Este material es una reacción improvisada a la realidad pandémica de Chile y muchos países latinoamericanos, donde a los diagnosticados de COVID-19 los envían a la casa con una cajita de paracetamol, dejándolos a solas con su enfermedad. Muchos, al no recibir ningún tratamiento, se empeorarán, con suerte alcanzarán a ser hospitalizados, serán intubados y morirán víctimas del criminal abandono, aunque sus certificados de defunción dirán otra cosa.
Como ha demostrado la experiencia de los últimos meses, coronavirus es una enfermedad seria, pero bastante menos letal de lo que parece, si su tratamiento es adecuado, oportuno y comienza desde el momento del diagnóstico o incluso desde la primera sospecha. La mayoría de los enfermos se agrava y son intubados no por una maldición del destino, sino por la falta del tratamiento.
Ya tenemos pruebas de algunos países, que supieron enfrentar el problema de otra forma, tuvieron bastante éxito y salvaron miles de vidas. En América Latina, entre los pocos, está Cuba. Cuba fue de los últimos de la región en cerrar sus fronteras y entrar en alerta, y hoy claramente será el primero en superar la enfermedad y con un mínimo de victimas que lamentar. Todos los testigos coinciden que en la isla se luchó por cada vida.
La periodista cubana Jessica Domínguez en una entrevista para la agencia Pressenza, relata: “En Cuba a los sospechosos se les suministra interferón alfa 2b, oseltamivir — inhibidor selectivo de las neurominidasas del virus de la gripe — y azitromicina. Los pacientes de alto riesgo, además, se tratan con kaletra – antirretroviral utilizado contra el VIH – y cloroquina — fármaco de probada efectividad contra la malaria. Además, se utiliza plasma de pacientes recuperados de la Covid–19. Sobre el Interferón, que tantos cuestionamientos ha generado, es un producto terapéutico para tratar la enfermedad y no una vacuna. Es un medicamento que suple las deficiencias de interferón que ocasiona el Sars-Cov-2 y fortalece el sistema inmunológico. En Cuba, además del interferón las autoridades han explicado que se emplean 15 productos de producción nacional y tres importados en los pacientes de mayor complejidad. Los médicos consideran que resulta exitoso tratar a los pacientes, incluso antes de confirmar el diagnóstico para ganar días y fortalecer el sistema inmunológico. Luego del alta médica las personas deben permanecer en casa por 14 días en aislamiento y con supervisión médica.”
Otro país que sorprendió a los medios internacionales con su bajo nivel de muertes, teniendo altísimas cifras de contagiados, fue Rusia. Comparando las proporciones en números de enfermos de COVID-19 y fallecidos en Rusia y en los EEUU, vemos que la diferencia es enorme. Para el 31 de mayo de 2020 en Rusia había 404.843 casos confirmados y muertos de ellos 4.693. En los EEUU hasta el mismo día 1.770.384 y 101.781 respectivamente. 1,16% versus 5,75%.
Explicando el fenómeno, corresponde mencionar el nombre de Nikolai Semashko, el Comisario Popular de Salud Pública en 1918 y el primer organizador del sistema de salud de la Unión Soviética en los tiempos más duros de la guerra civil y la hambruna, acompañada con brotes de varias enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la fiebre tifoidea y el tifus. Su apellido se inmortalizó en el famoso “sistema médico Semashko”, reconocido por la OMS como “uno de los mejores del mundo”. El sistema Semashko es un modelo centralizado, organizado jerárquicamente, controlado y financiado por el Estado, con el fin de garantizar la salud gratuita a todos los ciudadanos. El énfasis estaba puesto en la prevención de las enfermedades, priorizando las transmisibles y la atención primaria. En tiempo récord se construyó una amplia red de hospitales y sanatorios y se prepararon a muchos médicos para poder llegar a toda la población y poder ser eficientes en caso de cualquier emergencia. El sistema Semashko se basaba en el trabajo territorial de “doctores sectoriales”, cada uno estaba a cargo de una manzana o un segmento del barrio, atendiendo gratuitamente a las familias en su domicilio, según solicitudes de los pacientes. Gracias a este modelo de salud, en la década de los 60, las expectativas de salud y vida en la URSS se aproximaban a las de los EEUU y de Europa Occidental y en el 1985, en la Unión Soviética había cuatro veces más camas y doctores por persona que en los EEUU. El exitoso modelo médico cubano no es otra cosa que el sistema Semashko mejorado y adaptado a nuestros tiempos, cambiando la prioridad: en vez de enfermedades infecciosas se previenen más las cardio y cerebrovasculares, así como las oncológicas, y los “doctores sectoriales” son “médicos familiares”.
