Al día de hoy, es la reflexión en torno a lo que nos pasa adentro y afuera, lo que hará que nos comportemos como verdaderos seres humanos. Una reflexión que ha de hacerse desde la calma y el sosiego y con la mente despierta a lo que sucede… afuera y adentro de nosotros.
Y con esta disposición quiero aportar mi visión, a modo de contraste, con el artículo de Tony Robinson sobre el MMS y sus derivados. Es una aportación que se fundamenta en lo que he leído en bastantes artículos y publicaciones (a favor y en contra) pero sobre todo, fundamentada en mi propia experiencia personal durante el tiempo que he estado usando el MMS o CDS. Dicha decisión no surgió en estos momentos por la pandemia sino que se remontan a más de tres años y tenía como motivación un problema de pólipos nasales que me habían obligado a tres operaciones.
Pero aparte de hablar sobre el producto en sí mismo, también lo haré sobre uno de los problemas que, a mi parecer, es incitador de muchos falsos debates en torno a casi todos los temas “polémicos” que saltan a las redes: la crispación.
Personalmente creo que el nivel de crispación es tan alto y hace tanto ruido, que ha contaminado todas las relaciones. La crispación como estado emotivo desde el cual afrontamos nuestra problemática, nuestras relaciones, nuestras propuestas de cambio si estamos en cualquier grupo u organización… Crispación, crispación, crispación.
Desde ese estado mental que, a priori, actúa sin esperar respuesta más que la aceptación de los propios postulados, es prácticamente imposible establecer un intercambio enriquecedor con los demás. Es muy difícil, desde ese estado, no caer en la trampa que nos tiende nuestra propia visión de la verdad que no deja que veamos otras posibilidades.
No digo que sea desde ese estado desde donde el artículo de Tony Robinson haya sido escrito, y con el que tengo muchos puntos en común, pero la crispación es una experiencia que, me temo, la hemos sufrido todos y la hemos proyectado todos.
Yendo al grano. El artículo tiene desde la misma imagen que lo encabeza, una intencionalidad que no esconde, y que se dirige a la condenación del uso del MMS. Nada que objetar. Si no fuera porque en las fuentes de información, hay desinformación y poco contraste.
Con todo, estoy muy de acuerdo con algunos de los puntos que se expresan en el artículo y como yo, creo que cualquier persona en sus cabales, como son:
- la información contradictoria (que quiero creer que no es intencional) que ha habido sobre el COVID-19 desde las propias instituciones médicas e institucionales. Por ejemplo, la OMS en ningún momento ha propuesto de manera obligatoria el uso de mascarillas de manera general, acotántolo a los profesionales sanitarios.
- Afirmación: “Es muy importante que en estos momentos estemos precisamente lo mejor informados posible sobre lo que nos metemos en nuestro cuerpo”. Esto es precisamente lo que se insiste constantemente entre los que usan MMS o algún derivado. De hecho hay protocolos muy precisos. Como sucede con los prospectos de medicamentos.
- Se afirma, tomando una declaración de la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU: “Beber cualquiera de estos productos de dióxido de cloro puede causar náuseas, vómitos, diarrea y síntomas de deshidratación grave”. Totalmente cierto, por eso la importancia de los protocolos y la forma de utilizarlo, como hacen los prospectos de los medicamentos oficiales.
- Otra afirmación: “Algunas etiquetas de productos afirman que los vómitos y la diarrea son comunes después de ingerir el producto. Incluso sostienen que tales reacciones son una evidencia de que el producto está funcionando. Esa afirmación es falsa.” Esto sí que es falso ya que contradice lo dicho respecto a los protocolos en los que se insiste siempre.
- Otra afirmación: “Además, en general, cuanto más concentrado es el producto, más severas son las reacciones”. Exactamente, como sucede si nos tomamos 5 aspirinas de golpe. Hay una máxima muy conocida: “la dosis hace el veneno”.
Ya en nuestro país, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en su declaración en torno al MMS dice: “el citado producto no ha sido objeto de evaluación y autorización previa a su comercialización por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios […] siendo su presencia en el mercado ilegal.” en el mismo documento habla de los perjuicios nombrados más arriba y que son superados por cualquier producto médico oficial según consta en los prospectos oficiales, por ejemplo: la aspirina
O sea, no profundiza en la cuestión médica sino en la administrativa.
Además alude a una experiencia en Canadá (sin concretar fuentes) donde hubo personas “en grave riesgo”. A día de hoy, no se ha registrado ninguna muerte por MMS o CDS.
Coincido en la visión que se da en el artículo en torno a la ciencia médica y sus limitaciones así como lo que es el cuerpo humano en toda su complejidad y las múltiples situaciones que se pueden dar y llevar a error. La historia de la farmacología está plagada de errores y aciertos.
Precisamente por eso, la mayoría de las personas que usan el MMS reclaman que las instituciones hagan un estudio en serio y con todas las garantías clínicas y médicas oficiales, en definitiva científico y constaten (o no) lo que, al parecer, según la experiencia de muchos, tanto especialistas como personas comunes, está resultando positivo.
Finalmente en el artículo se da libertad para hacer lo que cada cual crea con su cuerpo, pero en la nota final sobrevuela sobre esa elección una amenaza al vincular, de nuevo, un artículo que vuelve sobre el tópico: MMS->lejía, sin mayor profundización.
Ojalá y esto sirva para tomar una actitud reflexiva, como decía al principio, sobre nuestras propias acciones desde la calma y el sosiego, y que acaben en acciones beneficiosas para toda la Humanidad como están intentando muchas personas en muchos lugares del mundo desde sus particulares creencias y forma de vida.
Dicho de forma más cálida, que en nuestra vida y decisiones haya Paz en el corazón y Luz en el entendimiento.