Por Israel Alegre¹
En 1492 se inició el genocidio para exterminar a los primeros habitantes de esta tierra. La conquista y el sometimiento del tradicional sistema de vida y de los valores culturales de este pueblo. A esta penuria se unió el azote de las epidemias y enfermedades traídas por los españoles, frente a las cuales la población indígena no había desarrollado defensas. Todos estos factores elevaron notablemente las tasas de mortalidad indígena, produciendo una verdadera catástrofe demográfica.
318 años después del sangriento descubrimiento, teñido de violaciones, sentimientos e innumerables muertes, nace la revolución de mayo de 1810, abriendo el proceso que culminó con la desintegración del antiguo virreinato y que dio paso a la independencia política y la organización del Estado argentino.
El 9 de Julio de 1816 los representantes de las provincias unidas de Sudamérica se reunieron en la ciudad de San Miguel de Tucumán y declararon la independencia.
Juan Manuel de Rosas, estanciero, político y militar gobernó la provincia de Buenos Aires en dos periodos, desde 1829 a 1832. Lo hizo limitado por la legislación de ese momento. Para ganar prestigio organizó y dirigió una poderosa expedición contra los pueblos indígenas. Quizás no recordemos su activa participación en la campaña contra esta población. La invasión militar usurpó violentamente los territorios indígenas.
La Constitución nacional fue sancionada el primero de mayo de 1853. El artículo 67 inciso 15, decía de una forma muy discriminatoria: «asegurar las frontera y mantener el trato pacífico con los indios y promover la conversión al catolicismo «.
En el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, pedagogo, escritor, estadista y militar (1868 a 1874 ), se impulsó «un país civilizado «, que produzca y exporte. Para esto se necesitaban muchas tierras liberadas de sus originales habitantes, desalojados , esclavizados y violentamente eliminados. Se impuso que hubiera una sola cultura: la europea; un solo idioma: el castellano… Las denigrantes palabras de este pedagogo fueron: «¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin ponerlo remediar.”
«La conquista del desierto verde «, a mediado de 1880 , abarcando Santa Fe, Chaco y Formosa por medio de la ruta 95, hasta Fortín Leyes, continuó el sangriento genocidio contra los pueblos indígenas. El envenenamiento de los ríos, apuntaba a una rápida forma de exterminio del pueblo originario.
La estrategia del ejército durante esta campaña fue imponer una autoridad máxima para la comunidad indígena, elegida por ellos: el cacique general. En términos estrictos, fue colocar el uniforme militar, generando de esa manera la impresión de autoridad, para la población indígena, pero la tierras quedaron en mano de los militares…
Se dicta la ley de federalización nacional, marcando la definitiva unificación del país bajo los principios de la constitución nacional. Todos eso fue declarado territorio nacional. Los pueblos indígenas quedaron en mano del ministro de guerra como un trofeo. Más de 64 años después, pasó a manos del ministerio de interior: para afiliar habría que reconocer como seres humanos, a través de la libreta de enrolamiento, para utilizarlo en los comicios electorales …
La reforma constitucional de 1994
El 11 de agosto, por las luchas de los pueblos indígenas, se logra incorporar el derecho indígenas en el artículo 75 inciso 17. Hoy, a 26 años de la vigencia de constitución, seguimos todavía como un trofeo, ya que el tema indígena sigue siendo atribución del Congreso de la Nación Argentina.
¹ Israel Alegre es referente de la comunidad qom de Nam Qom, Formosa