La ciencia, la comunicación y la pandemia vistas con anteojos color violeta
Todo tiene que ver con todo. El COVID19 ha irrumpido en todos los órdenes de la vida de todas las sociedades del planeta. Por lo tanto, hablar de los cambios que impactan en un sector no puede hacerse de manera aislada de los otros sectores. Sin ir más lejos, antes de que la pandemia llegara y se expandiera en América Latina, acabábamos de vivir uno de los 8 de marzo más multitudinarios de los últimos años. Venimos de transitar altos picos de movilización social desde octubre del 2019 en varios países de una región en la que el feminismo ya es un actor político que marca agenda, y en la que los medios de comunicación jugaron un rol central por acción u omisión ante esas manifestaciones. Todo esto, quizá, como puntapié de lo que nos vendría a confirmar la pandemia: la profunda desigualdad en la que vivimos, los efectos de las decisiones políticas en nuestras realidades, la afortunada irrupción del feminismo y el papel central de la comunicación en todo esto.
La pandemia por COVID19 ha cambiado el quehacer inmediato de una enorme cantidad de oficios, entre ellos la ciencia y la comunicación y es, sin lugar a dudas, el gran barómetro con el que estamos pudiendo medir la naturaleza y las prioridades de los gobiernos que tenemos. Si bien no es la primera pandemia que atravesamos como humanidad en las sociedades modernas, sí es la primera que vivimos como un hecho social total, en streaming, con hashtags y redes sociales al alcance de la mano.
Es por ello que ahora el oficio de la ciencia no es únicamente el que ocurre en el laboratorio, sino que le llegó la hora de implicarse abierta y directamente en lo que a divulgación –no científica–, comunicación y opinión pública respecta. Atendiendo a esta realidad, en que las fake news y el miedo se diseminan tanto o más rápido que el virus, fue que un grupo de científicas y científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), se dieron a la tarea de conformar un grupo para combatirlas.
Soledad Gori y Melanie Genoula son dos trabajadoras científicas argentinas que hacen parte del equipo “Ciencia Anti Fake News-Covid-19” conformado en total por 16 integrantes de distintas disciplinas y que “nace desde el compromiso social que tienen las personas que hacen parte del grupo, algunos quizá más experimentados, en el área de política científica y tratando siempre de defender nuestros derechos” dice Soledad, que tiene 32 años y es bióloga, doctora de la Universidad de Buenos Aires, investigadora de CONICET y docente en FCEN y UBA. Fue ella quien convocó la formación del equipo, al calor de las convocatorias varias que se estaban dando en marzo en el ambiente científico argentino, y de cara a la inminente expansión del virus en el país: “estamos trabajando muchísimo desde mediados de marzo, pensamos que la ciencia no debe ser individualista y que tiene que nacer así, con proyectos colaborativos, autogestivos, voluntarios en caso de una pandemia puntualmente y todos pusimos nuestras manos para estar al servicio de la población”, sostiene Gori.
El proyecto fue presentado al CONICET –donde lo recibieron muy bien– y condujo a la creación de la plataforma CONFIAR a la que suben toda la información que someten a una permanente actualización.
Las herramientas de la ciencia aplicadas a la comunicación. El grupo tiene un método que funciona a través de tres comisiones. Melanie Genoula, Licenciada en Ciencias Biológicas y becaria doctoral del CONICET explica el proceso: “La comisión 1 se encarga de recopilar las fake news que aparecen, y quiero aclarar que no son solo cadenas de whatsapp o de Facebook, sino que muchas son de medios de comunicación masivos. Esta comisión se encarga de analizarlas y revisar qué parte es falsa porque muchas pueden estar mezcladas con noticias certeras y otras que no lo son. La comisión 2 se encarga de buscar información científica que verifique que sea verdad o mentira ese contenido. Nosotros, por nuestro trabajo, estamos acostumbrados a buscar información científica en bases de datos que son específicas y esto es lo que se hace desde esta comisión, en la que está toda la información con fuentes y lenguaje científico. Y finalmente la comisión 3 se encarga de tomar el texto creado por la comisión dos y convertirlo a un lenguaje coloquial, que pueda entender toda la población no científica”.
