La deforestación de la Amazonia brasileña creció un 12 por ciento en mayo respecto al mismo mes del año pasado, según datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

De acuerdo con la fuente, vinculada al Ministerio de Ciencia y Tecnología, la desaparición de las masas forestales alcanzó los 829 kilómetros cuadrados, lo cual supone un récord para mayo en los últimos cinco años.

La deforestación en la Amazonia entre enero y mayo es la mayor del período desde que el INPE comenzó a medir la devastación de la selva en agosto de 2015. En total, se deforestaron dos mil 32 kilómetros cuadrados (km²).

Tal aumento resultó del 34 por ciento en comparación con la pérdida del mismo período del año pasado y del 49 por ciento por encima del promedio histórico entre 2016 y 2019.

El área devastada es un 33 por ciento más grande que la ciudad de Sao Paulo. Su tamaño resulta aún peor entre agosto de 2019 y mayo de este año: seis mil 499 km², un aumento del 78 por ciento respecto a la misma etapa del pasado calendario.

‘Otro aspecto preocupante es que este período de 10 meses excluye junio y julio, cuando la deforestación es históricamente más alta’, precisa el INPE en una nota.

Especialistas alertan que estamos ante un escenario de catástrofe total en la Amazonia, con la expectativa de más áreas abiertas, invasiones y quemas que se suman al triste escenario de la propagación de la pandemia de Covid-19 en todo el bioma.

Subrayan además su preocupación, pues es ahora cuando comienza la temporada de más tala e incendios provocados, que coincide con la estación seca.

De continuar la tendencia, Brasil podría batir este año el récord de deforestación del periodo pasado: entre agosto de 2018 y julio de 2019 se destruyeron más de 10 mil kilómetros cuadrados de selva.

Las críticas a las políticas del gobierno sobre medio ambiente se recrudecieron por la multiplicación de incendios en la Amazonia en agosto, que derivó en una ola de llamados de la comunidad internacional, liderados por Francia.

Por las quemas en el pulmón del planeta también se responsabiliza al presidente Jair Bolsonaro, quien enfrenta cuestionamientos por su política a favor de la agroindustria en la Amazonia y una reacción morosa frente al desastre natural.

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