Por: Jorge Escobar Banderas
En ocasiones las necesidades pueden derrotar al miedo y ser motivo de unión entre una comunidad. De eso pueden dar cuenta los habitantes del barrio Mojica, un sector popular del oriente de la ciudad de Cali, Colombia, donde diversas problemáticas de carácter social convergen en medio de un ambiente de cooperación, contrastado con la pobreza que resalta sus calles.
Los trapos rojos ubicados en las ventanas de las viviendas advierten de las necesidades alimentarias que, por estos días, se han recrudecido en este sector donde sus residentes viven del día a día. Acostumbrados a la falta de políticas por parte del Estado, han optado por organizarse entre ellos, con el acompañamiento de diversas organizaciones no gubernamentales (ONG).
De acuerdo con Yonny Alexis Rojas, líder de la fundación Créalo, la ausencia de las autoridades en localidades de gran vulnerabilidad no es un tema reciente. Afirma que la gran mayoría de las veces, esa autoridad del estado hace presencia únicamente a través de la Policía, más no por entidades que se encarguen de escuchar las necesidades de la comunidad.
Por tal razón, asegura que las ONG poseen un alto grado de sentido de apropiación dentro de estos sectores, debido a que las personas pueden verlas e interactuar con ellas, creando así vínculos emocionales con todos los residentes del área, quienes ven en ellos la posibilidad de resolver algunos de sus problemas históricos de desigualdad y abandono.
Soluciones en conjunto
Nilson Moreno hace parte de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA por sus siglas en inglés), una de las organizaciones que acompaña la vida en Mojica desde hace 18 años. Ahí ha sido testigo del cambio que ha existido dentro de esa comunidad, viendo como el crecimiento de la ciudadanía ha sido clave para buscar soluciones en conjunto con el sector social, privado y público.
Argumenta que los gobernantes no han tenido un conocimiento profundo de estos sectores, debido al cambio de perspectivas y enfoques de sus programas de desarrollo, los cuales están sujetos a ciertas ideas e intereses con lo que priorizan otros frentes. A esta situación se le suman los hechos de corrupción reiterativos, que terminan por alejar a las personas interesadas en lograr un cambio social.
Por tal razón, Moreno sostiene que el trabajo de las ONG a diferencia del Estado, parte por identificar las fortalezas y conocimientos que poseen los habitantes del sector, quienes en su mayoría se empoderan de los proyectos y los sacan adelante en beneficio de sus familias, propiciando espacios de encuentro ciudadano.
Una muestra ha sido una campaña emprendida por su movimiento denominada “Ruta de la Solidaridad”, que tiene por objetivo asistir de manera alimentaria a más de 300 familias y que, en su segunda etapa, prevé capacitar a distintos actores sociales en materia de cultivos y huertas urbanas. Ese giro hacia la soberanía y seguridad alimentaria no solo se presenta en esta zona del oriente de Cali. Las comunas que hacen parte de la ladera también poseen condiciones socioeconómicas muy similares; aquí las alianzas entre la población y las organizaciones sociales ha sido clave para dar vida a esas iniciativas.
Daniela Aranda es otra de las líderes que encabeza la fundación Créalo, ella argumenta que en estos tiempos de crisis económica, se han realizado programas pilotos de huertas caseras donde la comunidad se reúne entorno al trabajo y sostenimiento que representa. Hasta el momento han sido establecidas 17 huertas de manera articulada con otras ONG que tienen el mismo fin, generando así, soluciones que atienden una problemática puntual y que sientan bases para garantizar la sostenibilidad alimentaria de estos territorios.
Los entrevistados coinciden en que la ausencia de políticas públicas sólidas por parte del Estado, genera un ambiente de desatención dentro de los sectores con mayor vulnerabilidad. Ante este escenario muchas organizaciones sociales se articulan para asumir su papel de apoyo para el bienestar de estas comunidades desatendidas. Por lo tanto, hacen un llamado al sector público y privado para establecer las alianzas necesarias que les permitan dar continuidad a los proyectos que desarrollan, donde la prioridad es potenciar aquellos talentos que existen dentro de las comunidades y dar respuesta a sus problemas.