El gasto militar mundial alcanza un nuevo récord – Las cifras del SIPRI muestran que la carrera internacional armamentista continúa.

A pesar de la ardiente necesidad de resolver los principales problemas mundiales juntos sobre la base de la cooperación, las naciones industrializadas siguen dependiendo de las carreras de armamentos y la rivalidad. Las cifras del SIPRI muestran claramente la naturaleza desproporcionada del gasto militar, y las desastrosas consecuencias para el medio ambiente, el clima y ahora la salud son inequívocas.

Las nuevas cifras del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo fueron comentadas e interpretadas por la Oficina Internacional de la Paz el lunes, después de que el SIPRI publicara los últimos datos. Debido a la pandemia global de COVID-19, la conferencia de prensa se realizó en línea este año. Las cifras del SIPRI también fueron evaluadas a la luz de la pandemia actual, lo que hizo aún más evidente cómo la priorización de los gastos militares en todo el mundo está en enorme desproporción respecto de los diferentes sectores.

EE.UU.: Solitario en la cima

SIPRI Zahlen: Neuer Höchststand der weltweiten Rüstungsausgaben – Wettrüsten geht weiter

Fuente: Tendencias del SIPRI en los gastos militares mundiales, 2019.

En 2019, el gasto militar mundial alcanzó otro nivel récord con un aumento del 3,6 por ciento en comparación con 2018, continuando la tendencia mundial a la carrera armamentista de los últimos años.

Tarja Cronberg, miembro del SIPRI, interpreta el aumento y especialmente el gasto de los EE.UU, China y Rusia -que están entre los 5 primeros – como prueba de la creciente rivalidad entre las tres grandes potencias. Con su presupuesto armamentista, los EE.UU. por sí solos representan el 38% del gasto mundial en armas. Amela Skiljan, coordinadora del IPB, ayuda a desglosar la enorme suma de 1.917.000 millones de dólares de gasto mundial en armas en 2019, para ayudarnos a comprender su magnitud: 1.917.000.000.000 de dólares anuales significan un gasto militar mundial de 60.800 dólares por segundo.

Alemania quedó en octavo lugar, detrás de Francia y el Reino Unido, con un aumento del 10% de su presupuesto en comparación con 2018. Los 29 estados de la OTAN juntos representan casi la mitad de todo el gasto militar mundial, con 1.305 mil millones de dólares. Otras grandes potencias económicas también encabezan la lista y casi sin excepción registran un aumento del gasto en cada país. En contraste, los mayores descensos se registran en los países africanos y en algunos estados de Oriente Medio, donde, no obstante, continúan los conflictos militares.

Karin Vogler, dirigente de Die Linke (la izquierda) califica a las nuevas cifras de «aterradoras» y exige que haya «una discusión política» sobre ellas. ¿Qué es lo que va a pasar después? Ella califica a Alemania como «campeones mundiales en armamento» y culpa al gobierno alemán de su esfuerzo por tener un papel de liderazgo militar. Pero especialmente en tiempos de la crisis del Coronavirus, Vogler enfatiza la necesidad de una redistribución del gasto militar alemán y un replanteamiento del Gobierno Federal. La pandemia «muestra las graves consecuencias si los sistemas sociales y de atención de la salud no son plenamente funcionales» cuando en realidad es necesario amortiguar los efectos económicos y sociales de la pandemia, luchar contra la pobreza y proporcionar una infraestructura que satisfaga las necesidades de la población. «No debemos aceptar estos horribles gastos militares», reclama Vogler y también señala la inminente pandemia de hambre, de la que ya ha advertido el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

«Con el 13,5% del gasto militar mundial, cada persona en la tierra podría tener algo para comer todos los días», dice, destacando una vez más el enorme desequilibrio en el gasto.

Después de la pandemia del Corona, una batalla de redistribución es inminente. Alemania debe pasar de ser campeón mundial en armamento a serlo en desarme para promover la transformación y la redistribución internacional. Amela Skiljan está de acuerdo y hace hincapié en que el gasto militar debe ser redistribuido en áreas como la infraestructura, la educación, la salud, los asuntos sociales y el desarrollo.

Como representante de la sociedad civil, el Secretario de Estado Parlamentario para el Medio Ambiente, Michael Müller, Naturefriends e.V., aboga por un movimiento pacifista diverso y subraya que las fuerzas deben unirse con los movimientos sociales y medioambientales. Debe adoptarse una idea de cooperación, entendimiento y una política de distensión: «La humanidad necesita pan, no bombas», cita Müller la bendición de Pascua del Papa.

Philip Jennings, Copresidente del IPB, comparte una opinión similar: «Es hora de la solidaridad mundial […] es hora de un movimiento por la paz. Las oscuras y aterradoras cifras del SIPRI deben ir seguidas de una respuesta animada, optimista y ambiciosa. La sociedad civil debe ejercer presión e introducir la dimensión de la paz en el discurso global».


Traducción del inglés por Sofia Tufiño