La ONU advierte que podrían estar en juego tres décadas de esfuerzos internacionales de paz y señala que, mientras se reduce la perspectiva de una solución negociada de dos Estados, aparecen los fantasmas de la ira, la radicalización y la violencia.
El Secretario General de las Naciones Unidas pidió este miércoles a Israel que descarte los planes de anexionar partes de Cisjordania, una acción que podría efectuarse la próxima semana.
«Estamos en un momento decisivo», advertía António Guterres durante una reunión virtual del Consejo de Seguridad el miércoles. «De aplicarse, la anexión constituiría una gravísima violación del derecho internacional, perjudicaría gravemente la perspectiva de una solución de dos Estados y reduciría las posibilidades de una reanudación de las negociaciones. Pido al Gobierno israelí que abandone sus planes de anexión».
La paz, más lejos que nunca
La propuesta de anexión la lanzó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante la campaña electoral el pasado mes de marzo. De llevarse a cabo, supondría la anexión parcial de aproximadamente el 30% de Cisjordania e incluiría la mayor parte del Valle del Jordán y cientos de asentamientos israelíes ilegales.
La respuesta de los dirigentes palestinos ante esta iniciativa fue la de cortar los vínculos con Israel y los Estados Unidos, que respaldaron el plan.
El enviado de las Naciones Unidas para el Oriente Medio, Nikolay Mladenov, advirtió al Consejo que podrían estar en juego tres décadas de esfuerzos internacionales de paz.
«Reconociendo que ambos pueblos tienen derecho a vivir en su hogar ancestral, hace 27 años los líderes israelíes y palestinos acordaron emprender un camino noble pero difícil, para resolver el conflicto a través de negociaciones, sin tomar medidas unilaterales, y con el fin de llegar a un acuerdo sobre el estatus final de una paz justa», recordó, hablando desde Jerusalén.
«Hoy estamos más lejos que nunca de este objetivo», sentenció.
Mladenov indicó que mientras se reduce la perspectiva de una solución negociada de dos Estados, “aparecen los fantasmas de la ira, la radicalización y la violencia. Más allá de las consecuencias jurídicas, de seguridad y económicas, la amenaza de anexionar unilateralmente partes de Cisjordania enviará un mensaje y un único mensaje: las negociaciones bilaterales no pueden lograr la paz.”
Añadió que “no podemos permitir que esto suceda” y que de la ruptura del diálogo y las negociaciones “no puede salir nada bueno”, por lo que pidió “dar una oportunidad a la diplomacia”.
Además, destacó que, aparte del amplio rechazo internacional que genera el plan de anexión, incluso los israelíes se muestran divididos con relación a esta cuestión y no la consideran prioritaria ya que el país se encuentra en medio de una crisis económica y un aumento del desempleo.
Temores de inestabilidad
El diplomático búlgaro informó que una de las respuestas al plan de anexión fue que la Autoridad Palestina ha dejado de aceptar los ingresos provenientes de impuestos que Israel recauda en su nombre.
“Además de la incertidumbre económica causada por la pandemia de COVID-19, la Autoridad Palestina ha perdido ahora el 80% de sus ingresos mensuales. Los donantes no pueden llenar este vacío”, explicó.
Igualmente, señaló que los palestinos de Gaza, que viven bajo el control del grupo Hamas desde hace más de una década, son especialmente vulnerables.
«Cada vez más se pide a las Naciones Unidas y a otras organizaciones internacionales que asuman responsabilidades de coordinación. Si bien estamos preparados para prestar apoyo en casos de emergencia, las Naciones Unidas no pueden sustituir a la Autoridad Palestina. Es fundamental que no se retrase o detenga la asistencia humanitaria y de otro tipo «, dijo.
Sigue existiendo una oportunidad
Mladenov se sumó a llamado de Guterres de descartar los planes de anexión israelíes, que podrían desencadenar inestabilidad en todo el territorio palestino, e instó a la comunidad internacional a trabajar para que las partes retrocedan de sus actuales posiciones y reemprendan el diálogo hacia la paz.
«En las próximas semanas, es posible que se adopten decisiones que causen un daño irreparable a las sociedades palestina e israelí, a la seguridad y al bienestar económico de ambos pueblos», dijo.
No obstante, quiso proyectar un rayo de esperanza al afirmar que «esta sombría visión, sin embargo, no es todavía un hecho consumado. La oportunidad se está cerrando, pero todavía hay tiempo para evitar el caos. Se requerirá un esfuerzo concertado de todas las partes interesadas y la voluntad de asumir riesgos políticos para lograr la paz».