Escrito por: Kester Kenn Klomegah
Durante varios años de la administración de Omar al-Bashir, la economía de Sudán se vio afectada en gran medida debido a la tiranía política, la corrupción profundamente arraigada y las políticas deficientes. Según el Índice de Percepción de la Corrupción, Sudán es una de las naciones más corruptas del mundo. Sudán tiene una población de 43 millones de habitantes (estimaciones para 2018), pero casi el 80% de ellos viven muy por debajo del umbral de pobreza, a pesar de su alarde de recursos naturales, entre los que se incluyen enormes depósitos de petróleo.
Si bien históricamente la agricultura se mantiene como la principal fuente de ingresos y la contratación de empleo de más del 80% de los sudaneses, constituye un tercio del sector económico. Pero hoy en día, la mayoría de las granjas son de secano y son susceptibles de sufrir sequías. La inestabilidad, las condiciones meteorológicas adversas y los débiles precios mundiales garantizan que gran parte de la población permanecerá empobrecida durante años.
El año pasado, el mundo observó con admiración cómo cientos de miles de hombres y mujeres sudaneses salieron a las calles para exigir un cambio en una de las dictaduras más brutales del mundo. Meses de protestas llevaron a la caída del régimen de al-Bashir en abril de 2019 y al surgimiento del primer gobierno civil en más de 30 años. Como resultado, el pueblo sudanés mostró al mundo que el cambio pacífico era posible.
Con la nueva administración que surgió después de al-Bashir, Sudán aún enfrenta problemas económicos formidables, y su crecimiento sigue siendo un aumento desde un nivel muy bajo de producción per cápita. En términos prácticos, está desesperado por recibir apoyo extranjero y una de las formas más seguras fue acudir a una conferencia de donantes celebrada en Berlín, Alemania.
Según los expertos, las perspectivas económicas del Sudán no han sido alentadoras: los vastos recursos del país fueron saqueados sistemáticamente por el antiguo régimen. La actual crisis mundial pone en peligro los logros de la revolución pacífica de este país. La conferencia de donantes tuvo el propósito de proporcionar un salvavidas a la transición en curso, junto con los propios esfuerzos de Sudán. Cabe decir que una mayor asistencia internacional política y financiera es primordial.
Por ello, el 25 de junio, las Naciones Unidas, la Unión Europea, Alemania y Sudán convocaron una conferencia internacional por videoconferencia. El objetivo era: el Gobierno del Sudán se compromete a llevar adelante la revolución de 2019. A cambio, casi 50 países y organizaciones internacionales ofrecen al Sudán una asociación para apoyar al país durante toda la transición política hasta las elecciones de 2022.
Otro objetivo era recaudar fondos suficientes para poner en marcha programas de protección social del Banco Mundial y el Gobierno del Sudán que puedan ofrecer ayuda a las familias sudanesas necesitadas. Los asociados apoyaron al Fondo Monetario Internacional para abrir el camino del país en dirección al alivio de la deuda. Unos 50 países y organizaciones internacionales prometieron más de 1.800 millones de dólares, mientras que el Grupo del Banco Mundial ofreció una subvención de 400 millones de dólares.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, dijo en la videoconferencia organizada conjuntamente por Alemania con el Sudán, la Unión Europea y las Naciones Unidas: «Esta conferencia abrió un nuevo capítulo en la cooperación entre el Sudán y la comunidad internacional para reconstruir el país».
Berlín prometió realizar inversiones en áreas como el agua, la seguridad alimentaria y la educación. Alemania ha instado al gobierno sudanés a invertir en derechos humanos, y dijo que contribuiría con €150 millones (168 millones de dólares) para ayudar a la nación subsahariana de Sudán.
La decisión es parte de una teleconferencia de donantes organizada por Berlín que duró un día, a la que asistieron varios gobiernos occidentales, el Secretario General de la ONU, las instituciones financieras internacionales y los ricos productores de petróleo del Golfo.
El ministro del Ministerio Federal para la Cooperación y el Desarrollo Económico alemán, Gerd Müller, elogió los «enormes esfuerzos» del gobierno civil de transición «por la paz, la democracia y las reformas». Este desarrollo positivo había alentado a Alemania a reanudar la cooperación para el desarrollo con el Sudán, añadió Müller.
Alemania tiene la intención de destinar 118 millones de euros a apoyar al Sudán en ámbitos como el agua, la seguridad alimentaria y la educación, mientras que otros 32 millones de euros se destinarán a la ayuda humanitaria y a la estabilización.