Ciencia en épocas de fake news… Le pregunté a Soledad:
–¿Cómo manejan las fake news que provienen de medios de comunicación masivos?
–El proceso de desmentida es básicamente el mismo, pero en los casos que mencionás, se trata de hallar en qué medio salieron, cuan viral fue… Pero la que más nos preocupa es la información que viene con material que todavía está en estado preliminar, sobre la que hicieron algunos experimentos pero que aún no se publicó. En el ambiente científico se llama estado de preprint y quiere decir que todavía falta que ses revisado por colegas. Es un paso antes de que el editor de la revista científica publique tu trabajo: lo manda a pares anónimos que trabajan en el tema y que revisan, hacen sugerencias, preguntan, recomiendan donde se podría mejorar. Todo ese proceso que lleva mucho tiempo, ahora con COVID19 no se está haciendo justamente por la urgencia. Se permitió a las revistas publicar resultados que son preliminares, insuficientes para decir que es verdad y qué es mentira. Hay que ser muy cauteloso.
–Y en ese proceso ¿cómo es que se involucran los medios de comunicación masivos?
–Primero, yo creo que no deberían llegar a los medios de comunicación, pero hay tanta avidez de información, que están llegando a esas bases de datos que son propias de la comunidad científica. Llegan ahí y después publican noticias con contenidos y titulares alarmistas, que llaman la atención Las personas se pueden asustar un montón. Todo el tiempo estamos desmintiendo esos contenidos. Y ante la pregunta: “Che, esto que salió en el diario ¿es verdad?”, honestamente no podes decir que no y que es un verso, porque no hay evidencia suficiente. Es más peligroso porque no son como las cadenas de whatsapp, muy fáciles de desmentir porque no tienen ningún tipo de fundamento. Estas son hipótesis o asociaciones, incluso experimentos hechos en algún laboratorio. Son más difíciles de descartar porque en realidad no son mentira, lo que pasa es que no hay evidencia suficiente para confirmarlas o no.
–¿Y los medios masivos ponen palos en la rueda, entorpecen el trabajo?
–Y… puede que pongan palos en la rueda sobre todo por la desconfianza que pueden generar hacia el trabajo de los científicos. Un ejemplo es que se diga que la vacuna estará en septiembre y que la gente la espere, cuando la comunidad científica nunca dijo que la vacuna iba a estar en septiembre. Entonces cuando la vacuna no llega en esa fecha, la culpa se la adjudicarán a los científicos y no a de los medios de comunicación que tergiversaron la información. Ahí tenemos un palo en la rueda porque todos perdemos, pierde la gente porque genera desconfianza y a nosotros porque nos saca credibilidad. Y después, el otro aspecto de los medios masivos es que marcan agenda, porque quizá empiezan a investigarse algunos temas y otros no. Pero básicamente el problema es por credibilidad y confianza. No es que los científicos estén tan pendientes de lo que dicen los medios, pero hay que aceitar un poquito la comunicación entre el medio de comunicación y el científico, tal vez con periodistas científicos especializados que puedan hacer el nexo y comunicar bien, y con cuidado de no ser alarmistas ni esperanzadores de más.
La existencia del grupo Ciencia Anti Fake News-Covid-19, es de alguna manera bastante paradigmática. Representa lo que sería un puente entre el laboratorio y las redes sociales, o charlas de sobremesa un domingo. El grupo viene siendo un nuevo jugador en cancha en el difícil partido que se están jugando los países en esta pandemia. Al respecto dice Gori: “No es que venimos a instalar algo que no existía, pero quizás sí a nivel fake news y del dinamismo frente a la información falsa. Eso no se estaba haciendo normalmente. Habitualmente el periodista científico lo que hacía era comunicar lo que estaban haciendo los diferentes científicos, o los problemas relacionados con la ciencia o el desfinanciamiento, etcétera, pero no ponía en el rol de detectar falsas noticias y desmentirlas porque ahí sí necesitas a alguien que esté acostumbrado como decía Melanie, o que tenga esas herramientas de búsqueda bibliográfica y de interpretación. Entre todos podemos hacer mucho. Es algo que ya cambió y a partir de ahora no queda otra que aprender de todo esto. Es necesaria una comunicación de la ciencia, sea dada desde el periodismo o los científicos o ambos. Me parece que ‘ambos’ es la mejor respuesta”.
