por Luis Carlos Rodríguez González
Los llamados dreamers, 700 mil jóvenes que llegaron siendo niños a Estados Unidos y que están estudiando o terminaron sus carreras e incluso miles de ellos son la primera línea de batalla como médicos o enfermeras en la batalla contra el Covid-19, lograron un importante triunfo al evitar su deportación a México y a otras naciones.
De los casi 700 mil beneficiarios del programa DACA, casi 30 mil son empleados del sector de la salud.
La decisión de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos contra una orden ejecutiva del presidente republicano Donald Trump que busca poner final a un programa para proteger a los dreamers o sonadores, como se conoce a los 700 mil jóvenes llegados sin documentos y acompañados de sus padres a ese país, es un triunfo importante para ellos y sus familias, así como un revés de carácter electoral para el mandatario.
Trump, fiel a su costumbre, reaccionó de inmediato y calificó la decisión de la Corte como “horrible” en Twitter: “¿No tienen ustedes la impresión de que no le gusto a la Corte Suprema?”, posteó en un tuit posterior. También amenazó con cambiar a los jueces. ¿Les suena algo similar al discurso presidencial en México en contra de organismos como el INE, INAI y Conapred?
Es una excelente noticia para estos jóvenes migrantes, emprendedores, luchadores, buscadores de mejores opciones, que dejaron México o Centroamérica ante la falta de oportunidades y que una eventual deportación, como lo busca Trump, sería una sentencia o condena no sólo al fracaso académico y económico en sus naciones de origen, sino incluso pondría en riesgo su seguridad y vida.
De esos 700 mil dreamers el 80 por ciento son mexicanos, es decir alrededor de 560 mil son mexicanos, lo mismo de Michoacán, que de Guerrero, de Tamaulipas, Oaxaca, Chiapas o Colima. Ninguno de ellos con la intención de regresar a nuestro país para obtener un salario bajo, inseguridad o becas de 2 mil pesos mensuales.
También es una buena noticia para el Gobierno de México. De entrada qué haría la actual administración con más de medio millón de jóvenes bien preparados, la mayoría bilingües, pero al fin de cuentas deportados por el ahora amigo de Palacio Nacional, Donald Trump.
En medio de la pandemia, de la crisis y recesión económica no reconocida en México, el mejor destino para estos dreamers mexicanos es aún el sueño americano. Acá se enfrentarían a la inseguridad y violencia nacional. Ya ni hablar de oportunidades laborales. Bien por ellos y por la autonomía de la Corte de Estados Unidos. Trump buscará revancha y llevar agua a su molino electoral por la reelección. Tal Cual.