura estaban en marcha, fue algo que nos mantuvo unidos, faltaba el territorio, un lugar donde estar y poder ser nosotros mismos, atravesados por este colonialismo permanente. Necesitábamos un lugar para vivenciar nuestras ceremonias, rezos, aunque cada cual en su hogar en la ciudad donde nos toca vivir provocábamos encuentros para seguir rescatando las vivencias de nuestros abuelos. ¿Qué podemos hacer por esta tierra que era Charrúa? En el Consejo Deliberante una concejal nos prestó el oído, le presentamos un ante-proyecto. En unos meses un decreto sancionó que nos concedían en comodato por 10 años unas hectáreas donde podamos realizar lo que queríamos: desarrollo sustentable, huertas, árboles autóctonos, cría de animales, respetando el principio de sabernos parte de la naturaleza y no como dueños de ella.
Otro objetivo era realizar un espacio espiritual armónico con esta naturaleza y propiciar un ámbito educativo abierto a nuestra comunidad y a todos, para compartir conocimientos. Es un terreno de 18 hectáreas al borde del rio, una zona inundable pero que a nosotros no nos parece un obstáculo. Tenemos el compromiso de trabajar en él, para ofrecerlo a los hermanos. Además, si logramos demostrar a la municipalidad que supimos utilizarlo nos concederán otros 10 años más. El terreno linda con terrenos mucho más amplios de la Sociedad Rural. No lo alambramos, porque no es nuestra forma de concebir al territorio.
Nicolas Wilca, hace referencia al 9 de agosto, día internacional de los pueblos indígenas y cuenta: estamos de pie, estamos despiertos y luchando para que nos reconozca el Estado. Es un momento de reflexión y de visibilización, es un sentimiento y recordamos lo que nos ocurrió en la Abya Ayala cuando fuimos invadidos por el imperio occidental.
Nuestros ancestros desde entonces hemos reclamado la restitución de nuestras tierras. En la Puna Jujeña hace 200 años nos dijeron que unos somos argentinos y otros bolivianos, antes éramos una sola Nación Chicha, desde Potosí hasta el norte de Argentina.
Un poco de historia: Nos han coartado nuestra lengua, nuestra cosmovisión, nos han sometido a una cultura homogénea. Recién a partir del 1944 comenzamos a recuperar nuestra lengua y nuestra forma de ser. La corona española entregó toda la Puna, la Provincia de Salta, el Valle de Tojo al marquesado de Yavi y nuestros ancestros vivían pagando el yerbaje o hachando caña en el tabacal de la Provincia de Salta. Lo viví en persona cuando tenía 15 años, sufrí mucho por esa discriminación. Cuando teníamos que ir al ingenio en la Quiaca, nos bajaban de las comunidades para embarcar hasta San Martin del Tabacal a echar caña, se llamaba la polveada. ¿Y qué era? Nos desvestían a hombres y mujeres y nos echaban insecticida, como a animales. Eso se llama discriminación. Y miren la ignorancia de los que se creían grandes y dueños de la verdad. En esos territorios de la Puna por el frio no hay insectos y ellos creían que éramos indios piojosos, y realmente no era así.
En 1944 nuestros ancestros viajaron a Buenos Aires para reclamar sus tierras en el Malón de la Paz y en 1949, si mal no recuerdo, el Presidente Perón expropió todas las tierras de la Puna para entregarla a sus verdaderos dueños y eso aún no se ha concretado. Con la reforma de la constitución del 1994 nos dieron ese derecho porque lo reclamamos y de ahí seguimos de nuevo en la lucha.
Desde al año 2000 conformamos el Foro Provincial para modificar la Ley provincial que preveía la propiedad individual y que contradecía la Ley Nacional de propiedad comunitaria. El 27 de diciembre logramos esa modificación. En 2001 en una Asamblea General en la capital de la provincia hubo una reunión en donde las comunidades eligieron el representante en el CPI (Consejo de participación indígena) en el programa de tierras y fui elegido. El gobernador en ese momento se comprometió a entregar las tierras en 2 años, pero tuvimos que realizar un amparo por la demora injustificada en la entrega de las tierras. En el 2006 ganamos, la justicia falló a favor de las comunidades y obligó al estado a entregar las tierras en un plazo de 14 meses, pero el gobierno apeló. Así organizamos el segundo Malón de la Paz, desde la Puna fuimos caminando hasta Purmamarca e hicimos un corte de dos días pidiendo al gobierno que desestime su apelación. En esa lucha se nos fueron 3 hermanos en un accidente. En 2008 logramos que 14 comunidades tengan escritura de su propiedad y luego seguimos trabajando. Hay algunas tierras que están sobre propiedades que se dicen privadas y siempre reciben amenazas de los terratenientes.
¿Yo me pregunto cómo pueden ser vendidos o comercializados los bienes naturales? ¡La tierra es el hábitat natural para todos los seres vivientes! A esta cultura que vino a adueñarse de los recursos naturales le pregunto: ¿si el hombre no la ha fabricado, como puede ser dueño? Que compre y venda sólo lo que ha fabricado. Por eso pienso que debería haber otra legislación para la tenencia de la tierra. Los pueblos indígenas nos sentimos parte de la tierra.
Tenemos un sinfín de legislaciones nacionales, provinciales, internacionales que no son tenidas en cuenta. Las comunidades no somos ONG. La legislación reconoce nuestra preexistencia y significa que nosotros estábamos antes de la creación de los países y tenemos derecho a la libre autodeterminación. ¿Cómo el estado viola estos derechos? No reconocen a la autoridad indígena. Eso es grave y se llama discriminación. En la definición de las políticas públicas no nos dan plena participación.
¿Qué es la Propiedad Comunitaria? Las tierra no se pueden vender, no paga impuestos, no puede ser embargada por ninguna causa, la tierra es de la comunidad.
Termina su charla con una copla a la Pachamama.
En una próxima nota haremos llegar la invitación al próximo Conversatorio sobre «Educación Intercultural Bilingüe».