El secretario general de la ONU, António Guterres, advierte que la ciudad yemení de Adén registra la tasa de mortalidad más alta del mundo por coronavirus.
“Ningún país es más vulnerable que Yemen. En Adén, tenemos la tasa de mortalidad por COVID-19 más alta del mundo: el 17 % de los enfermos mueren”, dijo el jueves el máximo titular de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en una rueda de prensa.
De acuerdo con Guterres, el empobrecido país árabe vive una situación absolutamente trágica y necesita ayuda humanitaria y donaciones internacionales urgentes para poder luchar contra la COVID-19.
“Habrá una conferencia sobre promesas de contribuciones pronto, y espero que la comunidad internacional muestre solidaridad con el pueblo yemení y financie completamente la solicitud que se presentará”, añadió el secretario general.
El 10 de abril, Yemen anunció su primer caso de la COVID-19 en la provincia oriental de Hadramaut. Hasta la fecha, se han confirmado más de 250 casos de coronavirus, de los cuales 59 han muerto y solo 10 personas se han recuperado.
La ONU ya expresó su preocupación de que los números verdaderos pueden ser mucho más altos que los reportados debido a la baja capacidad para hacer las pruebas correspondientes.
La propagación de la COVID-19 en Yemen ha aumentado los temores mundiales sobre las consecuencias que ello acarreará en un país empobrecido y destruido, donde el sistema sanitario colapsó hace tiempo por la agresión liderada por Arabia Saudí y epidemias como el cólera, que han hecho estragos entre la población.
La ciudad de Adén vive una situación peor de caos e inseguridad en comparación con el resto del país desde que las llamadas fuerzas del Consejo de Transición del Sur tomaron el control de todas las bases militares y del palacio del fugitivo expresidente yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi en agosto.
Los separatistas buscan restablecer la independencia del sur de Yemen y separar Adén de los territorios del norte del país, controlados por el movimiento popular Ansarolá.