El 30 de junio, el Tribunal Supremo bielorruso confirmó la apelación de Viktar Skrundzik, anulando la sentencia de muerte dictada tres meses antes por el tribunal de la ciudad de Slukts, y ordenando un nuevo examen del caso, así como también un nuevo juicio.
El Sr. Skrundzik y dos cómplices más fueron declarados culpables del asesinato de dos ancianos que murieron en el incendio de su casa, condenados a 22 y 18 años de prisión respectivamente.
En su apelación ante el Tribunal Supremo, Skrundzik declaró que no cometió el doble asesinato y que confesó bajo la presión de los interrogadores y el temor a las represalias de uno de los dos coacusados, una figura destacada en la delincuencia local.
Bielorrusia es el único Estado europeo que aplica la pena de muerte. Según el Ministerio de Justicia, 245 personas fueron asesinadas entre 1994 y 2014, mientras que según las asociaciones locales de derechos humanos, ha habido alrededor de 400 ejecuciones desde 1991, el año de la independencia.
El presidente Aliaksandr Lukashenko ha perdonado solo una sentencia de muerte.
Traducción del francés por Maria Pauñla Alvarez