A pesar de las reformas médicas de las últimas décadas en Rusia, muy cuestionadas como antisociales y en general coherentes con el rumbo capitalista del país, el legado del sistema Semashko resultó ser lo suficientemente fuerte, para dar hoy, a la salud pública rusa, una gran ventaja en comparación con la mayoría de las otras naciones. Es importante tomar en cuenta que en Rusia no fue destruida la obra más valiosa de Nikolai Semashko: el modelo centralizado de control social epidemiológico y es “el mejor sistema de seguridad biológica del mundo”, como señala Mikhail Shchelkanov, doctor en ciencias biológicas y jefe del Centro Científico Educativo de la Universidad Federal del Lejano Oriente.
Tengo varios conocidos en Rusia que se enfermaron y hablé con ellos. La mayoría coincide en que fueron tratados desde el momento de confirmarse el diagnóstico. Un permanente monitoreo con visitas médicas gratuitas a domicilio, muchas recomendaciones, medicamentos y vitaminas, hacen una brutal diferencia con lo que vemos en Chile.
Una mujer rusa de 69 años cuenta que al confirmarse el diagnóstico, primero le recetaron azitromicina de 500 mg x 9 días, y como no fue eficiente, a los pocos días se lo reemplazaron por tavanic de 500 mg x 5 días. Para proteger la microbiota se le recetó line-X: 2 capsulas (280 mg cada una) diarias por 10 días. Aparte, un antiviral ingavirin 1 capsula (90 mg) diaria por 7 días. Aspirina cardio o cardiomagnyl como anticoagulantes, una tableta al día obligatorias para todos los días del tratamiento. También hidroxicloroquina 2 tabletas de 200 mg 2 veces al día durante 14 días. Inhalaciones relenza (zanamivir) 2 veces al día x 5 días. Paracetamol de 500 mg en caso de temperatura mayor a 38° C máximo 4 tabletas diarias. En caso de tos con flema, ambroxol una tableta de 75 mg 1 vez por día. Vitaminas C, D y zinc una vez cada día. Y una cuarentena obligatoria por 21 días. En el caso de cualquier queja, de inmediato un médico gratis al domicilio.
Otro caso más leve es el de otra mujer de Moscú, de 63 años (a pesar de estar en grupo de altísimo riesgo, está con cáncer y quimioterapia) junto con su marido de 70 años se trataron con azitromicina 500 mg x 3 días + antiviral ruso akrikhin 2 capsulas diarias de 75 mg cada una + xarelto (anticoagulante) 10 mg al día + vitaminas B1, C, D, zinc y selenio. Después de azotromicina se les recetó amoxiclav de 875 g 2 veces por día por 10 días e inyecciones de 1 g de ceftriaxona 1 vez al día también por 10 días. En caso de problemas con la respiración, les recetaron hidrocloroxina, que por suerte no fue necesaria. Por su cuenta, durante todas las semanas de la enfermedad hicieron ozonoterapia.
En los casos graves, en Rusia se practica con mucho éxito la transfusión del plasma, obtenido de la sangre de personas recuperadas. Los expertos insisten en la importancia de iniciar la medicación lo antes posible, ya que cada día perdido aumenta la posibilidad de complicaciones. Se habla mucho de una inmunopreparación previa del organismo, que con el alto riesgo de contagio, debe poder resistir de la mejor forma. No solo Rusia – todo el mundo reconoce cada vez más la enorme importancia de una alimentación correcta, ejercicios físicos con regularidad (sobre todo la respiración, para entrenar los pulmones, la parte más vulnerable) y el pensamiento positivo (tener ganas y razones para vivir) capaces de generar un campo de protección infranqueable.
El 31 de mayo, según la agencia EFE, el Ministerio de Salud ruso inscribió el afivavir – el primer fármaco antiviral para tratar el coronavirus, luego que demostrara una gran efectividad durante las pruebas clínicas. Se sabe también que es un medicamento contraindicado para las embarazadas y en esta etapa sólo se utilizará en los hospitales bajo observación médica.
Respecto a la polémica en torno de la hidroxicloroquina, el 28 de mayo el ministerio de Salud de Rusia, a pesar de las nuevas recomendaciones de la OMS decidió mantener su uso. Sus riesgos y efectos secundarios para el corazón, el hígado y la vista son advertidos y tomados en cuenta, recetando el medicamento. En América Latina la hidrocloroquina se sigue usando en dos de los países más exitosos en la lucha contra COVID-19: Cuba y Costa Rica.
Adjuntamos algunas tablas que son parte de un largo, completo y complejo documento del ministerio de Salud de Rusia con recomendaciones para el tratamiento del COVID-19. Obviamente no es una guía de automedicación, sino una sugerencia que puede ser útil para los médicos aquí en Latinoamérica y para quienes no los somos, una muestra de lo que se puede hacer.
Tal vez podríamos difundir esta información médica entre los especialistas, amigos de los especialistas, autoridades u organizaciones capaces de darle algún uso práctico. Este es el link al documento original ruso https://static-1.rosminzdrav.ru/system/attachments/attaches/000/050/116/original/28042020_МR_COVID-19_v6.pdf