Este artículo continúa una serie que intentará explicar brevemente distintos aspectos de la propuesta de la Renta Básica Universal (RBU). Para ver toda la serie de artículos publicados sobre este mismo tema, pulsar aquí.
La RBU lo que pretende es fijar un piso mínimo, a partir del cual todas las personas se podrán desarrollar de la manera que elijan hacerlo. Se trata de llevar un paso más la teórica igualdad de todas las personas ante la ley, hacia una igualdad real de oportunidades.
Vivimos en sociedades muy injustas, donde el lugar de nacimiento determina en buena medida las opciones que tendrá una persona en su vida. No es lo mismo nacer mujer que hombre, ni hacerlo en un país rico que en uno pobre, ni tampoco es indiferente la posición social de la familia. Así, mientras algunos tendrán un amplio abanico de oportunidades para aprovechar, la mayoría tendrá que trabajar muy arduamente, compitiendo entre sí, para tener “alguna” oportunidad. La RBU viene a compensar, en parte, esa desigualdad inicial.
El objetivo no es que todos vivamos y seamos iguales, ya que eso iría en contra de nuestra libertad individual, sino por el contrario, es ampliar el abanico de posibilidades que se nos puedan presentar en la vida, gracias a un piso mínimo que no nos dejará caer en lo más hondo del pozo. Así, esta propuesta es capaz de conciliar la justicia social con la necesaria libertad individual.
La RBU es un objetivo a nivel social, pero a nivel individual es un punto de partida, un primer peldaño que permita a todos iniciar un merecido ascenso como seres humanos. Ha llegado la hora de la RBU.