por Gabriel Bulgach
La próxima semana dará inicio la Asamblea Mundial de la Salud, que organiza anualmente la OMS. La particularidad de este encuentro es el contexto de la pandemia de coronavirus que desde finales de 2019 viene desplegándose en todos los rincones del planeta, y que a la fecha no cuenta con un tratamiento probado y efectivo.
El planeta entero se encuentra a la expectativa del desarrollo de un tratamiento eficaz y una vacuna que permita la generación de los anticuerpos respectivos.
En este contexto, se ha elaborado una petición a la Asamblea, para exigir que cuando se consigan tratamientos y vacunas efectivas contra el COVID-19, las mismas estén libres de patentes, se produzcan masivamente, se distribuyan equitativamente y se pongan a disposición de todas las personas, en todos los países, de forma gratuita.
La carta[i], coordinada por ONUSIDA y Oxfam, advierte que el mundo no puede permitirse que los monopolios y la competencia se interpongan en el camino de la necesidad universal de salvar vidas. Dicha iniciativa fue firmada por políticos, prestigiosos economistas y especialistas en salud.
En el documento se manifiesta que “ahora NO es el momento de permitir que los intereses de las empresas y Gobiernos más ricos se antepongan a la necesidad universal de salvar vidas ni de dejar esta tarea tan importante y ética a merced de las fuerzas del mercado. El acceso a las vacunas y a los tratamientos como bienes públicos mundiales va en beneficio de toda la humanidad y no podemos permitirnos que los monopolios, la competencia feroz y el nacionalismo miope se interpongan en nuestro camino.
Debemos tener siempre presente la advertencia que reza que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo. Tenemos que aprender las dolorosas lecciones de una historia de acceso desigual en el tratamiento de enfermedades como el VIH y el ébola, pero también debemos recordar las victorias pioneras de los movimientos de salud, incluidos los y las activistas y defensores de la prevención contra el sida que lucharon por el acceso a medicamentos asequibles para todo el mundo.”
Finalmente “exigimos un acuerdo global sobre las vacunas, diagnósticos y tratamientos para el COVID-19 implementado bajo el liderazgo de la Organización Mundial de la Salud que, aplicando ambas lecciones aprendidas:
- Garantice el intercambio obligatorio en todo el mundo de los conocimientos, datos y tecnologías relacionados con el COVID-19, además de la creación de patentes conjuntas y de libre acceso del COVID-19 para todos los países. Se debe empoderar y permitir a los países hacer pleno uso de las salvaguardias y flexibilidades acordadas en la Declaración de Doha relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la salud pública para proteger el acceso universal a los medicamentos.
- Establezca un plan global y justo de fabricación y distribución rápida (totalmente financiado por las naciones ricas) para la vacuna y todos los productos y tecnologías en relación con el COVID-19 que garantice precios de coste reales transparentes y se suministre según la necesidad. Es necesario comenzar a adoptar medidas urgentes que fomenten la capacidad mundial para fabricar miles de millones de dosis de vacunas y formar, contratar, pagar y proteger a los millones de trabajadores y trabajadoras de la salud que se necesitan para suministrarlas.
- Garantice que las vacunas, diagnósticos, pruebas y tratamientos para el COVID-19 se proporcionen gratuitamente a toda la población mundial. Hay que dar prioridad al acceso de los trabajadores y trabajadoras de primera línea, de las personas más vulnerables y de los países pobres con menor capacidad para salvar vidas.
En esta misión, no podemos dejar a nadie atrás. La OMS debe establecer una gobernanza democrática transparente que incluya a personas expertas independientes y a organizaciones socias de la sociedad civil, ambos elementos esenciales para consolidar la rendición de cuentas de este acuerdo.
Al hacerlo, también reconocemos la urgente necesidad de reformar y fortalecer los sistemas de salud pública en todo el mundo, eliminando las barreras para que tanto las personas ricas como las más pobres puedan acceder a la atención médica, las tecnologías y los medicamentos que necesitan, gratuitamente y en todo momento.
Solo una vacuna universal, que tenga los valores de la igualdad y la solidaridad en su epicentro, puede proteger a toda la humanidad y hacer que nuestras sociedades vuelvan a funcionar de forma segura. Por todo ello, ha llegado la hora de crear un valiente acuerdo internacional.
[i]https://www.unaids.org/es/resources/presscentre/featurestories/2020/may/20200514_covid19-vaccine-open-letter