Soledad y Melanie son dos de las doce mujeres que integran el grupo, sobre un total de dieciséis integrantes. No dejará nunca de ser una buena noticia que exista este alto nivel de participación de mujeres en la ciencia, oficio como tantos siempre reservado para hombres. Sin embargo, Soledad advierte que si bien es un gran indicativo que en los sectores más jóvenes haya en general una mayor participación de mujeres en la investigación, es en los más altos escalafones y de toma de decisión donde aún predominan las obsoletas costumbres del patriarcado. Siguen siendo espacios de poder ocupados mayoritariamente por hombres: techo de cristal, cristal que afortunadamente también se rompe y también se cae.
Y como todo tiene que ver con todo, el ejercicio de la ciencia, comunicarla y hacerlo en este contexto de pandemia, hacen parte, por supuesto, de este mismo fenómeno compartido. “Yo veo que la pandemia viene en algún punto a visibilizar cosas que ya ocurrían y que quizá ahora se hacen más profundas. Por ejemplo el tema de la doble jornada laboral en el caso de las científicas mujeres que vamos a un laboratorio a trabajar. De hecho tenemos en el grupo dos madres y están a full, tienen horarios distintos, duermen menos. A veces son las cuatro de la mañana y Belén [una de ellas] está despierta porque se levantó para dar la teta y se quedó escribiendo algo. Y ella tiene un compañero que apoya, pero no todos los casos son iguales. Ni hablar de las mujeres que sufren violencia y que además están encuanrentenadas con la persona que las acosa y que las violenta. Los chicos siguen acostumbrados a estar con la madre –eso no cambió–, entonces imagínate todo eso adentro de una casa. Sos madre en tu lugar de trabajo. Pareciera que esas divisiones ya no existen y eran súper necesarias. Yo celebro no ser madre en este momento, pero recibo la angustia de mis compañeras. Es un momento que agranda todas las desigualdades que estamos viviendo, lo vemos también en las poblaciones más vulnerables que son las más afectadas.”
El COVID19 irrumpió en Argentina sólo tres meses después de la posesión presidencial del actual gobierno. Su antecesor fue un gobierno que entre otras medidas suprimió el ministerio de Ciencia de la Argentina. Respecto a este cambio de gestión le pregunté a Soledad cómo se pueden pensar la pandemia y el trabajo científico en este sentido:
“Soy una de las que agradece que haya habido un cambio de gestión antes de esta pandemia. Hay dos cosas que no se pueden negar, diga lo que diga cualquiera: son justamente el desfinanciamiento que hubo en los últimos años en todos los aspectos en general, y en ciencia y salud en particular. Haber perdido un ministerio fue para nosotros un golpe durísimo. Por ejemplo, tres de nosotras –integrantes del grupo Ciencia Anti Fake News-Covid-19– en ese momento quedamos afuera del ingreso a planta permanente del CONICET. Investigar es trabajar en cualquier momento que lo estés haciendo, necesitas la estabilidad para trabajar, el tiempo para tus proyectos, el apoyo. Es insalubre no saber si vas a poder seguir, o si te vas a tener que ir del país.