«Lo más importante ahora es fortalecer la economía, especialmente la agricultura, y apoyar a las personas más pobres del país. Porque el país tiene potencial: podría convertirse en el granero de África», dijo Müller, señalando que la masa de tierra agrícola de Sudán es tan grande como la de Francia.
El Gobierno alemán espera que el gobierno de transición sudanés continúe en el camino de la reforma. Müller instó al gobierno a asegurar la libertad religiosa y a trabajar para garantizar la plena igualdad de las mujeres.
La contribución de Alemania formó parte de un total de 1.325 millones de euros prometidos por los países occidentales y árabes. La UE dijo que contribuirá con 312 millones de euros, los Estados Unidos con 318 millones de euros y Francia con 100 millones de euros para varios proyectos, entre ellos transferencias de efectivo a familias que viven en la pobreza, con la ayuda del Banco Mundial, dijeron funcionarios en el evento en línea. El Reino Unido prometió 166 millones de euros y los Emiratos Árabes Unidos 268 millones de euros.
«El pueblo de Sudán ha demostrado un extraordinario coraje y determinación en su búsqueda del cambio y la paz», dijo el jefe de la ONU, Antonio Guterres en un tuit. «Pero a menos que la comunidad internacional movilice rápidamente su apoyo, la transición democrática de Sudan podría ser efímera, con profundas consecuencias en el país y mucho más», agregó, subrayando la ayuda financiera que el nuevo gobierno necesita para mantenerse a flote.
El Primer Ministro del Sudán, Abdalla Hamdouk, calificó a la conferencia de «sin precedentes» y dijo que establecía una «base sólida para que avanzáramos» al menos en los años siguientes.
El nuevo gobierno de transición de Sudán ha intentado reparar la posición internacional del país, pero aún enfrenta desafíos económicos desalentadores más de un año después de la destitución de Bashir. El Fondo Monetario Internacional dice que la economía de Sudán «se contrajo en un 2,5% en 2019 y se prevé que se reduzca en un 8% en 2020» causa de la pandemia. Otros desafíos incluyen una inflación galopante, una deuda pública masiva y una aguda escasez de divisas.
Además de salvar la economía, la ayuda directa de la conferencia también preveía mejorar los esfuerzos de Sudán para abordar el COVID-19. Las promesas incluían 356 millones de dólares de los Estados Unidos, que expresaron su optimismo por una resolución dirigida a que el Sudán sea eliminado de la lista de estados patrocinadores del terrorismo. Washington incluyó por primera vez al Sudán en una lista negra en 1993.
«Esta conferencia marca el principio de un proceso, al que seguirá el compromiso posterior de la comunidad internacional de hacer un balance de los progresos realizados por Sudán en la aplicación de las reformas y permitir a sus socios adaptar su apoyo en consecuencia», decía la declaración final de la conferencia.
Los países participantes acordaron celebrar la próxima Conferencia de Asociación a principios de 2021, en estrecha cooperación con el Gobierno de Sudán y el grupo de Amigos de Sudán. Además, el Gobierno de Sudán y las delegaciones decidieron establecer un mecanismo de seguimiento (Pacto) encabezado por el Gobierno de Transición de Sudán como un proceso inclusivo en el Sudán.
En realidad, el mundo estará atento para ver cambios notables en este país. El 30 de junio de 1989, cuando Omar al-Bashir tomó el poder, el Sudán tenía el mismo PIB que Corea del Sur. Durante un período de 30 años, el país parece permanecer en el mismo nivel o incluso peor antes de la independencia. Ahora el Primer Ministro Abdalla Hamdouk tiene que mostrar la dinámica de un liderazgo ejemplar, responsabilidad y transparencia. Tiene que reflexionar sobre el futuro desarrollo del Sudán y para los sudaneses.
La verdad es que lo complejo y polifacético que esto puede ser, requiere la gestión del arte de gobernar y la búsqueda de buenas políticas que puedan abordar enormes cuestiones de reconstrucción económica y desarrollo sostenible. Después de esta conferencia de donantes, el Sudán tiene que salir rápidamente de la fase de estanflación, término que se da a la situación de la economía.
En el Cuerno de África, Sudán también ha tenido una relación problemática con muchos de sus vecinos. El sur, y Sudán del Sur han firmado un acuerdo para compartir los depósitos de petróleo, pero ambos tienen conflictos todavía. Limitado al norte con Egipto y al sureste con Etiopía, el país tiene que adoptar una actitud más refinada con sus estados vecinos, también en la Comunidad de África Oriental (CAO).
Traducción del inglés por Alanissis Flores