Hace unos pocos días se cumplieron dos meses del 8 de marzo. Volví a mirar el almanaque. No puede ser, ¿recién dos meses? Parece que pasó un año. Curiosamente justo un año atrás estaba viviendo mi primer 8 de marzo en Amsterdam.
Soy parte del grupo Feministas en Holanda y ese día fue una gran oportunidad para conocer el territorio en el que me iba a mover en la militancia. Experimentar una marcha por una ciudad sin bombos ni megáfonos, por ejemplo.
El feminismo es flexible e ingenioso. Utiliza muchas veces los cuchillos que le lanzan para cortar prejuicios, ataques y ofensas. Sabemos de reinventarnos. Una y otra vez. Somos conscientes que nuestra cuna patriarcal nos enseña que nos debemos adaptar ante cualquier circunstancia “en nombre del amor”. Sin embargo, en la deconstrucción –constante– aprendemos a abrazar nuestra adaptabilidad y a luchar “en nombre del amor: propio”.
En lo particular, militar un feminismo decolonial en un país europeo no es poca cosa. Se presenta el constante desafío de traer una nueva forma de luchar, un enfoque diferente.
El año pasado quedó a la vista la presencia latinoamericana por las calles de Amsterdam, aún cantando solo arengas en español a los gritos y haciendo percusión golpeando con un selfie-stick una caja de zapatos que encontré por la calle.
Sin embargo, este año viví la verdadera unión entre desconocidxs que deviene de las causas comunes. Vi nacer un grupo de percusión improvisado, con pocos instrumentos y algunos hasta hechos en casa, como una revancha casi personal después de la caja de zapatos.
La fuerza y el ritmo latino tiene mucho para aportar en este territorio. En este caso, fue el estandarte de un feminismo contundente, ruidoso, furioso y divertido.
Somos las mujeres del sur haciendo ruido en el norte.
Este año en Amsterdam vibró una fuerza ancestral de los pueblos que reclaman y luchan. Este año armamos una pequeña “murga” con lo que teníamos a mano. Así nació “La Tribu”. Hicimos lo que queríamos hacer.
Hace unos meses viajé a Argentina para el Encuentro Plurinacional de Mujeres y disidencias donde marché con las pibas de Mala Junta Feminismo Popular. El grupo de percusión –La guardia Sacayana– se había encargado de crear nuevas arengas feministas para sumar al clásico “Poder Popular” y repartían unos pequeños cancioneros con las letras. Ese cancionero (y toda la adrenalina en mis venas) viajó hasta los Países Bajos.
Tres meses después, en plena organización de las acciones para el 8M en Amsterdam, asisto a una convocatoria abierta para mujeres que quieran hacer percusión.
Mona Vasquez, feminista y percusionista chilena, se había lanzado a materializar un sueño que comenzó junto con su dolor e impotencia ante la represión brutal que estaba viviendo su pueblo en medio del estallido social. Un grupo que surja desde la necesidad para la huelga feminista del 8 de marzo, pero que permanezca como espacio de contención, formación y comunidad. Un deseo de mujeres que se unen a tocar tambores, sabiendo hacerlo o no, confiando en el ritmo natural del cuerpo, de la tierra, como hermanas y compañeras.
Para la siguiente reunión yo ya estaba con mi cancionero a mano. Ahí encontré una compañera barrial, Sofia Antonellini, cordobesa y murguera que también conocía algunos de los temas. Era mucho mas fácil crear un ritmo simple para las letras que todavía seguían sonando en mi cabeza.
La Tribu, hasta ese momento solo mujeres auto-convocadas de Chile, Argentina, México, España y Holanda, se vio en la tarea de aprenderse canciones nuevas en tan solo 2 ensayos.
Los temas salían, pero algo faltaba. Las letras contundentes quedaban sin sentido teniendo en cuenta que íbamos a estar llamando la atención y queríamos transmitir un mensaje. Por más que busqué y busqué, no encontré canciones feministas en inglés para poder usar.
Faltaban dos semanas para el paro, cuando de repente mientras hacía tiempo en un aeropuerto en Londres, me puse a escribir arengas feministas en inglés partiendo desde el legendario cancionero de Mala Junta. No podía parar. Necesitaba poder gritar palabras que no son tan comunes en el feminismo de este territorio: capitalismo, sistema, patriarcado, disidencias… Consulté con amigas estadounidenses e inglesas y hasta encontré una pagina web que me ayudaba con las rimas.
De pronto entendí que tal vez esto podría abrir un camino para muchísimas compañeras queriendo manifestarse en países no-hispanohablantes. Ese sentimiento de amor y solidaridad que surge de pensar colectivamente, mas allá de todo territorio e individualidad.
Ya de vuelta en Amsterdam y en el transcurso de una semana, teníamos armado un cancionero con las arengas en español de un lado, y sus humildes versiones en inglés del otro, para que la música acompañe el mensaje de protesta claro y sin vueltas.
Una invitación abierta, pluricultural, que busca interpelar mas allá de los lenguajes y nacionalidades.
Este año salimos a las calles de una ciudad en la que poco se reclama, golpeando tachos de pintura y haciendo rimas. Este año no fue solo “una fiesta por el día de la mujer”, sino que fue un verdadero paro feminista.
Hemos decidido conquistar nuestra libertad y nuestros derechos en cualquier parte del mundo en que nos encontremos. Hemos entendido que la inclusión no es adaptabilidad, sino un llamado a unirnos.
Juntas y organizadas
Hoy vivimos una situación a nivel global que nunca antes habíamos visto. Tenemos claro que a la realidad tal como nos era dada, no volvemos mas.
Lo personal es político, decimos como bandera las feministas. Desde nuestra intimidad y subjetividad mas profunda, que es donde se da la verdadera deconstrucción, sigue su camino hacia lo político, hacia lo social y colectivo, hacia lo comunitario. Desde la impotencia, la frustración, la opresión, la bronca y todos los puntos que nos unen, nos engarzamos como en un antiguo telar y así avanzamos en red. Unidas.
Este 8 de Marzo –solo un par de días antes de que se declararan las medidas de distanciamiento social por el covid-19 en Holanda– las mujeres salimos con nuestros tambores a las calles con una organización que partía desde lo absolutamente personal. En nuestras tierras nosotras luchamos así, a los gritos, porque nos están matando.
Y seguiremos haciéndolo, tejiendo redes con mas compañerxs mas allá de cualquier frontera para trabajar juntxs y pensar alternativas feministas a todo lo que queremos derrumbar.
Este es un momento clave, compañerxs. Lo que viene requiere ensamblaje. Mas allá de cualquier partido político y bandera. Los pueblos y sectores oprimidos e históricamente silenciados, las mujeres y todas las disidencias nos organizamos y lo hemos demostrado. En este momento más que nunca vibramos como humanidad la necesidad de pensar nuevas estrategias de solidaridad colectiva. Hoy ponemos en acción la empatía que profesamos y no miramos al costado ante los reclamos de los sectores mas afectados. Una vez más gritamos lo personal es político, porque esta pandemia nos afecta de una manera particular y no hay cuarentena ni distanciamiento social que pueda pararnos.
Juntas y organizadas. Cambiándolo todo. En todo el mundo.
Galeria de fotos completa | Canal de youtube
Para descargar:
Cancionero de arengas feministas | Feminist Protest Songs