Con el cambio de gestión no solo cambió el gobierno, sino que apareció de nuevo el ministerio con ministro. Eso es un aire de esperanza para nosotros y es una apuesta muy importante a la ciencia y esta pandemia vino a mostrar un poco eso. En salud la gestión anterior –que también suprimió el ministerio– en un momento quiso bajar el número de vacunas en el calendario oficial. Hubo un montón de cuestiones que se dejaron de mirar, la salud no importaba tanto, solo la economía. A mí me da miedo pensar que esto hubiera pasado en la gestión anterior. Probablemente no estaríamos en cuarentena porque claramente se ponía siempre la economía por encima de la salud y la ciencia. Obviamente vamos a tener un problema económico grave, nadie dice que no, pero se puso la salud por arriba y por encima y la ciencia que también está demostrando lo que es capaz de hacer y me parece que el camino es por ahí y no por el que veníamos. Para mi es increíble que esté pasando esto, de un año a otro cambió completamente lo que hacemos en la ciencia para todos los que trabajamos en ella”.
Valorar la ciencia no sólo es mencionar lo útil e importante que es, valorarla es básicamente financiarla. El mundo cambió hace rato y la soberanía de los países radica en ello, en apoyar la ciencia y esto es posible hacerlo de la mano y con la defensa de la universidad pública.
Recordamos con Soledad que tan sólo el año pasado –en medio de un paro y clases públicas–, las calles de Buenos Aires explotaron en medio de una lluvia torrencial con una marcha multitudinaria defendiendo la universidad pública. Señala: “Y ahora tenés a toda la población docente dando clases virtuales y dando lo mejor por el alumnado y trabajando mil horas más de lo que corresponde. Yo creo que en algún punto este contexto pandémico horrible es un momento que hay que aprovechar para poder comunicar y hacerle llegar a la gente qué es lo que importa: invertir en ciencia, educación y salud, tres ejes que no pueden dejar de estar y que no son solo para el primer mundo, pueden salir muchas cosas de ahí. Por eso nace este proyecto Ciencia Anti Fake News-Covid-19. Es una manera de visibilizar, de defender nuestros derechos en este momento y en esta gestión.”
Pensar este presente años atrás nos habría encontrado en otra situación frente a la prioridad de agendas. Y también, incluso muchos más años atrás, pensar la creación de un grupo de esta naturaleza con tantas mujeres como integrantes también habría sido más difícil. “La representatividad femenina tiene que estar, el hombre también, aceptar que estamos construidos de una manera y que lo mejor es deconstruirse justamente para poder trabajar en igualdad” sostiene Gori al respecto.
El equipo autoconvocado Ciencia Anti Fake News-Covid-19, ha asumido la vital tarea de informar ciencia a la población, en épocas de desinformación, manipulación y pánico. Ha puesto al servicio de la opinión pública un estricto proceso por comisiones para desentrañar verdades o mentiras, en un mundo en el que hay gente que cacerolea desde sus balcones motivada por fake news. Están trabajando para que la población se entere y comprenda lo que pasa en los laboratorios.
Los fenómenos culturales y sociales están signados siempre por lo epocal, no puedo no animarme a mencionar que del feminismo hemos aprendido entre tantas cosas, la importancia de visibilizar, de poner en la mesa asuntos que estaban guardados debajo de la alfombra. No es un dato menor la implicancia y la participación de las mujeres trabajadoras científicas en esta actualidad, que además muchas de ellas sean feministas y que encima, se hayan formado en la universidad pública. Los que al pasar podrían parecer factores aislados, ahora, en medio de esta realidad pandémica nos damos cuenta que no lo eran tanto, porque la autoconvocatoria de este y tantos grupos disciplinares han nacido de un fuerte compromiso social, académico y político.
En el caso de Argentina la defensa de la universidad pública que siempre implicará la de la ciencia y la investigación, aclarar cuantas veces sean necesarias que investigar es trabajar, el rol de los medios de comunicación dominantes y el consolidado avance del feminismo, juegan un rol importantísimo en el presente que estamos atravesado.
Todo esto de cara a una pandemia que a la par de modificar completamente nuestras vidas, nos pregunta si somos conscientes de la información que consumimos o sólo la repetimos, si comprendemos la diferencia entre ser autónomos o autómatas. Pandemia que además vino a tomar lección a todos los países y modelos de gobierno del mundo, a ver qué tanto aprendieron de las peores y más nefastas lecciones del neoliberalismo, o no.