Por Lilliana Sánchez Bolaños*

Los ciudadanos siempre verán en lo público y no en lo privado la mejor garantía para su salud, calidad de vida y bienestar. El orden económico actual ha perdido toda credibilidad. El neoliberalismo mata.

El impacto de la pandemia del coronavirus en el deterioro de la calidad de vida y bienestar de las poblaciones, particularmente de las poblaciones más vulnerables, así como la respuesta de los Estados para intentar contenerla están afectando todas las dimensiones sociales, económicas, políticas y culturales de cada uno de los países impactados por este fenómeno.

No podíamos imaginar que hace solo cuatro meses una tercera parte de la población mundial estaría viviendo en condiciones de confinamiento, incluidas las tres cuartas partes de la población que viven en el mundo capitalista desarrollado. Y lo que es también extraordinario es que, como consecuencia de la pandemia y de las medidas tomadas contra ella, la economía mundial está sufriendo una crisis sin precedentes.

El resultado de todo ello probablemente, es que la cultura económica del mundo post-pandemia sea diferente a la del mundo actual. Esperemos que uno de los cambios fundamentales sea el olvidarse del neoliberalismo que ha orientado el pensamiento económico de gran parte de los países y cuya aplicación a través de la imposición de las políticas públicas ha causado grandes desigualdades sociales y económicas y en la actualidad un gran sufrimiento. El dogma de este pensamiento, que ha continuado siendo dominante en los establishments político-mediáticos de la Unión Europea) ha mantenido la tesis de que el éxito de la actividad económica tenía que basarse en la austeridad del gasto público social, conseguida a base de recortes que han dejado a los países afectados por la pandemia sin los medios necesarios –como por ejemplo sanitarios y de servicios sociales– para protegerse frente a ella.

Entonces no debemos sorprendernos de que, en general, aquellos países donde tales políticas neoliberales se han aplicado con mayor dureza sean hoy también los países donde el daño causado por la pandemia está siendo mayor: España, Italia y Estados Unidos son ejemplos de esta situación ya que han tenido los mayores índices de mortalidad durante la pandemia. Consecuencia lógica de Estados con políticas de recortes de gasto social durante largo tiempo.

En contraposición los países que han tenido más éxito en controlar la pandemia como Corea del Sur, Uruguay y nuestro país han defendido su infraestructura social de un neoliberalismo salvaje.

Es por ello que en la actualidad exista una creciente presión para que haya una transformación profunda del sistema productivo industrial, dando prioridad al bien común sobre cualquier otra consideración. Esta exigencia traerá como consecuencia un enorme impacto político y económico en estos países.

Para muestra, el Presidente Trump ha tenido que utilizar la Ley de Alarma General para forzar a la industria manufacturera, incluyendo la automovilística, a producir respiradores, pese a ser un representante de la ultraderecha neoliberal y el más acérrimo enemigo del Estado federal. Todo gracias a la presión popular y a la posición del señor Cuomo, Alcalde de New York quien públicamente lo acusó de proteger los intereses del establishment militar y las grandes empresas de defensa que los intereses de la ciudadanía.

Se está dando en el mundo un nuevo paradigma: el Bien Común frente al a los intereses particulares. Y todo ello contra las políticas neoliberales y los intereses económicos y financieros que las han promovido. La austeridad de los Estados ha impedido que muchos países puedan responder a esta pandemia. Los recortes del gasto público en materia de salud y el ámbito social son lo que causaron el exceso de mortalidad en muchos de estos países.

A pesar de que en Costa Rica hemos logrado a pesar de muchos intereses particulares que se manifestaron en diversos momentos para reducir el gasto social y no lo consiguieron, se debe de abrir un nuevo capítulo que conlleve a detener el capitalismo voraz. Aquel que piense diferente será marginado por la necesidad de lograr que el bien común esté por encima de cualquier otra consideración.

Los ciudadanos siempre verán en lo público y no en lo privado la mejor garantía para su salud, calidad de vida y bienestar. El orden económico actual ha perdido toda credibilidad. El neoliberalismo a ultranza mata.

 

*Politóloga (Msc.).