por redaccion@criterio.hn
La discriminación por la politización partidaria en la entrega de los insumos de protección y ayuda alimentaria ha privilegiado a las personas pertenecientes o identificadas con el partido político del gobierno de turno durante la pandemia de la COVID-19 en Honduras, señala el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH) en una reciente publicación.
En la distribución de bolsas de alimentos se llegó al extremo de excluir a algunos sectores, especialmente los y las activistas ambientales y defensores del territorio y bienes comunes, señala la investigación titulada “El abandono tiene rostro y consecuencias. La respuesta estatal Covid-19 profundiza la exclusión de pueblos indígenas y negros desde la perspectiva de derechos humanos”.
“No se entregó alimentos a la totalidad de los pobladores. Los activistas de Vida Mejor hicieron la selección con los que están en la lista del partido. En la distribución de insumos aportados por organizaciones privadas, pero canalizados a través de la alcaldía, se condicionó el acceso al beneficio al pago de los impuestos municipales. En el caso de una productora en Yarula no le entregaron la ayuda que le correspondía hasta que pagara 700 lempiras de impuesto que debía”, dice un integrante del Movimiento Indígena Lenca Independiente de La Paz (MILPAH).
Los grupos indígenas entrevistados en el sondeo de opinión señalaron que la pandemia ha servido para hacer “proselitismo político” con los beneficios que ciertas personas han recibido. No hay protección en las comunidades más afectadas.
Por ejemplo, en Tela, las comunidades de Tornabé, Triunfo de la Cruz y Travesía han decidido autoaislarse. “Tuvimos un caso en el que asesinaron a un joven que se encontraba en un retén en la entrada. Se hizo la denuncia y la solicitud de apoyo a Derechos Humanos, pero no se ha obtenido respuesta. Días después del asesinato de este joven, los vecinos de la zona han denunciado la presencia de personas sospechosas, pero tampoco han sido escuchados”, expresa un integrante de la Red de Mujeres Indígenas y Afro-hondureñas (Red MIAH).
El estudio cualitativo comprende desde el inicio de la cuarentena, el 16 de marzo, hasta finales de julio del 2020. Las fuentes de información fueron líderes y lideresas de los pueblos lencas, chortís, misquitos, pech, tolupanes y garífunas a través de entrevistas semiestructuradas.
El FOSDEH recomienda que el Estado de Honduras debe considerar el desarrollo de políticas de corto, mediano y largo plazo que favorezcan la sostenibilidad económica de las familias y la protección social y laboral. Por ejemplo: transferencias monetarias para la seguridad alimentaria y de empleo en los emprendimientos económicos de los pueblos indígenas: la exportación de pescado, medusas, procesamiento del coco o actividades agrícolas que sostienen la economía de muchas familias y que en tiempos poscuarentena, continuarán enfrentando limitaciones por las condiciones preexistentes descritas anteriormente, los efectos del aislamiento social y de los territorios.
“Desconocemos qué significa esta enfermedad en lengua miskita. En los territorios no se conoce de dónde proviene, las causas y demás información. Gran parte de los mayores adultos no hablan español y por tanto poco conocen de este virus”, dijo en el sondeo un defensor del pueblo misquito.
“La crisis global y la exacerbación de la desigualdad nuevamente está pasando factura a los grupos que históricamente han enfrentado condiciones de vulneración de sus derechos humanos, como es el caso de los pueblos indígenas y negros”, señala el FOSDEH y agrega que durante la pandemia ha habido acciones de resistencia y resiliencia en los pueblos indígenas y negros de cara al coronavirus.
El Estado de Honduras debe reajustar las medidas y el sistema de salud a fin de presentar los efectos de la pandemia, considerando a los pueblos indígenas y negros que por su condición de exclusión enfrentan más agudamente los impactos económicos y sanitarios de la crisis. Un primer paso en este cambio debe incluir la inversión y estadísticas de morbilidad y mortalidad, identificando mínimamente la pertenencia o no a esta población.