Desde el comienzo de la crisis sanitaria por covid-19 hay estadísticas que nos dicen que el uso de internet ha incrementado de un 29% eso a nivel mundial y de un 69% si calculamos solamente los países de la ocde, teletrabajo, videollamadas, clases virtuales, en fin una nueva vida mas virtual para una gran parte de nuestro planeta significa también mas posibilidades para las grandes corporaciones de internet acceder a nuestros datos. ¿Cuáles son los riesgos de todo esto y como podemos protegernos de estos peligros virtuales?
Bueno obviamente es un gran alivio que no estemos totalmente aislados en casa y es muy normal que incrementemos el uso de internet en estos momentos. Yo creo que para entender los peligros hay que entender el modelo de negocio que está por detrás del desarrollo de internet y que, evidentemente, qno era la única forma posible de desarrollar la tecnología.
De hecho, lo que se ha se ha llamado capitalismo de vigilancia fue algo inventado por Google a inicios de este siglo, buscando cómo rentabilizar las plataformas. ¿En qué consiste? En apropiarse de la experiencia humana como una materia prima gratuita para transformarla en lo que se puede llamar datos comportamentales o sea, datos de nuestro comportamiento y luego fue desarrollado por Facebook y otras empresas.
Una pequeña parte de estos datos está efectivamente destinada a mejorar el servicio que recibimos, pero todo lo demás constituye lo que podemos llamar excedente comportamental que, mediante inteligencia artificial, es transformado en productos de predicción que se venden a anunciantes, empresas, gobiernos e instituciones que necesitan tener predicciones fiables para sus inversiones y su planificación.
Esta fue la primera fase. Luego encontraron que para tener predicciones mas certeras del comportamiento humano, la mejor manera es incidir en ese comportamiento para que sea conforme a los resultados que se buscan. Así, encontraron estrategias para motivar, persuadir, aguijonear con mayor insistencia hacia los comportamientos deseados y lo hacen en gran parte a través de las redes sociales. Obviamente, para poder moldear comportamientos no les basta solo con conocer a fondo nuestro hábitos e intereses sino también nuestra salud, nuestro carácter y hasta nuestros pensamientos íntimos. El internet expande esas posibilidades exponencialmente.
El riesgo esta ahí, yo creo que Facebook ha logrado ir más lejos con la generación de jóvenes nativos digitales, en los que genera una dependencia compulsiva de sus plataformas, justo en una fase de la vida en la que son mas vulnerables ante la presión y la aceptación de sus pares, todo ello con interés de lucro particular y muchas veces generando secuelas de infelicidad, de estrés, de angustia. Finalmente, se trata de estrategia super secretas. No nos damos cuenta de ellas.
¿De qué modo todos esos riesgos se agudizan en la actual situación?
Ya veníamos en camino hacia un uso cada vez mas intensivo de las tecnologías y eso no es malo porque las tecnologías pueden servir para muchos fines benéficos que nos facilitan mucho la vida. Lo que ha pasado con la pandemia es que se ha acelerado esa transformación. Antes, el teletrabajo no era muy común entre nosotros, ahora sí. Antes ya había plataformas educativas, pero ahora se están usando intensivamente. Hay una acelaración hacia ese nuevo modelo de sociedad digital y los más listos para aprovechar de esto son las grandes empresas que, evidentemente, se han posicionado mejor en este período.
En esta perspectiva, las oportunidades de crear modelos más respetuosos del derecho a la privacidad han quedado un poco atrás. Creo justamente que uno de los retos que tenemos es ver cómo, desde lo personal y lo colectiva, identificamos plataformas y opciones que se pueden desarrollar para competir con las plataformas corporativas y el otro, es la generación de políticas públicas y legislación que lastimosamente no existen en buena parte de nuestros países. Tenemos una serie de retos hacia delante para asegurar que el modelo de tecnología no sea principalmente ese modelo corporativo que está, en este momento, ganando el tablero.
¿Cómo esta situación puede vulnerar derechos humanos?
Hemos llegado al teletrabajo sin ninguna preparación. En la mayoría de los países no está regulado, no está claro quién se responsabiliza de los equipos, cómo son los horarios de trabajo, cómo se garantiza el reposo y el tiempo libre y, lógicamente, esto se complica con todas las tareas de cuidado. También el derecho a la educación está en riesgo, no solamente por las brechas de acceso y conectividad sino también por la falta de opciones de plataformas propias frente a lo cual, nuevamente, Google sale ganando. En Estados Unidos 50% de las escuelas ya usaban esa plataforma y en Nuevo México le acaban de iniciar un juicio a Google porque esta ilegalmente rastreando y guardando datos personales de niños de menores de 13 años para fines no educativos.Realmente sería muy importante desarrollar o adoptar las plataformas que ofrecen garantías que no vulneren a niños, niñas y adolescentes.
Existen efectivamente alternativas que nos “desgooglizan”. Al parecer, esas alternativas no tienen el mismo nivel de eficacia en los servicios. ¿Es así? ¿Se puede cerrar esa brecha? ¿Qué tenemos que cambiar en nuestra mentalidad, para acceder a estas alternativas?
Yo creo que hay diferentes niveles, si uno piensa en la tecnología que uno usa en su computadora hay opciones muy buenas. Firefox, por ejemplo, es una navegador que ofrece más seguridad que Google. En correo electrónico te obligan a tener una cuenta en Gmail pero no estas obligado a usar tu cuenta de Gmail para toda tu correspondencia personal, ahí tienes la opción de abrir una cuenta en otro tipo de plataforma. Lo mismo sucede con las redes sociales. Ciertamente si se quiere llegar masivamente, en necesario por el momento usar las redes corporativas, pero si se trata de cuestiones personales, puedes usar otras redes. Las redes sociales corporativas no son espacios para exponer lo personal.
Creo también que necesitamos ir más allá de lo personal hacia acciones colectivas para lograr buena legislación por ejemplo, de protección de datos. Empujar para que nuestros gobiernos y parlamentos establezcan este tipo de normativas.