En el proceso de preparación del libro «Muros que hablan: Memoria gráfica del despertar social en Santiago de Chile», con el que algunos colaboradores de Pressenza queremos rescatar la explosión de creatividad visual que llenó los muros de Santiago y gran parte del país, nos pusimos en contacto con los grafiteros y «artivistas» que, con estilos muy diversos, acompañaron con sus creaciones las manifestaciones de los diferentes colectivos que fueron uniendo sus demandas contra los abusos del modelo neoliberal chileno. El libro se lanzará cuando acabe la cuarentena del COVID-19, que ha puesto en suspenso las movilizaciones presenciales y las ha llevado a la organización territorial, en muchos casos con vecinos auto-organizándose para apoyarse recíprocamente ante la lentitud, insuficiencia o directamente inexistencia de apoyo de las autoridades del estado.
Un punto neurálgico de las protestas fue el GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral), a unas tres cuadras de la Plaza de la Dignidad, el epicentro de las manifestaciones en la capital. Sus amplias fachadas se convirtieron en una colorida exposición improvisada de murales, afiches, grafiti, pintadas y performances. El mismo Centro se sumó al despertar con su programación teatral y sus actividades culturales.
Quisimos entrevistarlos para conocer sus trayectorias, influencias y visiones acerca del despertar social que está ocurriendo en Chile, y mostrar sus trabajos en una galería fotográfica virtual. Esta es la tercera de una serie de entrevistas a los grafiteros del despertar social chileno.
Encontré las obras de Javier Barraza en los muros del GAM y quedé admirado por su creatividad, adaptando estilos e iconografías ya familiares y dándoles un cáustico giro social, como es el caso de «Alicia en el país sin maravillas».
Presentémonos. ¿Cuál es tu nombre y de qué manera has estado involucrados en el despertar social post-18 de octubre?
Me llamo Javier Barraza, soy una persona que a menudo transita por la denominada “zona cero” y sus alrededores, por lo que me he visto muy involucrado en las diferentes manifestaciones y en este despertar social, lo que te lleva a empaparte de todo esto a modo de inspiración para crear y también expresar el sentimiento propio, plasmándolo en imágenes y entregándolas a la calle, donde la gente las hace propias, ya que muchas veces se sienten identificadas con estas, dándoles su propia interpretación.
¿Cuáles son las influencias de tu estilo gráfico?
Para crear mis imágenes, ocupo la técnica del grabado tanto en relieve como huecograbado, por lo que veo siempre e investigo trabajos de grabadores antiguos de europa, como Anton van Dyck, Rembrandt, Piranesi, Gustav Doré o Durero…lo que inevitablemente empieza a influir al momento de crear una imagen, pero la inspiración está en la calle.
¿Qué te ha inspirado el movimiento y cómo ves sus proyecciones hacia el futuro?
El movimiento ha generado unas ganas inagotables de crear imágenes, es tanto lo que se ha vivido en tan poco tiempo, que tu cabeza no para de pensar y pensar en ideas y maneras de expresarlas. Se ha visto en las calles las distintas formas de manifestarse, con distintos mensajes, pero principalmente lo que inspira a la mayoría es la desigualdad social, y el sentir de querer vivir en un país más digno y resistir hasta lograrlo.
Para el futuro veo un país más unido, más participativo, mucho más tolerante y digno, o al menos eso es lo que nos gustaría a la mayoría, por lo que pienso que el movimiento no va a parar, por lo menos hasta ver un gran cambio.
¿Participas a título personal o colaborando con alguna organización?
Por ahora no
Si lo deseas, comparte una reflexión sobre el momento social que vive el país.
La gente ya se cansó de esperar y esperar, y lo peor es que siente que a pesar de todo el movimiento, se sigue esperando, y nada ha cambiado mucho.
Estos últimos meses ha sido un proceso demasiado duro para la mayoría, pero se siente un ánimo de no bajar los brazos, de resistir, de que si las cosas no son ahora, no lo serán nunca.